;perra, falsa y pelirroja;

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-¿Sabes? Hoy es sábado.-se dejó caer a su lado en el sofá.

Cristian se recostó mejor en el incómodo mueble y miró al rubio de reojo.

-¿Y?

-Que hay que hacer algo guay, ¿o no vas a salir hoy?-preguntó apoyando la cabeza en el hombro de su compañero de mesa.

El castaño al sentir de tan cerca a Sean, se tensó, pero lo dejó pasar. No tenía ganas de discutir.

-No creo, quiero seguir viendo mi serie.

Sean rodó los ojos y se separó de él, para así mirarlo cara a cara.

-¿Eso es lo que hacías cuando vivías en España? ¿Ver series? Cristian, por favor.

Rodó sus ojos verdes y lo miró por encima de las gafas.

-¿Quieres que esta vez sea yo el que te cuenta una historia sobre alguna mierda?-arqueó una ceja, esperando una respuesta.

Sean asintió rápidamente. Que el que hablara fuera Cristian y no al revés era algo que nunca había pasado antes y que sinceramente le interesaba. Cristian en general le interesaba, aunque sabía bastante poco de él. Cristian era una persona bastante cerrada, tímida y cortante, así que se pusiera a contarle cosas que hacía en España era todo un logro, sobre todo para él, que parecía que no le acababa de caer del todo bien.

Sean miró sorprendido al chico. Lo estaba tanto, que se quedó un rato en silencio intentando asimilar lo que acababa de oír, hasta que Cristian volvió a rodar sus ojos verdes y bufó.

-Cierra la boca, que te entran moscas.

Sean rio un poco.

-Me sorprendes, pillín. No pensaba que bebieras con quince.

-Ah Sean, no me jodas. Y no me llames pillín, imbécil.

Y tras decir aquello, se levantó del sofá y se fue a la planta de arriba, dejando solo a Sean en el sofá, que seguía procesando lo que le había contado Cristian. Oyó que alguien pegaba en la puerta, así que esperó un poco para ver si alguien bajaba a abrir, pero como eso parecía que no iba a pasar, se levantó y andando rápido fue a abrir, ya que volvieron a llamar.

-Ya va, ya va.

Y detrás de la puerta, se encontraba una chica de más o menos su edad, con una gran sonrisa en los labios. Sean entrecerró los ojos al verla y se apoyó en el marco de la puerta con los brazos cruzados. La chica se sintió sobrecogida por la mirada de Sean, así que solo acertó a carraspear la garganta y a tenderle una pequeña caja.

-Soy Claire. Mis padres y yo nos acabamos de mudar a la casa de enfrente, y bueno, mi madre me dijo que trajera galletas.

El rubio cogió con rapidez la caja y le sonrió falsamente.

-Pues gracias, Clare, ya te puedes...

Pero antes de terminar de hablar, escuchó unos pasos detrás de él, y al ver que Claire ya no lo miraba a él, sino detrás de él, sabía que Cristian estaba ahí.

-¿Quién eres?

-Nadie, cariño. Ya se iba...-iba a cerrar la puerta con el pie, pero Cristian le metió un codazo en las costillas, apartándolo a un lado.

-No me digas cariño, Sean.-lo miró mal.

El rubio se llevó una mano a las costillas y le dedicó una última mirada a Claire, antes de irse a la cocina y tirar la caja de las galletas a la basura. Se sacudió las manos y agudizó el oído. Cristian y Claire estaban riéndose de a saber qué, y eso hizo que rodara los ojos.

-Hola, soy Clarissa y bla bla bla.-puso voz aguda-.Será perra, ligando con mi hombre.

Analizó lo que acababa de decir y le entró la risa tonta. Estuvo riendo un rato más, hasta que Cristian entró en la cocina y se apoyó en el marco de la puerta, mirándolo a través del cristal de las gafas.

-¿De qué te ríes?

Sean suspiró profundamente y se secó una lágrima imaginaria.

-¿Yo? De nada.

Cristian asintió no muy convencido.

-Claire me ha dicho que te ha dado unas galletas, ¿las tienes?

El rubio abrió la boca enormemente y se llevó una mano al corazón.

-¿Te ha dicho eso? Pues no, no me ha dado nada. Es una falsa.

Cristian se encogió de hombros y se fue de la cocina.

-Perra, falsa y pelirroja. No le falta nada.-murmuró.

Cogió las galletas de la basura y se fue a su habitación compartida por su hermano, que jugaba a la Nintendo tirado en la cama. Al ver a su hermano mayor, se apoyó sobre los codos para mirarlo mejor. Dejó la caja de galletas sobre la mesita de noche y se pasó una mano por el pelo, no podía dejar la evidencia en la cocina, Cristian se daría cuenta en nada.

-Mamá y Laura se han ido de compras, no sé qué haces aquí.

Sean lo miró con una ceja alzada.

-¿Tengo que venir expresamente aquí para buscar a mamá? Ella podría estar en cualquier otra parte, eh.

Mark se quedó callado y observó a Sean apartar un poco la cortina de la ventana. Desde allí podía ver perfectamente a Claire en la calle, hablando con unas personas adultas. La chica sonreía y reía por algo, hasta que después de varios minutos, se metió en una de las casas.

-Con que la falsa vive ahí, eh... Pues no se librará de mí con facilidad, claro que no...-y tras decir eso, soltó una risa malvada, alzando las manos al techo, bajo la mirada de Mark, que lo miraba desde la cama con una ceja alzada.

-Mejor me voy de aquí...

Pero Mark no hizo ningún ademán de irse, en realidad esperaba que su hermano se fuera para así quedarse tranquilo de nuevo.

Sean sacó una chaqueta del armario y antes de irse, miró por última vez a su hermano.

-En la caja hay galletas.

Cerró la puerta tras de sí y bajó a la primera planta, donde no había nadie. Se puso la chaqueta y salió de la casa, sin saber muy bien a dónde iba ni qué iba a hacer.





que quede claro que no tengo nada en contra de las pelirrojas, eh

me recomendáis alguna serie para ver? me he visto tres temporadas de pequeñas mentirosas en menos de dos semanas y...pues eso. necesito más material para después



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