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Mi mandíbula tiritaba en cada respiración al igual que mi cuerpo, incluso el castañeo de mis dientes era preocupante.

Sabía que había sido estúpido haber huido de aquella manera, pero ya todo estaba hecho, ya no había vuelta atrás y...no me quedaba otra que aguantar las consecuencias.

Resultó ser que el día anterior pasé horas reviviendo aquel horrible momento, por lo que lo que recordaba como la madrugada se había vuelto la noche de nuevo, de hecho, era tan tarde que, cuando el coche de Park llegó hasta nosotros, el día ya era diferente en el calendario.

En ese momento me encontraba con mis ojos cerrados en el supuesto mundo de los sueños, rodeado con varias toallas y disfrutando de la cercanía de JiMin, quien había dejado al menor al volante tan solo para estar a mi lado.

-Nos has preocupado, Yoonnie. - un largo suspiro salió de los grandes labios del rubio, lo que me dió una suave brisa caliente que, junto a la calefacción del coche, me ayudó a aumentar mi temperatura.

Pasado el tiempo llegamos hasta el lugar donde vivíamos ambos, sin embargo, cuando me sacaron del coche como un burrito no fuimos hacia mi puerta, no, incluso yo me sorprendí al estar en la casa de mi...lo que quiera que sea JiMin.

-Gracias por encontrarlo, Kookie, te debo la vida.

Pude ver la sonrisa del menor al abrir levemente mis ojos, la misma que se hizo más amplia por ese simple hecho.

-Buenos días, atleta.

No quise hacerlo, pero tan rápido como abrí mis ojos se volvieron a cerrar, perdiendo en la pelea del cansancio nuevamente.

-Nos vemos en unos días, ¿si? Tengo que hablar con él de...ya sabes.

Lo último que dijo JiMin fue casi un susurro, pero por la cercanía que teníamos no tuve problema de escucharlo con total calidad.

Ambos chicos se despidieron, dejándome a mí sentado sobe la cama del menor, el mismo que en cuanto vino midió mi temperatura no muy alta y comenzó a quitar la poca ropa totalmente mojada que llevaba.

Esto no es que fuese algo nuevo para mí, pero de todas formas me daba vergüenza, más aún sabiendo que yo le había olvidado a él...a alguien tan importante en mi vida.

Soy un monstruo.

Para mí sorpresa, el menor detuvo sus movimientos al dejarme en ropa interior, lo que interiormente agradecí. No pasó mucho tiempo hasta que me ayudó a levantarme y caminar torpemente hasta el baño en su habitación, en el mismo que había una bañera repleta de agua que dejaba salir un pequeño hilo de vapor.

Cuando uno de mis pies rozó la tibia sustancia solté un suspiro satisfecho, pero no me era suficiente.

-Espera... - como pude abrí mis ojos y cogí la mano del rubio mientras me terminaba de acomodar en la bañera- No te vayas...métete conmigo.

Al parecer el de arriba escuchó mis súplicas...

En cuestión de segundos la ropa externa del menor ya estaba esparcida sobre una esquina de la habitación junto a la mía.

¿Qué decir...? Hice un poco de espacio para que entrasemos los dos, pero terminé de nuevo entre sus piernas, con mi cabeza apoyada en su pecho y con mis dedos removiendo los pocos y finos pelos que habían en el lugar.

Lo cierto es que me daba pena estar en una situación así, pero si lo que pensaba que era cierto lo era pues...nosotros habíamos hecho cosas mucho más vergonzosas.

-YoonGi... - mi mente dejó de pensar en estupideces cuando escuché un susurro salir de sus labios, tras lo que me quedé mirándole atentamente- Tú...¿sabes lo que pasó?

Mi boca se abrió y cerró varias veces miestras trataba de buscar las palabras correctas pero, en fin, sería mejor decir toda la verdad.

-No, la verdad es que no sé qué pasó exactamente, solo recuerdo aquellos...-mordí mi labio con fuerza y sentí los brazos del otro rodearme, lo que de cierta forma me dió fuerza para continuar- Recuerdo lo que me hicieron, bueno, casi todo, pero...no recuerdo qué pasó después. Es como si no hubiese pasado nada después de eso.

Un hilo de aire salió de los temblorosos labios del menor, el mismo que bajó la mirada hasta sus pequeñas manos, las cuales acogí con algo de fuerza.

-Según los médicos...tienes una laguna mental, ya sabes, amnesia localizada. Y desde ese día hasta el veintiuno de marzo de este año no podías recordar nada. Te hicieron mucho daño, tu mente actuó sola...-apreté nuestro agarre al notar su voz quebrarse lentamente, lo que me mató por dentro - Sé que no tienes la culpa, pero...nunca llegamos a saber que es lo que realmente pasó, tú... - un sollozo salió de su boca, poniéndome alerta y haciendo que me sentara en mi sitio, mirándole directamente- No recordabas nada, estábamos desesperados, pensaba que no te iba a recuperar.

-JiMinnie...- con mis manos temblando y el pulso a mil acaricié sus mejillas, tras lo que junté nuestras frentes en un intento de no derrumbarme yo también -Mi Minnie...lo siento. - dejé un pequeño beso sobre sus labios y me aferré a su cuerpo para consolarnos- Lo siento muchísimo.

Pasamos un rato de aquella manera, al menos hasta que pudimos relajarnos y el agua comenzó a enfriarse.

Salimos del lugar, nos secamos y vestimos, yo con la ropa de mi menor, la que grabó su aroma en mi piel. Después de eso comimos en un silencio acogedor y nos acostamos uno pegado al otro para tratar de descansar y procesar toda la información que de repente había aparecido en nuestras vidas.

Sobretodo en la mía.

-¿Sigues despierto? - pregunté aquello en un susurro, esperé por una respuesta, pero esta nunca llegó.

Al siguiente día tendríamos que hablar de todo esto...porque, para ser totalmente sincero, me sentía culpable.

Incluso si él decía que no era mi culpa el habernos olvidado.

-'Capítulo 200. Amnesia.'

Memorias de un idiota 2 «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora