Aún era plena madrugada, los relojes en las calles ni siquiera marcaban las cinco cuando él salió de casa con las mejillas empapadas, buscando un sitio en el que poder recibir algún tipo de ayuda.
Había tenido que huir de casa porque su padre estuvo bebiendo durante toda la noche en bares. Una vez llegó a casa, tiró una botella al suelo con rabia, despertándole al instante y haciendo que se ocultara tras las sábanas por el miedo que le hacía temblar.
Por desgracia, su padre acabó llamándole, pidiendo que fuese a recoger el destrozo que había causado y, cuando no lo hizo, fue a por él.- ¿ES QUE NO ME ESCUCHAS, ESCORIA? - gritando, comenzó a golpear al menor aún entre las sábanas, ejerciendo más fuerza cuando comenzó a chillar y a retorcerse para intentar protegerse - ¡No te escondas, joder!
Una vez levantó las sábanas, tiró de su cabello, arrastrándole por el suelo hasta llegar al comedor. Le dejó tirado en medio de la sala, haciendo que su cuerpo se llenase de heridas por los cristales rotos.
- ¡Recógelo!
Asustado, obedeció. Pero el hecho que de los cristales le cortaran las palmas al estar temblando pareció ser una molestia para el mayor, quién volvió a levantarle en peso - esta vez desde el brazo - y le gritó que era un inútil, que no servía para nada y era una deshonra para la familia.
Le gritó, le pateó y, cuando pensó que ya nada podría doler más, le llevó a rastras hasta la calle y le metió dentro del contenedor de basura; cerrando la tapa y dejándole a oscuras, rodeado del pésimo olor y el cuerpo ensangrentado.
Su madre fue la tarde anterior a visitar a su abuela y optó por pasar la noche con ella y GeumJae decía haber ido a dormir a la casa de un amigo, pero él sabía que en realidad fue a ver a su novio. Nadie sabía que estaba allí y, aunque lo supiesen, no harían nada por ayudarle.
Estaba solo, llorando, herido y con un ataque de ansiedad que se unía a su asma y el mal olor para hacerle imposible respirar.
Cuando no pudo soportarlo más y creyó que estaba a salvo de los golpes de su padre, intentó salir del cubo, pero solo cuando consiguió volcarlo pudo abrir la tapa.
Aún derramando lágrimas, se quedó durante un tiempo buscando a algún vecino que pudiese darle cobijo de la fría noche, alguien que curase sus heridas... Pero nadie quería enfrentarse a su realidad, nadie le abrió la puerta ni lo hicieron nunca.
Asustado y desesperado, comenzó a caminar hasta donde solo le habían recibido una vez, abrazándose a sí mismo durante el camino porque la oscuridad era algo que le aterraba.
La sangre de su nariz iba dejando un pequeño rastro tras él, pero eso no era algo que le importase en ese momento, solo quería que alguien le abrazase y le dijera que todo estaría bien aunque fuese una sucia mentira.
Así fue como, aún con las manos temblando y ensangrentadas por los cortes y los pedazos de cristal aún enquistados en su piel tocó el timbre, esperando a que alguien le abriese la puerta.
Pasaron unos minutos y dió todo por perdido cuando el cansancio le hizo querer cerrar los ojos para no volver a abrirlos, pero la puerta se abrió.Por una vez, alguien aceptó ayudarle.
El padre de JiMin le reconoció al instante, pero no pensó que fuese a encontrarse en ese estado cuando, con lágrimas en los ojos, le pidió ayuda.
Tras escucharle llorar, todos excepto el pequeño JiMin se despertaron en la casa rotos por la pena que les transmitía.
Le abrazaron entre ambos y le preguntaron qué había ocurrido, pero no obtuvieron respuesta. Se limitaron a acogerle una vez más en su hogar y cuidar de él.Estaba tan cansado que cuando sintió su calidez no pudo evitar quedarse dormido.
Aprovecharon aquello para llenar la bañera con agua templada para limpiar su piel y curar sus heridas, pero se llevaron una horrible sorpresa al quitarle la camiseta para poder deshacerse de los restos de sangre del cuerpo.
- ¿Qué es esto...?
Estaba lleno de hematomas, algunos eran recientes, pero habían muchos de un tamaño igual pero más antiguos, de colores verdes y amarillos.
No solo su espalda tenía aquellas heridas, sino que sus brazos estaban llenos de marcas de dedos y largos cortes que cubrían sus muñecas. Sus costillas estaban señaladas de manera enfermiza y su estómago tenía una enorme herida, parecida a la marca de una suela.
No se atrevían a hacerlo, pero debían quitarle el resto de ropa para poder curarle y... No esperaron encontrarse con los mismos cortes en sus delgados muslos, sus pies y tobillos.
Eran zonas que el niño nunca mostraba, pero ahora entendían porqué no lo hacía.
El padre más joven de JiMin, WooSeok, comenzó llorar desconsolado al verle, no sabiendo cómo alguien podía hacerle algo así a su hijo. Era solo un niño, no se merecía algo así, nadie se lo merecía.
Mientras tanto, el otro intentó no seguir sus pasos cuando le metió en la bañera con cuidado, pasando una esponja por sus heridas mientras veía cómo fruncía el ceño y gruñía por el dolor estando aún inconsciente.- Ya está... Vas a estar bien, pequeño.
Acariciando sus mejillas, le volvieron a sacar de la bañera, curaron y protegieron los cortes para que no se infectasen, le vistieron con un pijama que habían comprado para cuando JiMin se hiciera más mayor y le acostaron sobre la cama de su hijo, dejándolos a ambos durmiendo entre las suaves mantas.
- No podemos dejar que vuelva a su casa... - negando, el pelinegro secó sus lágrimas antes de mirar desde lejos a los dos pequeños - Cariño, si sus padres le hacen esto... No va a acabar bien. Hay que llamar a la policía, a los servicios sociales, a alguien... Tiene que haber algo que le ayude.
Suspirando, su marido le abrazó por la espalda, sonriendo suavemente al ver cómo su pequeño niño abrazaba al otro mientras dormía, abriendo los labios para empezar a soltar pequeños ronquidos sobre su cuerpo. Pero eso no fue lo que le partió en pedazos, si no ver cómo YoonGi correspondía, acariciando su pequeña espalda un par de veces antes de suspirar entre sueños y dejar la mano en aquél lugar.
- ¿Estás pensando lo mismo que yo?
Apenado, asintió.
No podían dejarle a consciencia en una condiciones como esas. No podían permitir que alguien le maltratase de esa manera, mucho menos que le hiciese llorar desconsoladamente cuando apenas era un crío.
Debería tener heridas únicamente por las caídas mientras jugaba a algo como el niño que era, no porque alguien de su familia decidiera que no era suficiente como para ser respetado y tratado como el ser humano que era.- Vamos a ayudarle sea como sea...
ᴳʳᵃᶜⁱᵃˢ ᵖᵒʳ ˡᵉᵉʳ ʸ ᵛᵒᵗᵃʳ
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Memorias de un idiota 2 «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»
Fanfiction-JiMinnie... Espera un poco más por mi, por favor... Algunos mounstros tienen sus razones de ser, pero todos los idiotas nacen sin saberlo. Segunda parte de MEMORIAS DE UN IDIOTA «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ» «ᴺⁱ ᶜᵒᵖⁱᵃˢ ⁿⁱ ᵃᵈᵃᵖᵗᵃᶜⁱᵒⁿᵉˢ ˢⁱⁿ ᵐⁱ ᵖᵉʳᵐⁱˢᵒ»