;ha nevado;

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Sean despertó cuando escuchó el suave ronroneo de Beer en su oído. Abrió los ojos y vio que el gato estaba demasiado cerca de su cara, como siempre, dormido sobre la almohada. El animal había cogido esa manía y como Cristian no se preocupó en su momento por quitársela, ahora Beer dormía siempre sobre la almohada. 

Procuró no moverse demasiado y como las luces estaban apagadas y fuera ya era de noche, apenas podía ver algo en la habitación. Se dio la vuelta y vio que Cristian seguía dormido. Estaba de espaldas a él, tapado con las sábanas hasta el cuello, y le entró curiosidad por saber si era porque tenía frío (que lo dudaba) o por si era por otra razón...

Acercó los labios a Cristian y le dejó un beso detrás de la oreja, notando que se movió un poco ante el contacto.

-Cristian, me voy.-le susurró.

No se esperó que su novio se diera la vuelta para verle la cara y que sacara el labio inferior a modo de puchero.

-¿Qué? ¿Por qué?

Sean pasó distraídamente los dedos por las hebras castañas de Cristian y le dejó un beso en la nariz.

-No quiero que tus padres me vean aquí así. Y ya no llueve.

Cristian puso los labios en forma de línea recta y después de unos segundos asintió. Cogió las gafas de la mesita de noche y se las puso, y aunque sin ellas veía lo que se podía decir bien a Sean, le gustaba verle lo mejor posible. Porque Sean decía que él era bonito, pero Sean lo era mucho más.

Beer terminó por despertarse y pasando sobre el cuerpo desnudo de Sean, se acurrucó contra su dueño, que lo recibió con una sonrisa y una caricia en la cabeza. Sean se levantó y bajo la atenta mirada de Cristian, se fue paseando desnudo por la habitación para recoger la ropa del suelo y ponérsela. Cristian encendió la luz de la lámpara de la mesita de noche y cerró levemente los ojos al no estar acostumbrados a la luz. Sean se estaba colocando los pantalones y tenía el pelo rubio despeinado. Beer ronroneó a su lado y restregó la cabeza contra el estómago de su dueño, indicando que quería caricias, y Cristian se las dio sin problemas, mientras que Sean se terminaba de vestir. Miró la hora en el despertador y vio que eran las ocho de la noche. Sus padres no llegarían hasta cerca de las diez, así que Sean se podría quedar un rato más, pero tampoco quería parecer un empalagoso de mierda, así que no dijo nada.

Sean se terminó de poner la chaqueta y Cristian le indicó que se acercara de nuevo a la cama. Le hizo caso y Cristian estirazó el cuello para darle un corto beso en los labios.

-Vas a pasar frío solo con eso.

Cristian rio al sentir el suave pelaje de Beer sobre su estómago, donde se había tumbado, y Sean sonrió levemente.

-Sabes que no voy a pasar frío.

-Como te resfríes, recuerda que mi yo del pasado te habrá dicho "te lo dije", y luego mi yo del futuro se enterará y te volveré a decir "te lo dije".

Sean rio y metió las manos en los bolsillos de la chaqueta.

-No me has dicho te lo dije.

-Te lo dije.-sonrió burlonamente.

Sean negó divertido y volvió a besar a Cristian, ese beso duró un poco más que el anterior, pero no mucho ya que Beer se encargó de arruinarlo haciendo un intento de arañar a Sean en la mejilla.

-Oye gato endemoniado, tendremos que compartir a Cristian, y como te me cabrees acabas en la calle.-lo amenazó señalándole con un dedo. Beer solo entrecerró los ojos verdes y pensó que eso sería algo que haría su novio.

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