:tristes:

423 48 29
                                    

-Si te mueves un poco, cabré.

-Claro, como no eres largo ni nada.

-Claire, deja de quejarte y muévete.

-¡Es que no entiendo por qué quieres estar en esta postura! ¡Te he dicho que no cabes!

-¡Con Sean lo he hecho muchas veces y nunca se ha quejado!

-Te voy a meter una patada en la cara.

-Mira y calla.

Cristian se levantó de la cama de su amiga y arrastró la silla del escritorio hasta ponerla cerca del borde de la cama. Luego se volvió a subir, colocó un cojín en la pared, hizo que Claire apoyara la espalda en este y luego él apoyó la cabeza sobre su regazo, poniendo las piernas sobre la silla (ya que estas sobresalían demasiado de la cama).

-¿Ves? Cabemos los dos. Mujer de poca fe.

-Que te calles, eres un pesado. Si lo que querías hacer era apoyar la cabeza encima mía, nos podríamos haber ido al sofá del salón.

-Es que están tus padres y me da cosa.

Claire sonrió y negó con la cabeza divertida, pasando las uñas por las hebras castañas de su amigo.

-Eres tontito.

-Encima que quiero estar en plan cariñoso contigo. Eres una desagradecida.

Claire suspiró y posó sus ojos azules en la pantalla de la pequeña tele que había encima de su escritorio. Cristian, se acurrucó un poco más contra su cuerpo y pasó un brazo por encima de la pierna desnuda de su amiga, paseando la mano de abajo hacia arriba, mientras que Claire le seguía haciendo mimos en la cabeza.

-Pareces un gato. Te falta ronronear.

-Te pinchan las piernas.-Cristian intentó adivinar si el vello de las piernas de su amiga era rubio o pelirrojo, pero parecía que había de los dos colores. O tal vez era la luz.

-Me da mucha pereza depilarme. Y cuando lo hago me salen como granitos. No sé, tengo la piel sensible.

-Pero cuando sales a la calle siempre vas depilada.

-No quiero que me miren mal por la calle. La gente prefiere verme las piernas llenas de ronchas antes que llenas de pelo, así que.

Cristian giró la cabeza para mirar a los ojos a su amiga, que había parado de acariciarle la cabeza y que no despegaba los ojos de la tele, donde solo estaban echando anuncios.

-Eso es muy triste.

Claire miró hacia abajo y le enseñó una pequeña sonrisa. Se estiró para coger el mando de la tele que estaba encima de la mesita de noche y la apagó.

-Oye, ¿qué haces? ¿Ya no quieres ver más Friends?

-Hablemos de cosas tristes.

Cristian la miró desde abajo con los ojos entrecerrados.

-Eres rara.

-Habló el más indicado.-le sacó la lengua-. ¿Cómo te va con Sean?

-¿Sean? Creí que querías hablar de cosas tristes.

-Sean está triste, tú estás triste. Sois una pareja de tristes.

Cristian se quitó las gafas y se pasó el dorso de la mano por los ojos. Volvió a girarse y sus ojos se toparon con la versión poco nítida del escritorio de Claire. No quería mirarla a la cara.

¿Estaba triste? Puede. Pero la alegría que le provocaba estar con Sean era mucho mayor que la tristeza que había dentro de él. Era cierto que a veces cuando estaban juntos y se lo pasaban bien, se acordaba que en septiembre él se iba a ir, pero intentaba no pensar demasiado en eso. No merecía la pena.

NoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora