Desde que habló con JiMin y dejó el puesto de trabajo con el que ganaba menos dinero. Tuvieron que recortar en ciertos gastos, pero gracias a eso YoonGi pasaba unas cuantas horas más de noche en casa. Desde que lo dejó pudo cenar con él, enterarse de cómo había ido su día y dormir a su lado, pero no podía descansar, no podía cuando sentía tanta angustia, cuando sentía que el peso sobre sus hombros era cada vez mayor.
No podía seguir manteniéndose fuerte. Tenía que soportar demasiadas cosas y, no podía seguir fingiendo en lo más mínimo.
La depresión empezó a hacer desgarros en él, tantos que sintió que no podría soportarlo.
Esa noche llegó a casa con la mirada gacha y temblando, la lluvia había caído directamente sobre él tras romperse su paraguas. Pero, cuando llegó a casa, se encontró con una amarga sorpresa.
No solo JiMin estaba ahí, también estaba uno de sus compañeros de clase, ambos sentados en el sofá, haciendo apuntes sobre sus libretas.
Al escuchar la puerta abrirse, JiMin se puso en pie y, al ver cómo estaba empapado, corrió hacia él.
- ¡YoonGi! – al verle temblar y el enfermizo color de su piel, le abrazó con fuerza, preguntando qué había pasado antes de poner una mano en su frente – Mierda... Tienes fiebre.
No pudo decir nada, solo le sujetó cuando notó que sus piernas dejaban de funcionar y tuvo que sostenerle cuando su cuerpo dejó de responder.
- ¡TaeHyung, ayúdame! – el más joven se puso en pie y corrió hacia ellos, ayudando a JiMin a coger al aún inconsciente pálido – Se ha desmayado... Mierda, no. no sé qué hacer.
Estaba agobiado, tanto que no supo como reaccionar.
No tenían dinero para ir al médico, apenas podían comprar medicación, pero eso solo le asustaba más.
Si no fuera por TaeHyung seguramente habría ido a peor. Fue él quien le ayudó a llevarle al baño y calentó el agua de la ducha mientras JiMin le desvestía.
Su amigo evidentemente no quería invadir su privacidad, pero no pudo evitar ver los cortes en sus brazos y las cicatrices en su cuerpo, algunas ya casi desaparecidas y otras aún recientes.
A JiMin no le importó mojarse por él, pero TaeHyung sabía que no estaba en condiciones de tomar decisiones por su propia cuenta así que, mientras intentaba calentar su cuerpo, buscó un termómetro y una toalla. La cual mojó con agua fría y escurrió para poder ponerla luego sobre su frente, muñecas y tobillos.
Una vez salió de la ducha, JiMin le secó y vistió con ropa cálida. Entre ambos le dejaron el cama y comprobaron cómo de alta era su fiebre, pero se asustaron al ver que cada vez subía más.
- Hay que llevarle al hospital...
Asustado, JiMin negó y apretó sus manos aún frías.
- No nos lo podemos permitir, vamos muy justos de dinero últimamente... Tiene que haber algo que podamos hacer para que mejore. – sin saber qué hacer, bajó la mirada – Tiene que haber algo.
- Oye, sus brazos... – al verle hacer una mueca triste, puso una mano en su espalda, intentando darle fuerzas de alguna manera – Ha tenido que ser muy duro, JiMinnie.
No quería hablar sobre ese tema, así que solo asintió y le pidió que calentara agua para hacer un té. En realidad, solo fue una escusa para dejarles solos.
- Amor... – sintiendo una gran presión sobre su pecho, miró los cortes más recientes en sus antebrazos y gimió de dolor, acostándose sobre la cama para poder abrazarle con fuerza mientras sentía que sus ojos se humedecían – No sé qué hacer, enserio intento que esto salga bien pero...
Abría sido un buen momento para que se despertase y le consolara, diciendo que estaba bien, pero eso solo pasaba en las películas. En su realidad, tuvo que llorar en silencio mientras se aferraba a su cuerpo inconsciente, esperando a que despertase y la fiebre bajara. Le transmitió su calor, pero su cuerpo seguía frío de todos modos.
Estaba desesperado.
- JiMin-ah, os he traído una manta más. – al verle secándose las mejillas, se mordió los labios y tapó a ambos con la manta más gruesa que había encontrado en el piso – ¿Sabes? Mi madre me contó que cuando era joven y no tenían aire acondicionado ni calefactores dormían juntos.
Esa historia le sonaba, lo hacía porque el propio YoonGi le había contado algo parecido, pero su historia era algo diferente.
- Puedes probar a hacer eso. – dándole una pequeña sonrisa, rascó su nuca antes de mirar al pálido de nuevo – Debería irme a casa. Espero que Hyung se mejore. Cualquier cosa ya sabes a quién llamar.
Solo le agradeció el gesto y miró cómo se iba, cerrando la puerta para que el frio no pasara.
Una vez estuvieron solos, respiró profundamente y tomó un decisión que más tarde se volvería una costumbre.Le desvistió con cuidado de no hacerle daño y acto seguido hizo lo mismo consigo mismo, dejando la ropa sobre las mantas antes de acercarse más a él, abrazándole mientras notaba cómo sus labios iban tomando un tono más rosáceo y su piel abandonaba el pálido enfermizo lentamente.
Pudo dormirse cuando finalmente le vio moverse, acurrucándose entre sus brazos mientras comenzaba a demostrar que estaba mejorando lentamente.
Desde entonces, las noches de frío se hicieron más tranquilas con esa costumbre. Era la única forma que conseguía que no se despertasen temblando o cogieran un resfriado. Llegó un punto en el que formaron un pequeño nido de ropa sobre la cama, acumulando allí todas las mantas.
Esa fue una de las manías que les ayudaron a sobrevivir y a ahorrar algo de dinero que más tarde pudieron comenzar a invertir.
YoonGi se compró un pequeño teclado con el que poder preparar los ritmos que usaba para sus canciones, JiMin comenzó a ir a clases de baile y, entre los dos, se mudaron a un piso un poco más cómodo que se encontraba más cerca de la ciudad para ahorrar el transporte.
YoonGi se sacó el carnet de conducir no mucho después y, aunque no tenía coche, pudo obtener un puesto de repartidor a media jornada que redujo su tiempo de trabajo y con el que ganaba unas cantidades cada vez mejores de sueldo.
Las cosas iban mejorando económicamente, su relación era cada vez más cercana, pero no estaban bien, en especial YoonGi. Él sufría recaídas constantes, volvió a beber alcohol cuando estuvo a punto de dejar que un camión acabase con su vida, pero pensar en que JiMin le esperaba en casa era el consuelo que le hacía atender a la clientes con una falsa sonrisa día a día.
Y JiMin... Bueno, él temía que si le dejaba solo pudiese acabar con su vida.
No quería perderle ahora que empezaban a tener su propia vida.
ᴳʳᵃᶜⁱᵃˢ ᵖᵒʳ ˡᵉᵉʳ ʸ ᵛᵒᵗᵃʳ
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Memorias de un idiota 2 «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»
Fanfic-JiMinnie... Espera un poco más por mi, por favor... Algunos mounstros tienen sus razones de ser, pero todos los idiotas nacen sin saberlo. Segunda parte de MEMORIAS DE UN IDIOTA «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ» «ᴺⁱ ᶜᵒᵖⁱᵃˢ ⁿⁱ ᵃᵈᵃᵖᵗᵃᶜⁱᵒⁿᵉˢ ˢⁱⁿ ᵐⁱ ᵖᵉʳᵐⁱˢᵒ»