-Oye, no me toques la polla en público.
Sean rio contra su oído y le mordió levemente el lóbulo de la oreja. Cristian echó el cuello hacia un lado, dejándolo expuesto, y Sean aprovechó para dejar pequeños besos por allí. Los dos estaban en la pista de baile de la fiesta de luz negra, mezclados entre todo el gentío. La música sonaba fuertemente y los dos tenían calor por estar tan apretados el uno con el otro (y por todo el mundo que estaba allí). Habían perdido de vista a los demás desde hacía un rato, un rato en el que ellos habían estado demasiado ocupados toqueteándose en la pista de baile, bebiendo y besándose. Un rato bien aprovechado.
El rubio decidió subir su mano hasta la espalda de Cristian y este se sintió más aliviado al dejar de notar aquella mano traviesa de Sean por sus partes bajas.
-Admite que te gusta que te toque la polla.-sonrió enseñando los dientes.
Cristian sonrió débilmente y en vez de contestar, acercó sus labios a la oreja de Sean y lo apretó contra él.
-Todo lo que me haces me gusta.
A Sean casi le dio un infarto ahí en medio. Una de las cosas que había descubierto que le gustaba a Cristian era que le hablaran sucio. Y eso a Sean le ponía mucho. Y como a él también le gustaba... Almas gemelas.
Cristian se separó de Sean y se pasó una mano por la nuca sudorosa. Sean lo observó un par de segundos y admiró su pecho pintado con pintura fosforescente amarilla y sus ojos verdes. Ese día, Cristian había decidido ponerse unas lentillas que se ponía solo en ocasiones que de verdad merecieran la pena (ya que él amaba sus gafas), y sus ojos se veían más verdes. Sean no sabía si era por eso o si era por las luces que salían de los focos del techo y de las paredes, pero era un verde que de verdad le encantaba.
-Voy a por algo de beber. Ahora vuelvo.
Le dio un corto beso en los labios tan característico en él y sin dejarle tiempo para replicar, dejó a Sean en la pista de baile. Fue sorteando a todas las personas que bailaban y se restregaban por allí y finalmente llegó a la barra, que estaba atestada de personas pidiendo o simplemente bebiendo allí hablando con alguien. También había alguna que otra pareja morreándose, pero eso era en menor número. Se hizo sitio en la barra y pidió una cerveza. Esa sería la quinta de la noche, y no sabía ni qué hora era. Pero tampoco le importaba demasiado, el plan era coger un taxi hasta su casa y ya, ninguno de ellos iba a ser el encargado de repartir a los borrachos en su casa.
Le dio un sorbo a la botella y se apoyó en la barra, observando a la gente bailar en la pista de baile, al ritmo de la fuerte música. Le gustaba observar cómo iba pintada la gente. Unos con pelucas de corte recto, otros con el pecho y brazos pintados de pintura fosforescente. O hasta había algunos que llevaban la cara pintada, tan bien que parecían máscaras, pero hizo una apuesta con Alec sobre quién sería capaz de tirarle de la nariz a alguien que fuera pintado así y ver si eran máscaras o no. Alec lo había descubierto por las malas, y Cristian había ganado cinco libras.
Elliot se hizo un hueco al lado de él y Cristian vio que estaba bebiendo de un vaso de tubo. Tenía el pelo negro despeinado, y aunque él llevaba camiseta, tenía la cara y los brazos pintados de azul eléctrico. Cristian entrecerró los ojos al ver las manchas azules alrededor de los labios de Elliot, y supo enseguida que se había estado besando con alguien. Y también supo enseguida con quién se había morreado.
-¡Te has liado con Vannesa!
Elliot sonrió lascivamente y se pasó el pulgar por el labio inferior, como intentando recoger el pintalabios que estaba allí, manchándose el dedo de azul.
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No
Teen FictionDonde Cristian le contesta "no" a todo lo que le dice Sean. Donde Sean no se da por vencido aunque todo lo que le responde Cristian es "no". Cristian es de ese tipo de chicos que cuanta menos gente le hable, mejor. Sean le hablaba a todo el mundo...