En las esquinas de cada ojo de Cristian, como siempre que sonreía, estaban aquellas arruguitas que tanto le gustaban a Sean. Tenía los ojos cerrados y las gafas le caían por el puente de la nariz, y el pelo lo llevaba hacia arriba. Sean, también sonreía. Tenía la cabeza inclinada para así poder besar a Cristian, aunque a ninguno de los dos se le veía más allá de debajo de la nariz porque Beer se había entrometido en la foto justo en el momento en el que Cristian le dio al botón. La mano tatuada de Sean descansaba sobre el hombro de Cristian, y Beer tenía los ojos verdes entrecerrados. En esa foto no se veía, pero sus labios estaban a nada de rozarse. Después de aquella sonrisa y aquella foto, hubo muchos besos, aunque no había fotos de ninguno de ellos.
Sean le dio vueltas al móvil entre los dedos y lo metió finalmente en uno de los bolsillos de su pantalón. Sin duda, aquella era su foto preferida. Tal vez era porque ese día fue uno bastante soleado, o porque luego él y Cristian dieron un paseo de la mano por el centro de Londres, o porque Cristian se había mostrado más cariñoso de lo habitual. No lo sabía, pero sí sabía que era su favorita. Y mientras que miraba aquella foto y otras muchas, estuvo haciendo un monólogo mental (y no tan mental, la enfermera lo había mirado raro un par de veces por hablar solo en el pasillo) sobre lo que le diría a Cristian cuando saliera de allí. Se sentía condenadamente mal. Lo primero es que no le debería haber dicho eso de "follar", porque él tenía una gran imaginación y no se imaginaba nunca follando con Cristian, siempre se lo imaginaba como algo más... sentimental. Así que lo de follar había sido una palabra mal elegida. Y normal que a Cristian se le escurriera la estantería de las manos, qué habría pensado de él.
Suspiró y miró la hora en el reloj que había en la pared frente a él. Eran las seis de la tarde, y aunque no había ventanas allí, sabía que ya era de noche hacía rato. Cristian todavía no había salido y por cada minuto que pasaba, se sentía peor. Y por no hablar del aburrimiento. Allí no había nadie, solo la enfermera que de vez en cuando cruzaba el pasillo para ir de un lugar a otro. Solo estaban él y la toalla manchada de sangre seca de Cristian a su lado.
Iba a volver a suspirar, cuando al fin Cristian apareció en el pasillo. Parecía cansado, dolorido y disgustado. Además de que no llevaba las gafas y Sean sabía que odiaba no llevar gafas. Y en el final de la ceja derecha, había una venda. Sabía que le habían tenido que poner puntos, y puso los labios como una línea recta al imaginárselo. Se levantó de la silla y cuando Cristian estuvo frente a él, no supo si abrazarle, si besarle o si agacharse y hacerle una mamada en compensación por todo el dolor por la maldita estantería. Ahora que lo pensaba... Nunca le había hecho una mamada a Cristian...
Pero al final, no hizo nada de eso. Sobretodo porque Cristian estaba de malhumor y cuando Cristian estaba de malhumor era mejor no hablarle ni acercarse mucho.
-¿Me dejas tu móvil? Tengo que llamar a mi madre. El mío me lo dejé en el coche de tu madre.
Sean le dio el Iphone sin dudarlo ya desbloqueado. Cristian se quedó unos segundos mirando la pantalla y Sean supo que antes había apagado el móvil sin salirse de la galería. Cristian miró a Sean y gruñó un poco al no verle nítidamente.
-Oye Sean...
-Perdón. De verdad que lo siento. No te debería haber dicho eso. Ya sabes que soy un imbécil bocazas. Yo no quería decir eso exactamente... No sería solo follar, Cristian.
Justo en ese momento, pasó una enfermera revisando unos papeles, y por ir cotilleando conversaciones ajenas en un intento de disimularlo mirando los papeles, le faltó unos pocos centímetros para estamparse contra la pared, aunque tuvo reflejos. Igualmente se quedó pululando por ahí.
Cristian suspiró y miró de soslayo la foto en la pantalla, aunque no la viera bien del todo.
-Sé cómo eres, Sean. Deja de disculparte.
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No
Novela JuvenilDonde Cristian le contesta "no" a todo lo que le dice Sean. Donde Sean no se da por vencido aunque todo lo que le responde Cristian es "no". Cristian es de ese tipo de chicos que cuanta menos gente le hable, mejor. Sean le hablaba a todo el mundo...