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-Yoonnie, en un rato llegará mi padre, vístete.

Abrí mis ojos lentamente, tratando de salir del mundo de los sueños en el que hacia horas que estaba metido.
Bostecé perezosamente y me estiré sobre las sábanas, algo así como lo haría un minino. Una vez pude abrir mis ojos, cogí las gafas sobre mi mesilla y traté de enfocar la mirada.
Hoy sería el día en el que el padre de Jimin volvería a Seúl, tan solo sería por las fiestas de Navidad, pero por la forma en la que la gente hablaba sobre la pandemia en China, no tenía pinta de que fuese a poder volver por un largo tiempo a su casa.

Con mucha pereza en mi cuerpo traté de sentarme sobre mi cama, lugar que abandoné solo para poder ducharme y cambiar mi pijama de Kumamon por ropa decente. Algo así como un jersey negro con unos pantalones largos y anchos.

Una vez "arreglado" bajé hasta el salón, lugar donde me encontré con Jimin, quien había sacado toda la decoración navideña que teníamos en pequeñas cajas en alguna de las habitaciones que apenas usábamos.

Una vez llegó el padre de Jimin nos dimos un demasiado largo abrazo y comenzamos a hablar mientras decorabamos el salón. Lo llenamos de pequeñas luces con formas de animales navideños, de igual forma había un muérdago bajo la puerta principal. El mantel de la mesa ahora era blanco, y ahora, diferentes plantas navideñas decoraban el mueble. A parte de todo eso estaba el gran árbol blanco de Navidad, sí, ese lleno de bolas de chocolate que se acabarían en menos de lo que pensábamos.

En la cocina fue donde más tiempo pasamos, allí preparamos galletas de gengibre y tofe, comidas coreanas típicas para la época y lo más importante...hicimos un desastre monumental tras una batalla de harina que acabó dejándome un color aún más claro en la piel.

Tengo que admitir que reímos mucho, de hecho yo casi no podía respirar al ver como Jimin estornudaba y una nube de harina salía de su nariz.

Hacía mucho que no me reía así, de hecho, creo que se me olvidó que hay diferentes causas para llorar.

Una vez nos duchamos todos y sacamos las galletas del horno, las probamos e hicimos té para acompañarlas, pero apenas pudimos comer algo por la entretenida conversación que teníamos.

-Hace años que no pasábamos la Navidad juntos- sonreí dulcemente y abracé a Jimin por la espalda mientras metía una galleta en su boca, el mismo que me devolvió la sonrisa de inmediato-  Me gusta veros juntos de nuevo, chicos.

Sonreí hasta mostrar mis encías y asentí, apegándome aún más a mi pequeño, quien acariciaba mis manos sobre su pecho con cuidado.

El padre de Jimin sonrió de forma nostálgica y se puso en pie, no sin antes dar un último sorbo a su té.

-Voy a hacer algo de turismo, ¿queréis venir?

-¡Claro! - aquello lo contesté sin pensar, quizás por eso me miraron sorprendidos los dos Park.-¿Qué? Nunca tuve tiempo de hacer turismo por el trabajo...si no lo hago ahora no sé cuando podré hacerlo.

-En eso tienes razón, Gatito.

-Entonces...¿Puedo conducir?

Debía aprovechar...¿no?

De alguna forma llegamos hasta diferentes sitios, lugares preciosos que me dejaron  con la boca abierta. Para ser sincero la gente me miraba de mala manera por la calle, algunos grababan con su teléfono o hacían fotos de los pocos momentos en los que me quitaba la mascarilla.

Yo...bueno, me sentía genial, estaba feliz de poder hacer lo que antes no. Por culpa del trabajo jamás pude hacer turismo en mi propia ciudad, todo por combinar hasta cinco trabajos entre los dos para poder sobrevivir en esta ciudad tan cara.
Pero al fin lo había logrado, y era sumamente feliz por ello.

Me sentía como un niño pequeño que vive sin miedo.

De hecho, me comportaba como tal, muchas veces tropecé al correr, o incluso hice ir tras de mi al padre de Jimin por una tontería de juego.

Sonreí, jugué, hice todo lo que no pude durante mi infancia y juventud... Y sí, sé que tengo veintiocho años aquí, sé que me estoy haciendo mayor, pero...no pasaba nada por un día, ¿cierto?

Solo quería eso...vivir un sólo día sin miedo.

Sentirme normal por primera vez. 

Incluso si luego tuve mi última sesión para eliminar las cicatrices, me sentí feliz.

-'Capítulo 276. Young forever. '

Memorias de un idiota 2 «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora