;enseñar cosas;

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(aviso que no está revisado bc tengo sueño)

Al principio no sabía si era buena idea ir o no a casa de Sean, pero finalmente decidió ir. Lo que le había dicho Jason no tenía por qué seguir afectándole, sobretodo porque quién sabía lo que podía pasar en un futuro. Quizá cuando empezaran la universidad pudieran seguir viéndose. Lo dudaba mucho, en realidad. Además de que ese mismo día en la madrugada iba a coger un avión junto a sus padres rumbo a España para pasar allí un par de días, ya que era Semana Santa, y tenía que ver una vez más a Sean. Y las mierdas que Jason había soltado por la boca no le podían afectar.

Sacudió la cabeza para intentar despejar su mente de todos aquellos pensamientos que tanto odiaba. No podía soportar pensar en que Sean y él pudieran dejarlo, porque de verdad le quería. Jamás se le había pasado por la cabeza que en algún momento sería novio de un chico. Y menos de Sean, sobretodo porque al principio tenía ganas de meterle el estuche por la boca para que se callara de una buena vez, pero luego... Ahí estaba, deseando que su relación durara mucho tiempo, pensando tal vez demasiado en él y además, había hecho el amor con el, por cursi que suene. Y Cristian odiaba las cosas cursis.

Había llamado a su madre diciéndole que no hacía falta que le recogiera, que iba a ir a ver a Sean, que estaba enfermo. Cristian evidentemente no había visto a su madre mientras hablaban, pero sabía que había puesto una cara pervertida cuando habló con él. No preguntéis cómo, pero Cristian lo sabía. Quizá lo había notado en el tono de voz que había utilizado su madre.

Por el camino a casa de Sean se fumó un cigarrillo, mientras que intentaba mantener la cabeza despejada, pero eso era una tarea bastante difícil para una persona como él, que piensa demasiado en todo. Cuando finalmente llegó, suspiró cansado al estar frente a la puerta de madera y llamó al timbre, esperando. Sabía que Sean estaba solo, ya que aunque Mark ya había salido del colegio, estaba en casa de un amigo, y sus padres estaban trabajando, así que Sean estaba solo. Y eso era perfecto.

Esperó cerca de un minuto hasta que al fin Sean se dignó a abrir. Iba despeinado y con unos pantalones de pijama que le colgaban de la cadera. Y nada más. Iba descalzo y Cristian sabía que Sean no estaba llevando ropa interior. Lo sabía y punto.

-Sabía que ibas a venir, bonito.-sonrió.

Cristian rodó levemente los ojos y Sean lo cogió de la cinturilla de los pantalones del uniforme del instituto, sintiendo los cálidos labios de su novio contra los suyos. Cristian cerró los ojos y por un momento se le olvidó lo que había pasado antes con Jason. Estaba con Sean y se querían. Y eso era lo que importaba en ese momento.

-¿Estás malo y vas así por la vida?-le regañó poniendo uno de sus dedos sobre su pecho.

-Antes estaba desnudo, da las gracias de que te haya abierto con pantalones. O tal vez no las des.

Cristian pasó dentro y Sean cerró la puerta. Sean en un impulso abrazó a su novio por la espalda, pasando sus brazos por la cintura, y sintió las manos frías de Cristian sobre las suyas. Apoyó la mejilla entre los omoplatos de su novio y notó que este había estado fumando, y Cristian solo fumaba cuando se estresaba o tenía ganas de matar a alguien. Pensó en preguntarle si le preocupaba algo, pero tampoco tenía mucho interés en hacerlo. Cristian se estresaba con facilidad pensando en el futuro y tenía un humor de mierda. De media Cristian quería matar a alguien cada diez minutos.

El castaño hizo que las manos de Sean se separan de su estómago y se giró para mirarle. Sean le puso bien las gafas sobre la nariz y Cristian cambió el peso del cuerpo de una pierna a otra.

-¿Cómo estás?-le preguntó, pasando una mano distraídamente por su pecho desnudo, tal vez recordando algunas cosas que pasaron el día anterior.

NoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora