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-¡YoonGissi, pasa! - hice una pequeña reverencia antes de adentrarme en la pequeña sala, viendo por última vez a mi pareja antes de comenzar con esta sesión de hoy.

Con algo de pena cerré la puerta que me distanciaba de Jimin, tras ello solo di media vuelta sobre mis talones y comencé a caminar hasta el sillón en el que últimamente había estado tomando asiento.

-¿Cómo estás, YoonGissi? ¿Alguna novedad?

Asentí lentamente, suspirando antes de comenzar a hablar.

-Resulta que el uno de diciembre era el aniversario del día en el que pedí matrimonio...-chasqueé mi lengua y devié la mirada, no queriendo ver a PyungShon directamente. - Recordaba cómo pasó, pero no cuando. Me tuve que enterar por una sorpresa que me preparó Jimin...-volví a suspirar, pero esta vez fue de forma más frustrada- Me cansa mucho no poder recordar esas cosas tan simples...

-¿Te sentiste mal por no haber podido recordar aquella fecha? - asentí lentamente mientras jugaba con mis largos dedos, chocándolos y mordiéndolos en ocasiones. - ¿Y crees que te sentirás igual cuando recuerdes otras parecidas? - volví a asentir, solo que esta vez de manera más tímida que la anterior.

-Creo que mañana es el cumpleaños de Jin Hyung...pero no estoy seguro, y eso me hace sentir muy... - traté de buscar las palabras correctas, pero una especie de nudo se formó en mi garganta, uno del que no pude deshacerme por un largo tiempo- impotente...

-Comprendo... ¿Y qué me dices de tu propósito para Navidad, crees que lo podrás lograr? - levanté levemente la mirada, tan solo para mirar directamente hacia la ventana en el lugar, una que daba unas preciosas vistas a las calles de Seúl.

-Eso espero...

Pasé allí dentro cerca de una hora más, en aquel tiempo Pyung y yo hablamos sobre diferentes temas, entre ellos: Jimin, mi padre y algunas de las cosas que debía probar a hacer para superar uno de mis traumas.

Al salir de allí cerré mis ojos por un momento, tratando de volver a aquella extraña realidad, pero para mí buena suerte, mi realidad no era otra más que mi menor con una gran sonrisa, esperándome con los brazos abiertos y las manos ocupadas por dos grandes cafés.

-¿Cómo te fue, Gatito? - sonreí de lado y le abracé, siendo correspondido de inmediato.

-Bien...me fue bien- y era cierto, bueno, a menos una parte- Minnie...-el menor se separó suavemente de mi y me extendió uno de los cafés, el cual cogí sin dudar- ¿Mañana es el cumpleaños de Jin Hyung?.

-Ship, de hecho, íbamos a ir Tae y yo a comprarle algo ahora.

Asentí suavemente antes de darle el primer sorbo al caliente líquido, tras el que solté un pequeño sonido gustoso.

Mi perdición era la cafeína, de eso estaba seguro.

-Gracias por el café, Jiminnie.-el rubio me sonrío, volviendo sus ojos dos preciosas medias lunas que me hicieron enrojecer-Oye, ¿podría ir con vosotros a comprarle algo?

Mi menor me miró, o al menos eso parecía, ya que su lindo eyesmile apenas dejaba ver sus ojos enfocar las cosas.

-¿Conduces tú?

Mis ojos se abrieron con sorpresa.

¿Enserio podría?

-¿Estás seguro? - pregunté aquello a consciencia, es decir, hacia mucho tiempo que no cogía un coche, ¿sería buena idea que lo hiciese ahora?- ¿Y si mato a alguien? ¿Y si me salto un semaforo y provocó un accidente?

Park rió, demasiado fuerte diría yo, porque incluso la secretaria del lugar se contagió por su risa.

-¿Acaso crees que eres NamJoon Hyung?

Mi ceño se frunció con fuerza, no tenía ni puñetera idea de lo que decía.
¿Acaso Nam era capaz de hacer algo así?

-Hyung, eres tú quien sabe conducir mejor, ¡incluso eres el único que sabe conducir con marchas!

-¿Entonces...conduzco yo? - Jimin me sonrió tiernamente y dejó un beso en la comisura de mis labios, alejándose después solo para asentir y acoger mi mano entre la suya.

Caminamos tranquilamente hasta el parking, donde el coche de Jimin descansaba en una de las tantas plazas disponibles allí.
A llegar, me subí en el asiento de piloto.
Lo admitiré, estaba de los nervios, pero incluso de esa manera Jimin me dio fuerzas para intentarlo.

De alguna forma llegamos hasta la casa de TaeHyung, donde también vivían Hoseok y Kookkie.  Los dos últimos acabaron por unirse a nuestra compra de cumpleaños, incluso con todos ellos hablando en la parte trasera pude controlar mis nervios y llegar hasta el centro comercial sanos y salvos.

Lo había conseguido, y al parecer Jimin era el único que se había dado cuenta, y gracias a eso ambos nos permitimos ir cogidos de la mano durante todo el tiempo en el que buscamos el regalo perfecto para Jin Hyung.

Se de sobra que ir cogidos de la mano no es mucho...pero con él todo era mucho más especial.

Por no mencionar la sesión de besos que tuvimos al regresar a casa...

-'Capítulo 258. Centro comercial.'

Memorias de un idiota 2 «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora