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De nuevo aquellos sonidos sonaban en mi cabeza, más concretamente entre las cuatro paredes del lugar. Sólo que...no era el mismo lugar, ni siquiera era el lugar que reconocía como mi casa de la infancia.

Ni siquiera era un dormitorio.

Los dos cuerpos dejaron de moverse al soltar un pequeño jadeo a la vez. Pude identificarme a mi mismo como el pelirubio sobre la barra de la cocina y a JiMin como el que me abrazaba por la cintura y escondía su rostro en la corbatura de mi cuello.

-No sé porqué te dejo hacer estas cosas...

Suspiré antes de ordenar los enredados cabellos de mi menor, quien no dejaba de esconder su rostro.

Lo cierto es que parecía totalmente exhausto.

Para mí sorpresa comencé a reír, en un inicio de forma tímida, y después de forma más audible, casi siendo más gritos que risas.

-¡No me hagas cosquillas! ¡Aparta tus manos de mis lorzas!

-¿YoonGi?- abrí mis ojos lentamente al escuchar aquella voz de ángel caído del mismísimo cielo y sonreí brevemente- ¿Qué haces aquí?

Era tarde, para mí mala suerte JiMin había tenido que ir a las estúpidas clases de baile, de nuevo...solo que esta vez iría solo y podría quedarme con Kook, Hobi y Tae, lo que en realidad no me parecía tan mal.

Fue un buen día, claro, a excepción de una pequeña cosa que no me había dejado descansar.

Aquí , en Corea, se cena cerca de las siete, por lo que a las diez ya deberíamos estar roncando como osos, pero ese no era mi caso, no cuando alguien como JiMin aún no había llegado.

Cerca de las once de la noche salí de mi hogar sin poder conciliar el sueño en lo absoluto, me paré frente a la puerta de mi vecino y esperé, esperé hasta que mis piernas se cansaron y tuve que sentarme en la entrada de su hogar mientras abrazaba al peluche que SeokJin Hyung me había regalado hace tiempo.

Esperé tanto que incluso acabé durmiéndome en el lugar, o al menos eso pensé que había hecho.

Los fuertes brazos de Park rodearon mi cintura, el mismo lugar en el que enrollé mis piernas para no caer, aunque estaba seguro de que no dajaría que eso pasase jamás.

Solté varios suspiros sobre en cuello de Park, pero por el movimiento de ir de un lado a otro en sus brazos a veces hacía que mi nariz y labios rozasen con el mismo.

-Yoonnie...¿Me estabas esperando?

Tras dejarme sobre la cama comenzó a dejar suaves caricias sobre mí cabello, el cual besó al no obtener una respuesta a su pregunta.

Se deshizo de la sudada ropa y se ducho, cualquier cosa para hacer volver su aroma natural me parecía bien.

Para mi sorpresa, al rato pude notar su desnudo pecho apegarse a mi espalda, formando una pequeña cuchara de tres, donde yo era la pequeña, él la más grande y mi Kumamon el pequeño terrón de azúcar.

-Por fin has vuelto...-querría haber contestado algo, pero...ya sabéis, no es algo que pudiese hacer mientras dormía.- Te eché tanto de menos, mi dulce gatito.

-Minnie...-mi voz sonó casi como un susurro, incluso las sábanas hicieron más ruido al moverme yo para aferrarme a sus manos sobre mi vientre- Cállate...intento dormir.

-Oye... - suspiramos a la misma vez, solo que yo lo hacía soñando y él aún en el mundo de los vivos.

Sí simplemente pudiese despertar...

- Te amo, Min YoonGi.

-'Capítulo 212.Si sigo dormido.'

Memorias de un idiota 2 «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora