288

52 11 2
                                    

Un abogado, mi pareja y yo.

Eso era todo lo que había en la sala, resulta que después de contarles aquello debía comerme el marrón de contárselo a alguien más.

-Entonces... ¿realmente recuerdas el número exacto?

Asentí suavemente y miré por encima del hombro a Park, quien me miraba con una pequeña mueca en sus labios.

-Sí, bueno...me hacían llevar la cuenta- rasqué la parte trasera de mi oreja y suspiré, tratando de no parecer demasiado nervioso- Recuerdo sus rostros y algunos nombres también...¿eso sería de ayuda? - nuestro abogado asintió y comenzó a teclear algo en su ordenador, como si estuviese dispuesto a escuchar todos y cada uno de los detalles.

-¿Podría decirme todo lo que recuerda?

En fin, pasamos allí casi tres horas, pero al salir Jiminnie me invitó a un helado, uno de menta con chocolate que me congeló el cerebro en cosa de segundos.

-Gatito...no sabía que podías recordar incluso sus rostros...-suspiré de forma pesada y asentí brevemente con mi cabeza, haciendo una mueca poco después.

-Tengo memoria eidetica desde que nací, lo sabes, Minnie. - llevé un trozo de helado a mi boca y me detuve en seco al ver algo que se llevó mi mirada y atención. - Jiminnie, ¿podemos entrar ahí? ¡Hay cosas de kumamon!

Mi menor sonrió levemente y asintió, cogiendo mi mano de paso al terminar yo al fin mi helado.

Entramos en la tienda juntos, yo con ganas de poder ver la sección dedicada a mi osezno favorito y Jimin con una gran sonrisa por verme a mi de aquella manera.

-¿Cómo puedes ser tan sumamente inteligente, tierno e inocente a la vez...?

-¡Minnie, mira estas zapatillas! ¡Son para ir por casa y de Kumamon!-señalé las zapatillas y sonreí bajo la mascarilla que mi menor se había encargado de subir hasta mi nariz poco antes- ¿Quieres que compremos otras para ti? - no esperé a una respuesta, simplemente empecé a buscar hasta encontrar unas iguales, pero con el dibujo de un patito que inevitablemente me recordaron a él. - ¿Te gustan estas? Creo que te pegarían... me las llevaré.

-Yoonnie...

-¿Eso es un traje de Ryan para mascotas? -comencé a caminar hacia lo que había visto, ignorándole sin quererlo.

Realmente no había escuchadole, simplemente estaba en mi mundo, totalmente absorto de todo.

-Minnie...no alcanzo, están en la estantería de arriba... - en ese momento me encontraba de puntillas, tratando de llegar hasta la estantería más alta del lugar, lo que no esperaba es que mi pareja fuese a tratar de hacer que mis pies descanasasen por completo en el suelo.

-Yoonnie...no tengo ganas de salir, quiero ir a casa de nuevo, darte muchos mimos y que tú me des a mi. Quizás podemos ver una serie o descansar un rato... ¿Está bien?

Eso era extraño...¿cierto?

-Minnie, ¿estás bien? - en ese momento dejé de prestar atención a todo lo demás, lo único que me importaba era poder atender a mi menor para que volviese a sonreír. - ¿Te encuentras mal?

Inevitablemente puse mi mano en su frente, pero lo único que conseguí fue que él acabase cogiendo mi mano con cuidado, poniéndola sobre su pecho, donde pude notar sus calmados latidos.

-Eres tú el que no está bien...

-¿De qué hablas...? Estoy perfectamente, yo...

Bajé la mirada hasta mis manos, sin poder sujetar la mirada por mucho tiempo.

Bueno...puede que tuviese razón...

Poder recordar absolutamente todo con lujo de detalles a veces era genial, pero en otras ocasiones era una pesadilla...una auténtica pesadilla.
Y recordar lo sucedido durante aquel horrible momento no me había sentado bien...seguramente era por eso por lo que estaba tan hiperactivo, por lo que me distraía con absolutamente todo...

Simplemente trataba de no concentrarme en mis sentimientos.

-¿Sabes...? Tienes razón- suspiré pesadamente y miré las zapatillas que antes había cogido en mi mano libre- Vamos a casa...tengo que escribir muchas cosas en mi diario.

Con un suspiro cogí de forma más fuerte la mano de mi menor, quien asintió suavemente y besó mi frente con cariño, apartando el flequillo levemente largo antes de nada.

Caminamos tranquilamente hasta el coche, lugar donde me senté como copiloto y hablamos sobre mi diario, es decir, este libro en el que ahora escribo.

Él me preguntó sobre ti, Diario. Aunque supongo que de leerlo alguien serás tú, Jiminnie, o al menos tienes permiso para hacerlo el día en el que me pase algo, aunque espero que no lo estés leyendo.

Como sea, al llegar a casa mi pequeño me abrazó y llevó en brazos hasta la habitación, lugar donde hizo un hueco entre las sábanas para luego arroparme con cuidado.

Él hizo un par de tés mientras escribía los tres últimos días que no había tenido tiempo de escribir antes. Al terminar Jimin las bebidas, subió hasta la habitación y puso una serie en mi ordenador. Obviamente no me negué a sus caricias, y de igual forma no lo hizo él. Del revés, Jimin acariciaba mis puntos débiles y yo acariciaba los suyos, ignorando completamente al ordenador.

Pasados unos minutos quedé acostado entre sus piernas, con mis brazos alrededor de su torso, mi cabeza y pecho recostado sobre su estómago y pecho, obviamente tenía mi oído pegado a su corazón. Con ello pude descansar de forma más profunda.

Saber que seguía a mi lado me tranquilizaba...y de cierta forma podía sentirlo más cerca, así que le cogí gusto a eso de dormir con mi oído pegado al lado izquierdo de su pecho.

Estaba muy cansado, tanto mental como físicamente...así que dormí por horas y horas, siendo seguido por Park , quien pidió a su padre que viniese para dar un paseo a nuestras mascotas y de paso se quedara a dormir en el dormitorio de invitados, así podríamos tener un día en familia de nuevo mañana.

Puede que antes estuviese algo deprimido...pero gracias a mi pequeño mochi ya no lo estaré más.

-'Capítulo 288. Zapatillas.'

Memorias de un idiota 2 «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora