:opciones:

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Cristian subió las escaleras de dos en dos hasta la segunda planta de la casa de Elliot. El padre de su amigo lo ponía nervioso. Tenía algo con querer cebarlo cada vez que lo veía, y aunque parecía una tontería, él se ponía nervioso. Llegó a la habitación del pelinegro, cuya puerta estaba cerrada. La abrió y Elliot estaba sentado en su escritorio escribiendo algo. Se giró para mirar a Cristian, que cerró la puerta y soltó la mochila en el suelo, al lado de la cama.

-Mira, he apuntado lo que sabemos hasta ahora en una hoja.

Cristian se sentó en la cama y Elliot carraspeó la garganta antes de comenzar a leer. Habían quedado después del instituto para hablar sobre lo que habían visto, ya que en el instituto de poco pudieron hablar. Después de volver a la cafetería totalmente asombrados, llegaron Claire y Thomas a la mesa, y Logan también apareció y se fue con sus amigos. Y no iban a hablar de eso allí.

-Opción uno: Thomas engaña a Claire y viceversa con Logan, lo cual no tiene mucho sentido, porque a) Thomas odiaba a Logan y b) Claire odiaba a Logan. Vale, ¡pero es que si se odian no entiendo por qué se estaban liando!

Cristian rodó los ojos.

-Sigue leyendo.

-Vale, vale. Opción dos: Logan es un hijo de puta. Vale, esa no es una opción pero es una realidad... Y los otros dos lo son también por ponerse entre ellos los cuernos.

-Sigue.

-Opción tres: tienen una relación poli amorosa de esas, y se montan unos tríos que lo flipas. Fin.

Las opciones estaban bien y tal, pero Cristian seguía sin verlo muy claro.

-Y si... ¿Logan se está metiendo en medio para romper la relación o algo parecido?

Elliot cabeceó un poco, pensativo, y luego se giró para escribir eso en el papel de las opciones. Cristian suspiró cansado de la vida y miró de reojo la mochila a sus pies. La escusa para todo esto era que había ido a casa de Elliot para estudiar, y habían quedado con Thomas media hora después allí mismo, con la misma escusa del estudio, pero en realidad le iban a hacer el interrogatorio de su vida.

Elliot dejó el papel sobre el escritorio y se sentó en la cama junto a Cristian.

-Creo que voy a besar a un chico yo también, para probar. No sé. Vosotros dos lo habéis hecho, y tú ahora tienes ese feo novio tuyo y Thomas... No sé qué leches tiene Thomas.

Cristian rio y le pegó un pequeño empujón.

-Eres estúpido.

-¿Me prestas tu móvil? Quiero ver si tienes la foto esa que nos echamos con Thomas y Claire en tu calle. Y no soy estúpido.

Cristian rodó los ojos y le pasó el móvil ya desbloqueado.

-Estás celoso de Sean, a mí no me engañes.-bromeó tumbándose de espaldas sobre el colchón-. Y tienes envidia de su maravilloso pelo. Tú siempre has querido ser rubio.

Elliot giró la cabeza para mirarle mal.

-Seguro que es rubio de bote.

-Nop. Le he visto unas pocas de veces la polla y los pelos que hay por allí no son precisamente oscuros.

-¡Por Dios! ¡No quiero hablar del vello púbico de tu maldito novio!

Cristian soltó una carcajada y se pasó el dorso de la mano por los ojos. Vale, Elliot era la única persona con la que podía hablar de aquellas cosas. Bueno, y Thomas.

Se quedaron unos minutos en silencio, escuchando los coches pasar por la calle, y Cristian se fijaba en la espalda de Elliot. Estaba encorvado y llevaba una camiseta que o le quedaba pequeña o era así de estrecha, y se le notaban los músculos de la espalda. La verdad es que su amigo estaba bastante bien. Ninguno dijo nada hasta que Elliot volvió a abrir la boca.

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