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-Creo que la miopía me acaba de aumentar cuando he leído esto. Por el amor de Dios.

Sean soltó una carcajada y Cristian solo se limitaba a negar con la cabeza y a morderse el labio inferior, leyendo aún lo que había escrito su novio. Los dos estaban en casa del castaño, quien hacía el intento de enseñarle algo de español a su novio, aunque estaba resultando más difícil de lo que había pensado. Sean y las tildes no eran buenos amigos. Y tampoco era amigo de las haches. Ni de nada en general.

-Es que no entiendo por qué tenéis que poner tildes. Es una tontería.

-Es para la entonación. Imbécil.

Sean rodó los ojos y metió las manos en los bolsillos del pantalón. Cristian estaba sentado al borde de su cama, todavía releyendo lo que él antes había escrito, corrigiendo con rojo lo que estaba mal. Se podía decir que había más tinta roja que azul. A Sean le hacía gracia ver las expresiones que hacía Cristian con la cara. La mayoría eran de desconcierto o de horror absoluto, y eso le divertía. Le divertía ver su rostro de concentración, y las gafas era una de las pocas veces que no las tenía caídas.

Cristian sintió la mirada de su novio sobre él y dejó de mirar el papel para fijar sus ojos en Sean.

-¿Qué pasa?

-Nada.-negó divertido.

Estaba tan enamorado de Cristian.

De sus arruguitas a ambos lados de los ojos, de sus labios, de su voz, de su clavícula, de sus gafas caídas, de su risa y de su poco aguante con las cosquillas y el alcohol. De las motitas marrones en sus ojos y del lunar que tenía en la base del cuello. De su letra inclinada y de su cicatriz en la ceja. De su sarcasmo y sus uñas siempre comidas. Estaba tan enamorado que tenía miedo y a veces le entraban ganas de llorar. Llorar de impotencia al no poder hacer nada contra ese sentimiento.

Cristian se quejó cuando Sean le quitó el papel de las manos y lo tiró al suelo. El rubio se sentó a horcajadas sobre su novio y colocó las manos en la nuca de Cristian, jugueteando con los mechones de pelo de allí. Sintió las manos de Cristian agarrarle el culo y eso le hizo reír.

-¿Sabes que estás suspenso? Creo que podrías llegar al menos tres.

Sean arrugó la nariz al reír.

-¿Y eso cómo es posible?

-Porque me caes mal, qué crees.

Sean negó divertido y frotó su nariz contra la de su novio, en un pequeño beso de esquimal, que cerró los ojos siguiéndole.

-No te creo.-murmuró cerca de sus labios, sin dejar de reír.

Cristian puso ambas manos en los riñones de Sean y se pasó la lengua por los labios.

-¿Quieres que te apruebe?-ronroneó posando los labios en su cuello.

Un pequeño escalofrío recorrió la columna vertebral de Sean.

-Eres tú mi sexy profesor. Tú mandas.

Por un segundo el profesor sustituto de biología pasó por la mente de Cristian, recordándole que aún seguía en el instituto y que nadie sabía con exactitud cuándo volvería al charco de donde había salido. Nunca había pensado que podría echar de menos al viejo profesor de biología, pero lo hacía. Que fuera en sillita de ruedas si hacía falta, pero que volviera.

Apartó esos pensamientos cuando Sean se pegó más a él.

-Bésame.

Parecía que Cristian ni siquiera había terminado de hablar cuando los labios del rubio ya estaban sobre los suyos. Las manos inquietas de Sean revolvían el pelo castaño de su novio y juntó aún más su cuerpo con el de su novio, que abrió la boca cuando jadeó y Sean sintió el jadeo sobre sus labios. También estaba enamorado de los jadeos de Cristian.

-Creo que has subido al cero.-dijo Cristian cuando el beso terminó.

Sean sonrió orgulloso y si la puerta de la habitación no se hubiera abierto, le habría vuelto a besar. Laura abrió y cerró la boca varias veces, viendo los ojos divertidos de Sean que se había girado a mirarla y el rostro colorado de su hijo.

-Si tuviera el móvil os echaría una foto.-dijo finalmente.

Sean soltó una carcajada mientras que Cristian solo alcanzó a esconder la cara en el pecho de Sean, desapareciendo de la vista de su madre en la mayor parte.

Laura no dijo nada más, simplemente se fue de allí y volvió a encajar la puerta. Estaba feliz por los dos chicos. Su hijo estaba de mejor humor y no eran tan frío (en eso había mejorado un poco, aunque no demasiado)y se sentía orgullosa de él. Ni ella ni su marido tuvieron una charla con Cristian porque realmente no había nada que hablar ni nada que discutir. Su hijo solo estaba con otro chico y eso le parecía bien, no como a la bruja de la madre de Sean. Había días en los que se preguntaba cómo no se dio cuenta de cómo era realmente Margo cuando se quedaron ella y su familia cerca de dos semanas en su casa.

-Tu madre es genial. Amo a tu madre.-hizo que Cristian despegara la cara de su pecho y vio que estaba rodando los ojos.

-Es como tener una Claire en casa, solo que menos evidente. Y tenía pensado sugerirte más cosas para subirte la nota, pero va a ser que no.-le palmeó el culo a Sean, indicándole que quería que se quitara.

-Tu madre no sabe. Odio a tu madre.-lloriqueó Sean, aunque fue un sonido ahogado ya que Cristian lo empujó a la cama, donde cayó de cara.

Beer entró en la habitación empujando la puerta con la cabeza. Cristian al ver a su gato mirándole desde abajo con sus ojitos verdes no se pudo resistir y se sentó en el suelo para acariciarle. Apoyó la espalda en la cama y la nuca en el borde de esta, mientras que el animal ronroneaba por las caricias que le daba su dueño.

-Anda, pero si llegó el bicho feo.-Sean entrecerró los ojos, asomándose por el borde de la cama.

Esquivó un golpe de Cristian que iba directo a su brazo y cuando vio que de nuevo su novio estaba entretenido con el gato, se puso justo encima de la cabeza de su novio y este miró hacia arriba, topándose con los ojos azules de Sean. Cristian puso los labios como los del pico de un pato y Sean se inclinó para dejarle un pequeño beso sobre estos.

-Me voy ya, bonito.

-¿Y eso?-hizo un pequeño puchero infantil.

Sean lo besó de nuevo rápidamente.

-Mi prima y Vannesa han llegado a la estación de autobuses.

Cristian puso los ojos en blanco al recordar que justo esa misma noche iban a celebrar el cumple de Thomas en su casa, y que ambas chicas estaban invitadas. Irían todos menos Logan y Louis dijo que llevaría a la que era su nueva novia, a la que nadie conocía y a la que todos querían conocer. Bueno, a Cristian le daba igual.

-Nos vemos esta noche.

Cristian alzó la cabeza y el pelo rubio de Sean le rozó la cara cuando se besaron.

-Recuerda que tienes tarea pendiente.-dijo cuando Sean se levantaba de la cama.

-No dudes que la haré, mi bonito pillín.-sonrió ladeadamente.











he estado un poco desaparecida porque he estado EN LOOOOOONDREEEEEEEEES

y bueno he tenido mucha tarea y exámenes matan12

NoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora