No me lo esperaba

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Sofía:

Necesito estar sola para pensar en una solución, pues en mis planes no estaba ser mamá o al menos no ahora.

La idea siempre me aterro pues temo que un hijo mío pueda sufrir lo que yo sufrí. No quiero ser una mala madre, ni dejarlos solos si llegará a tener un accidente o incluso morir.

Subo al auto y le digo al chófer que me lleven a mi viejo departamento.

Cuando llegamos le pido a los guardaespaldas que me den sus radios, celulares, todo con lo que se puedan comunicar con Gabriel a cambio de la noche libre.

Ellos aceptaron, pues saben que la seguridad en este edificio aumentó desde el insidente de mi departamento, además no han tenido un descanso en semanas.

Dejó todo en la mesa y me recuesto en el sofá. No dejo de pensar en el bebé, mis miedos, la boda, Gabriel en todo.

Hace poco tuve una charla con Gabriel, acerca de lo que pensaba de tener hijos.

El solo comento que tenía miedo de ser igual que su padre, quizá el mismo miedo que yo tengo, pero que si un día se presentaba esa situación el se haría responsable y daría lo mejor de sí.

Lo que menos quiero es que se sienta presionado por un bebé o que crea que lo hice al propósito.

No se, siento la cabeza pesada y desde que llegué no he parado de llorar.

Toco mi abdomen, aunque no se nota, puedo sentir la sensación de que algo crece dentro de mi.

-Qué inoportuno eres bebé - digo mientras paso mi mano.

Luego de un rato camino a la bañera, la tristeza no deja que mi mente esté lúcida, así que sin pensarlo abro la llave para colocarme justo debajo.

Pensamientos desagradables vienen a mi cabeza, y de repente solo pienso en sumergirme. Si muero mis problemas se solucionarían y quizá jamás sepan la verdad, jamás sabrán que no me llamo Sofi, que estaba embarazada, que mi vida había tenido un rumbo muy distinto a lo que tenía planeado.

-Sofía - me detengo al ver a Gabriel parado justo en la puerta.

No tome en cuenta que el podía llegar a buscarme. Ahora solo me toca buscar la respuesta a todas las preguntas que tenga por esto.

Luego de cambiarme salgo a buscarlo, y lo veo sentado en el piso, mojado.

-Gabriel - pongo mi mano en su rostro - ven no puedes estar con esa ropa mojada.

Se pone de pie y  le doy algo de ropa seca para que se cambie. Por suerte tengo un pans, y una sudadera de el en mi departamento.

-Sofía - me toma del brazo cuando estoy por salir de la habitación - ¿Qué ocurre?.

-Solo dejame aclarar mi mente, por favor.

-Te dejo Sofía, solo no vuelvas a hacer esto. - no digo nada y camino hacia la sala.

Al llegar apago las luces y me siento en el sofá para ver la noche a través de mi ventana.

-Sofía, solo respondeme ¿Qué haces con esto? ¿Y los guardaespaldas?- dice levantando los radios.

-Al llegar aquí, sabía que estaba segura así que les dí la noche libre, solo tenían que darme todo con lo que se pudieran comunicar contigo.

-Entonces ¿Yo soy a quien no querías ver?.

-Si.

-Entiendo, quizá lo mejor es que te deje sola. - toma su celular de la mesa y antes de irse voltea a verme - Sofía, no se cual es la razón de que no quieras ni mirarme a los ojos, pero si lejos de mi te sientes completa yo lo entenderé.

Sin rumboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora