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-Ey, ¿cómo vas?

Suspirando cogí el mando de la televisión sobre la mesa, pausando la serie que estaba viendo con el mismo que de la nada había comenzado a preguntarme cosas aleatorias.

Estiré mi cuerpo a la vez que dejaba escapar un gran bostezo; lo que, por desgracia, hizo que me doliera la garganta como si tuviese una bala en la misma, eso el menor pareció notarlo.

-Aún duele un poco. - mi voz salió mucho más grave y rasposa de lo que esperaba, no pasó mucho tiempo hasta que JiMin y yo abrimos nuestros ojos en grande, justo antes de reír con fuerza por esa estupidez.

-No deberías hablar, pero - una dulce carcajada salió de los labios del menor, quien convirtió sus ojos en dos medias  lunas adorables - tu voz es demasiado graciosa.

Sin poder hacer nada más rodé los ojos, solo que con una pequeña sonrisa.

No estaba molesto con él, no, para nada. No n vez de eso estaba bastante contento por estar de esa manera junto a mi menor.
Sus manos acariciaban las puntas de mis dedos de los pies, lo que me daba una sensación simplemente encantadora y, ¿como no? La serie ya iba por la segunda temporada, por no decir que también estábamos esperando a que HoSeok y TaeHyung llegasen.

Suspiré complacido antes de sentarme en mi lugar, abandonando aquella postura tan cómoda en la que me encontraba para poder dar media vuelta y encontrar una posición mucho mejor.

Las manos de JiMin acariciaban mi cabello con cuidado al tiempo que yo dejaba leves caricias en su pecho, lugar donde me encontraba acostado con cuidado de no hacerle daño por mi peso.

- JiMin-ah, ayer dormí casi todo el día pero... - atrapé mi labio inferior con los dientes, aún indeciso de si debería decirselo o simplemente ignorar el hecho de lo que me pasaba - sigo...sigo muy cansado, además, pasé todo el tiempo teniendo pesadillas y... - bufé pesadamente antes de acurrucarme mejor sobre mi menor, el cual detuvo sus caricias para escucharme atentamente - no sé porqué pero, enserio, esos sueños son tan reales...

Un puchero apareció en mis labios al recordar todas mis horas de sueño, pero gracias a ese pequeño puchero JiMin comenzó a acariciar mis labios, cosa que terminó por ser un suave roce.

-No pienses demasiado en eso...

Mis ojos se cerraron al compás de los suaves roces, lo que terminó por ser un largo y profundo beso.

Tras varios minutos de pleno silencio, en el cual sólo se escuchaban nuestros labios, el aire me fue arrebatado por completo, sin embargo, ninguno de los dos teníamos intenciones de detenernos. Y como si fuese una repetición, la espalda de Park de despegó del respaldo, obligándome a poner mis rodillas a cada uno de sus costados para no dejarme caer.

Mis brazos rodeaban su cuello al tiempo que los suyos lo hacían con mi cintura.

Nos separamos unos segundos para respirar, pero el menor no perdió el tiempo y...por primera vez, llevó aquel gesto a algo más intenso.

Sinceramente nunca pensé que mis mejillas cogerían tanto calor por algo así, mucho menos que me dejaría llevar con algo como eso.

Pero ahí estaba, muerto de vergüenza y ansia a la vez.

-Joder...

El rubio soltó maldiciones con rabia al escuchar la puerta ser tocada varias veces y yo, bueno, yo en realidad solo traté de ocultarme para no explotar de vergüenza.

-¡YoonGi Hyung, abre la puerta!

-JiMin...suéltame, voy a...

Para ser sinceros, la noche pasó volando por las extrañas y animadas conversaciones de los tres mosqueteros en mi hogar, aunque claro, yo estuve demasiado ocupado acariciando mis labios con cuidado de no ser visto como para escuchar todas sus conversaciones.

- ¡Entonces a Jin Hyung se le cayó toda la harina al suelo y Yeontan comenzó a estornudar! ¡No sabía que los perros estornudaban!

Sonreí levemente al escuchar la emocionada voz de TaeHyung contar aquella anécdota, parecía sumamente impresionado con esa estupidez y sólo por eso recordé cierto dato sobre mi mascota.

-También roncan... - los tres chicos me miraron, pareciendo confundidos por mis palabras - los perros también roncan. -asentí para mi mismo antes de seguir intentando explicarme- Holly duerme siempre sobre mi cama con las patas así - levanté levemente mis brazos, imitando la postura, tras lo que los menores sonrieron en grande- y, claro, a mi me toca dormir así - volví a mover mis brazos, solo que esta vez fue encogiendo mis hombros, fingiendo estar encogido - Y, un día, estaba a punto de dormirme y de repente escuché un ronquido y, ¡era Holly! ¡Estaba roncando!

Risas.

Eso fue todo lo que se escuchaba en el lugar donde vivía, en...en mi hogar.

Yo...podría acostumbrarme a esto.

-'Capítulo 192. Un pasito chiquitito.'

Memorias de un idiota 2 «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora