:droga:

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Sean se recostó lo mejor que pudo en la incómoda silla de plástico y se cruzó de brazos. Intentó recordar por qué no se había apuntado al equipo de baloncesto cuando tuvo oportunidad. Era verdad que se podía llegar a conformar mirando a los chicos jugar desde las gradas, pero luego se imaginaba jugando junto a ellos, con todos esos chicos sudados, y luego en las duchas y en los vestidores... Luego recordaba que Logan y Alec estaban en el equipo e igualmente no se le pasaban las ganas. Las ganas se le pasaban cuando recordaba que tenía un novio celoso que le echaría una bronca si supiera lo que pensaba. Menos mal que Cristian no sabía leer las mentes. Menos mal.

-Hey, rubio de bote.-Alec se sentó a su lado.

El rubio le sonrió y se fijó en el brazo escayolado de su amigo pelirrojo. Se había roto el brazo de la manera más tonta. Simplemente un día, decidieron hacer una carrera a caballito por el pasillo de la escuela, Sean encima de Logan y Louis encima de Alec. Todo fue divertido hasta que Alec se pisó los cordones de su zapatilla y cayó de mala forma al suelo, con Louis encima. Todo fue divertido antes de la caída, fue divertido cuando cayeron, no fue tan divertido cuando Alec se empezó a quejar del brazo y era divertido recordarlo una y otra vez.

-Zanahoria.

Alec rodó los ojos divertido y dejó caer su mochila en el asiento de al lado. Sean se dio cuenta que su amigo estaba masticando un chicle y abrió ampliamente los ojos azules.

-¿Tienes droga?

Durante años él y su grupo de amigos se habían referido a los chicles y gominolas como "droga", ya que debías ser muy cuidadoso de llevarlos al instituto si no querías acabar con las manos vacías. Tenías que ser cuidadoso y procurar que nadie te viera, así que era como traficar droga de cierta forma. Así que como Sean se refería a que si tenía un chicle, no se esperó la reacción de su amigo.

-¿Cómo te has enterado? ¿Quién te lo ha dicho? ¿Me espías?-entrecerró los ojos castaños.

-¿Tienes droga de verdad? Oh Dios mío. Yo solo quería un chicle pero ahora me tienes que dar un poco. O le digo a tu madre que la mancha del sofá de tu salón no es precisamente leche.

-¡Siempre me saltas con lo mismo! ¡Chantajista de mierda! Te odio.

Mientras que decía eso, cogió la mochila y del bolsillo pequeño sacó un porro que le tendió al rubio y este después de admirarlo un par de segundos, lo guardó en su mochila. Hacía mucho que no fumaba nada, para ser más precisos desde que ocurrió lo de los Gemelos Dark. El susto que se metieron todos les quitó las ganas de colocarse de nuevo, ya que a los gemelos no se les había vuelto a ver por el instituto, y a Paul tampoco, el chico del que todos sospechaban que los había delatado.

-¿Quién te los ha dado?

-Información confidencial.-masticó su chicle ruidosamente.

Sean no insistió y volvió a posar los ojos en los chicos que jugaban al baloncesto. Logan botaba la pelota, se la pasó a un compañero y unos segundos después, tiró a canasta y como la mayoría de ellos, falló el tiro. Eran tan condenadamente malos jugando. El entrenador pitó el silbato y reunió a los chicos formando un corrillo, y Alec miró de reojo a su amigo, que parecía bastante entretenido observando a los chicos jugar, aunque sabía que no era del todo verdad, Sean estaba más pensativo que de costumbre. Dentro de dos días, Sean iría a Gales para la entrevista de la universidad, y Cristian ya había hecho la suya en una universidad de Londres, así que los dos estaban en una fase mala de la relación. Todos sabían del tema de septiembre y a ninguno le convencía del todo, pero si sus amigos no querían separarse... La cosa era que Cristian no le había dicho a nadie cómo le había ido la entrevista (aunque todo el mundo sospechaba que le había ido demasiado bien), y Sean tampoco tenía pensado decir nada. Iría solo a Gales y solo él sabría cómo le había ido.

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