;abracadabra;

879 104 54
                                    

Se escondieron detrás de una lápida que tenía una cruz en lo alto y Cristian apoyó la espalda en esta, respirando con dificultad. Elevó la cabeza y el cielo nocturno ocupó su visión. La luna se veía en lo alto y no había estrellas, pero no pensó demasiado en eso, notaba la sangre bombearle fuertemente en los oídos y miró de reojo a Sean, que estaba sentado a su lado respirando por la boca, pasándose una mano por el pelo rubio despeinado, con las mejillas rojas por haber corrido tan rápido y de pronto.

Estuvieron un rato en silencio, oían a personas a lo lejos, y Cristian se dio cuenta que estaban a unos pocos metros de la verja del cementerio.

-¿Nos vamos?

Sean lo miró y aunque estaba oscuro, sus ojos azules estaban brillantes.

-Claro, ¿la abrimos con un "ábrete sésamo"? ¿O qué tal con "abracadabra"?

Cristian rodó los ojos y lo miró mal.

-Deja la ironía para luego, Sean.

Cristian sacó un poco la cabeza de detrás de la lápida para ver si había alguien, apoyándose en sus rodillas y dándole la espalda al rubio. Sean como siempre, se fijo en su culo, era algo que simplemente no podía evitar, era demasiado para él.

Ojalá él se abriera con un abracadabra.

Abrió los ojos ampliamente al analizar lo que había pensado y sin poder evitarlo, comenzó a reírse a carcajada limpia. Cristian se giró para mirarlo al oírlo y se volvió a sentar en el césped, mirando con una ceja alzada al rubio. Este seguía apoyado en la lapida, con los ojos azules cerrados y tenía la cabeza echada hacia atrás. Esa era una imagen que nunca hubiera pensado que iba a ver; a Sean descojonándose de la risa en un cementerio.

-¿Te han poseído?

Sean rio más fuerte al oír aquello y sin razón alguna, Cristian también comenzó a reírse. Tal vez era porque la situación le parecía estúpida, tal vez era por no ponerse a llorar.

Se sentó a su lado con la espalda en la lápida, sintiendo el cuerpo de Sean sacudirse a su lado por las carcajadas. Cuando al fin lograron tranquilizarse, Cristian se quitó las gafas y las dejó sobre el césped, para luego pasarse el dorso de la mano por los ojos, había reído tanto que se le habían saltado un poco las lágrimas. Sintió la mirada de Sean encima, así que se giró para mirarlo.

-Deja de mirarme.

Este aún tenía una sonrisa en los labios, pero no dijo nada, solo cogió las gafas de Cristian y se las volvió a colocar.

-¿Por qué te reías antes?

Sean negó divertido.

-No lo quieras saber.

Cristian no insistió y ahí fue cuando notó que sus caras estaban demasiado cerca. Eso hizo que el momento del casi beso se le viniera a la mente, recordando todo lo que había pasado. Desde que había acordado con Sean que no había sido nada, no había vuelto a pensar en aquello, pero al estar ahí con Sean, no pudo evitar recordarlo. Y ese sí que hubiera sido un lugar extraño para un beso. Un cementerio por la noche del día de Halloween, sin saber en qué parte estaban sus amigos y apoyados en una lápida de una persona que ni sabían quién había sido.

Se sonrieron a la vez y Sean podría haber jurado que Cristian iba a cerrar los ojos para recibir un beso como la vez que fueron interrumpidos por Mark, pero una figura se asomó por encima de la lápida, observándolos desde arriba.

-Hola chicos.

-¿Claire?

Cristian se levantó del suelo y se sacudió el césped del pantalón. Sean bufó y lo imitó. Claire tenía un tridente en una de las manos y llevaba un traje de diablesa rojo, que era casi del mismo tono que su pelo, que le caía suelto por la espalda.

NoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora