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-¿Tienes más hambre? - la pregunta del menor me hizo negar bruscamente ya que sentía que si ingería algo más acabaría muriendo con el estómago a reventar.

A decir verdad, mi garganta ya no dolía, tan solo era una molestia al tratar de beber y pasar los alimentos a mi sistema, sin embargo, ahí estaba, llenando mi estómago de sopa de kimchi a mediados de septiembre. El calor ya era apenas inexistente. Al contrario, el frío se estaba comenzando a apoderar de la ciudad como las tormentas lo hacían de vez en cuando.

Pensando un poco en cada una de esas cosas apoyé mi cabeza sobre el hombro de mi menor, el cual me miró con cariño y me acarició el dorso de la mano.

-"JiMinnie..." - suspiré antes de continuar, dándome tiempo de buscar las palabras correctas para después reproducirlas con mis manos - "Hoy hace algo de frío, ¿podemos ver películas y descansar?"

El menor volvió a sonreír, solo que esta vez fue poniéndose frente a mi en cuchillas, todo para quedar un poco más abajo de mi altura al estar sentado en el sofá de mi salón.

-¿No quieres hacer nada más? - volví a negar con mi cabeza, solo que esta vez me dejé llevar y me acerqué hasta estar apoyado en los hombros del rubio frente a mí - Debes estar muy cansado... ¿no? - un largo bostezo salió de mis labios, siendo la repuesta a sus preguntas.

Para ser sinceros, desde lo sucedido no pude pegar ojo por las noches, tampoco había dormido algo parecido a una siesta, no. Nada de eso estaba en mi lista de cosas hechas y obviamente acabaría pasándome factura.

-Te leeré algo...veremos una serie y después dormiremos, ¿te gusta la idea? - no contesté a su pregunta, creo que fue suficiente aferrarme a su cuello para hacerle entender que amaba su plan de hoy - Bien, entonces vamos.

Una pequeña sonrisa apareció en mis labios desde que el menor se sentó a mi lado nuevamente en el sofá y comenzó a buscar un libro en la mochila que había traído hoy consigo.

Antes de que empezase a leer me senté entre el hueco entre sus piernas, haciendo de su pecho mi respaldo personal.

-" - Quiero ser un niño de verdad- le dijo un niño de madera a su creador una mañana de octubre.

-No puedo permitir eso- contestó el anciano humano, quien le miraba con recelo.

Un berrinche salió de los labios del niño mientras preguntaba una y otra vez la razón de la negación de su creador.

-Escucha con atención- susurró el mayor - ser humano es algo muy difícil, y no creo que tu pobre corazón de madera pueda soportarlo. -

El niño no hizo caso de la advertencia, por lo que, un día, su creador se dio por vencido y cumplió lo pedido.
La misma tarde, del mismo día, un chico humano de corazón astillado llegó llorando a su hogar, y entonces el mayor sonrió con pena y le dijo.

-Te advertí de que ser humano no sería fácil. -

Por mala suerte, su corazón de madera no pudo soportar más aquella carga sobre sus hombros."

Jimin hizo una pausa, en la cual bostezo y comenzó a acariciar mi cabello con cuidado.

-"Quizás solo no haya sólo una,
pero la moraleja es muy sencilla de entender.

No somos blancos ni somos rojos,
somos humanos y eso nos hace valer.

No somos puros, sí borrachos.
Nos cuesta mucho no envejecer.

No duramos, pero si amamos,
aunque eso pueda doler.

A veces nos rompemos,
nos astillamos y pronto...
otro vuelve a nacer."

Al terminar de leer el capítulo de aquel día me acurruqué sobre mi menor, quien me rodeó con sus brazos y besó mi cabello.

-Nunca entenderé por qué escribes tan bien, Yoonnie. - una pequeña sonrisa salió de mis labios, pero él no pudo verla- Vale...busca una serie que te llame la atención y, mientras esperamos a que tu garganta esté bien, la veremos juntos. - mi sonrisa se hizo más grande, llegando a ser visibles mis encías.

Con mucha energía acumulada me levanté del lugar sin alejarme demasiado de donde me encontraba antes. Cogí mi teléfono y cuando fui a sentarme me topé con algo diferente.

No llegué a sentarme, en realidad, no lo hice. Porque en vez de notar el hueco entre sus piernas me encontré su plano estómago.

Mis ojos se abrieron levemente al darme cuenta de que se había acostado con aquella sonrisa tan bella mientras hacía un hueco para poder acostarme yo a su lado.

El sofá no era muy grande, pero era lo suficiente como para poder descansar pegados, y eso hicimos.

Puse una de las series que tenía pendientes... "La casa de papel", creo que se llamaba, en la película se trataba de hacer el crimen perfecto, pero no solo tenía eso, también trataba sobre el crimen, la inteligencia, el egoísmo y...puede que un poco el amor, por eso me pareció buena idea verla junto al mío.

Después de ponerla llamé a Holly y me recosté junto a JiMin, quien me abrazó con cariño y besó mi mejilla antes de que la mascota se acostara a mi lado.

Pasaron cerca de dos horas, ya casi era de noche, pero los tres seguíamos en la misma postura, yo embobado por la serie en el televisor, Holly por estar jugando con mi mano disponible y JiMin por el profundo sueño en el que había entrado.

Una de sus manos agarraba la mía sobre mi estómago mientras la otra estaba bajo mi cabeza - permitiéndome ver mejor la pantalla frente a nosotros - y sus piernas se mezclaban con las mías. Quizás fue por eso que ya no sentí más frío en lo que quedó del día, tan solo podía fijarme en el calor que JiMin me daba, en su respiración sumamente calmada chocando con mi cuello y en sus pequeños espasmos musculares que me parecían acariciar la piel.

Suspiré satisfecho antes de pausar el capítulo y, tras ello...
por fin pude descansar en paz.

-'Capítulo 189. Pinocchio.'

Memorias de un idiota 2 «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora