Llego el día

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Después de abordar el avión, me acomodo en el sillón y coloco un poco de música, Gabriel hace lo mismo, pues gracias al destino nos tocó muy separados, desde mi lugar no logró verlo pero el si, pues esta un poco atrás, pero hasta el otro lado del avión.

Desde lo del beso, el a estado más tranquilo en la oficina, y nuestras conversaciones son muy cortantes, la verdad la oficina pasó de ser un lugar molesto a tener un ambiente incómodo, pues como lo dije, ambos solo nos lastimamos.

Ahora solo estoy confundida y no se que es lo que realmente sucede entre nosotros, solo espero que esto termine pronto, pues la idea de ser su prometida no me agrada mucho, y por lo que me comentó sobre la conversación con el señor Axel regresando del viaje me presentará como su futura esposa y no como su asistente personal.

Tengo miedo por lo que ocurra, además todo esto es muy raro para mi pues jamás había sentido miedo, preocupación o angustia y tristemente lo que me di cuenta, es que cuando somos pequeños no sufrimos por nada y vivimos en un mundo lleno de fantasías donde todo es color rosa, pero al crecer, adquieres muchas responsabilidades y tristemente si no luchas, tus sueños poco a poco se derrumban, dejándote en un lugar frío, sin nadie a tu lado.

Extraño mucho a Sara, desde que ella no está, mi mundo se ve más apagado, estoy más sola que nunca, si no fuera por Damian que se la vive conmigo, estaría completamente sola.

Sobre mi hermana Isabella no se mucho, solo que sigue estudiando y como aun es menor de edad a ella no la pueden casar, saber esto me tranquiliza, pues en cuanto yo tenga mi dinero, peliare la patria potestad de mi hermana y ambas viviremos felices, pero solo hasta entonces volveré a dormir en paz, sin tener que dar vueltas en la cama, o salir a caminar en la madrugada porque no concilio el sueño.

Tristemente voy por la vida sin rumbo, sin saber que quiero, ni que es lo correcto o que decisión debo tomar.

Estoy muy estresada, así que me pongo de pie y camino al baño, estoy algo mareada y me duele un poco la cabeza, solo espero que las ganas de vomitar se esfumen pues solo ver la comida de las personas me da asco, por suerte ya casi llegamos.

Vaya, si que los baños son muy pequeños aquí, apenas y logro sentarme, para mojar mi cabeza y la nuca para calmarme, cuando tocan la puerta.

-Esta ocupado - digo para que dejen de tocar, pero al ver que insisten respondo otra vez - salgo en un momento.

-Sofi, soy yo Gabriel - tengo que aceptar que me sorprende.

-¿Qué quieres? - digo ya que no se va y el mareo no pasa.

-Te vi que caminaste hacia al baño, y solo quería sersiorarme si ¿Te encuentras bien? - suena como si en serio le preocupara.

-Si, solo estoy un poco mareada, es todo, ya si quieres vete - digo molesta, pues no deja que me pase el mareo, sino que me aumente las ganas de vomitar.

Los minutos pasan y ya no se escucha afuera, el mareo paro un poco, así que decido salir.

Al abrir la puerta le golpeó a alguien que se encuentra tras ella.

-Agg- dicen tras de la puerta, de inmediato cierro el baño y trató de ayudar a la persona.

-Lo siento no era mi intención - me quedo callada cuando veo que es Gabriel - ¿no te habías ido ya?.

-Si, estoy bien, no te preocupes - dice con un tono sarcástico mientras pasa su mano por la cabeza.

-Te dije que te podías ir - digo señalando los lugares.

-Hola, siento interrumpir su conversación, pero estamos apunto de aterrizar así que les pido de la manera más atenta tomen sus respectivos lugares - dice una aeromosa llegando a nuestro lado.

Gabriel se va molesto a su lugar y no dice nada.

-Gracias, ahora voy - le digo a la aeromosa mientras me dirijo a mi lugar.

Después de que el piloto aterrizará el avión, espere a que la mayoría bajara, para que yo pudiera salir tranquilamente, y por lo que veo fui de las últimas personas.

Al llegar a recoger mi equipaje ya no estaba, y Gabriel tampoco, así que saque mi celular para marcarle pero no fue necesario pues el se adelantó.

-¿Donde estas Sofía?, tengo rato esperándote en la puerta, apresurate que no tardan en traer el auto - termina de hablar y cuelga.

-Bueno, al menos todo está regresando a la normalidad - digo mientras guardo mi celular y camino a la puerta antes de que Gabriel explote.

Después de caminar por un rato me pierdo, así que me acerco a un joven que me indica donde está la puerta donde las personas rentan autos, luego de unos minutos, veo a lo lejos a Gabriel que para mi desgracia se encuentra muy molesto.

-Al fin te encontré - digo al llegar a su lado.

-Vámonos de aquí - dice muy molesto, pero a pesar de eso me abre la puerta y me ayuda a subir.

-¿Esta todo bien? - digo con miedo a que explote.

-Ya no preguntes nada, solo guarda silencio - si, efectivamente es el mismo Gabriel que conocí y con el que desgraciadamente pasaré una semana sin descanso alguno.

Gabriel arranca el coche y yo solo le doy la espalda, no quiero que vea que a logrado lastimarme, para evitar llorar pongo mi música muy fuerte, pues no quiero escucharlo, y menos verlo.

En el fondo creí que había cambiado, que tal vez podríamos llegar a ser amigos o tal vez algo más, pero da, que cosas digo, eso jamás va a pasar y menos si el no cambia, duele pero prefiero que las cosas sean así, ya no voy a ilusionarme más, trataré de no verlo más a eso ojos a los que cualquiera cae rendido.

Pasa calle tras calle y todo es hermoso, esta comenzando a anochecer pero a pesar de eso la ciudad se encuentra llena de luz y vida, tanto que las ganas de llorar se esfuma y sonrió como tonta por la ventana mientras disfruto cada momento.

Sin rumboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora