Gabriel

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Gabriel:

Las seis de la mañana, otro día más.

No entiendo cual es la razón por la que sigo al frente de esa empresa, quiero dejar todo y salir corriendo de ese asqueroso lugar.

Jamas he sido feliz con nadie, ni con nada, si tan solo mis padres me vieran permitido estudiar la carrera que yo quería y no hacerme cargo de la constructora yo sería muy feliz.

Duele tan si quiera pensar en que estoy atado a esa empresa, y más al pensar que la única razón por la que sigo ahí es Sofía, sabiendo perfectamente que ella no es para mí. Pues no merece ser condenada a estar con una persona como yo, a un ogro.

Se que la manera de alejarla de mi no es la correcta, sin embargo es la más efectiva para mi, pese a eso, temo a que un día me termine odiando por cómo la trato.

Es inevitable no tratarla así, pues se dará cuenta que la amo y no pienso sufrir otra vez por culpa de alguien.

Lo de Sara me duele mucho, pero no expreso nada al respecto, pues no quiero que Sofía piense que estaba enamorada de ella o algo así, cuando en realidad a la que amo es a Sofía.

Aunque todo el día me regañe por mi actitud, sea enojona, y piense de manera muy diferente a mi, a logrado conquistar una parte de mi que creí muerta, pues su actitud y carácter fuerte es algo que admiro.

Llegó a la oficina y ahí está, sentada con ese increíble cabello y facciones en el rostro, quiero besarla pero me mantengo al margen.

-¡Sofía!, mi café como siempre por favor.

Veo que no me a escuchado o tal vez solo me quiera ignorar así que le hablo una vez más.

-¡Sofía! - Digo subiendo mi tono de voz - ¡Te ordene algo! .

-¡Ya voy! - dice molesta, mientras me observa con una mirada llena de rencor.

Camina fuera de la oficina y por fin me deja solo. Ya no se como controlar esto pero en verdad quiero que se termine.

Tras su salida, escucho que tocan la puerta.

-Pasa Sofía - digo al ver que aun sigue tocando la puerta, decido ponerme de pie, al ver tanta insistencia - ¡Que pases! - digo alzando la voz, mientras abro la puerta.

-No es el tono para hablarle a tu padre- dice mientras lo volteo a ver sorprendido.

-Lo lamento, creí que eras otra persona - digo tocando el arco de mi nariz mientras subo la cabeza un poco -pero pasa - me hago a un lado para que entre. Después ambos caminamos a mi escritorio y tomamos asiento.

-Quiero hablar contigo hijo, es algo muy importante.

-Adelante, dime que es eso tan importante.

-Bien, esta semana se llevará a cabo un evento muy importante en Nueva York y necesito que salgas de inmediato, todo está listo, el hospedaje, la comida, tu transporte y vuelo, pero necesito que salgas ahora mismo.

-¿Qué? - digo un poco alterado - tengo muchos pendientes aquí y necesito terminarlos - me pongo de pie algo exaltado- que viaje Damián, el tiene menos pendientes.

-El no puede, aún no termina sus estudios y el... - lo interrumpo en cuando comienza a defenderlo.

-¡Ya! - digo enojado - Damián esto, Damián el otro y ¿Gabriel?, jamás te a importado lo que yo quiero, no te importo que yo estudiará algo que no quería. Jamás te importo, y por lo que veo siempre va a ser así, nunca te voy a importar - digo muy molesto, pero dejo de hablar cuando escucho que tocan la puerta - ¡PASA! - digo muy molesto.

-Solo vengo a dejar tu café - responde molesta Sofía, pero evita gritar, pues ya noto la presencia de mi padre, que por lo que veo desconoce de su existencia.

-Pasa, te voy a presentar a alguien - digo más calmado. -Bien Sofía, el es mi padre - digo mientras llego a su lado - Papá ella es Sofía.

-¡Vaya! - dice mi papá caminando hasta nuestro lado - no sabía que tenías una novia muy bonita - dice mientras la abraza a lo que ella me mira confundida - debes controlar tu carácter hijo, puedes alejarla de tu lado.

-No, es que yo - Sofía trata de negar todo, pero la interrumpo.

-Tienes razón papá, no es la forma de hablarle a mi prometida - digo quedando frente a Sofía - lo siento cariño - digo mientras beso la mano de Sofía y puedo notar su incomodidad.

-¿Prometida? - dice mi papá viéndonos algo confundido.

-Eso también quería hablar contigo papá - paso mi mano por la cintura de Sofía - es otra razón por la que no puedo viajar. -puedo sentir como ella clava sus uñas en mi mano, pues no le gusta para nada esto, y lo entiendo así que la suelto.

-Después hablo contigo Gabriel - dice algo serio - pero tu linda ¿Te molestaría viajar con Gabriel la próxima semana?.

-Bueno es que yo estudio y no viajaré con el, pues no es... - esta a punto de tirar la mentira, así que la interrumpo una vez más.

-Claro, aun no es mi prometida, pues no se lo he pedido como tal - digo mientras tomo su mano y la aprieto solo un poco, en señal de que me siga la corriente.

-En ese caso - mi padre camina frente a Sofía - piénsalo bien hija, no quiero que te veas presionada - ahora camina hacia mi - y tu Gabriel, cambia ese humor, no te aguantas tu solo. Mas tarde paso a tu departamento para hablar seriamente contigo.

-Muy bien padre te veo luego - digo soltando a Sofía pera sentarme en mi escritorio y pensar todo lo que acabo de hacer.

-Hasta luego ¿señor? - dice Sofía.

-Me llamo Axel.

-Un gusto y espero verlo pronto - dice tan amable que realmente me estoy creyendo todo este teatro.

-Bien, me voy - dice mi padre mientras sale de la oficina.

En cuanto cierra la puerta, Sofía me habla con un tono de voz el cual rompe todas mis esperanzas de estar con ella algún día.

-¿Qué has hecho? - dice Sofía algo estresada.

Sin rumboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora