211

38 8 2
                                    

-"Una vez un sabio dijo:
Los muertos no siempre dejan su alma,
muchos de ellos siguen en vida...
pero es mejor no poder verlos.

Los muertos no cuentan cuentos,
ellos nunca mienten.

Al sabio le partieron el corazón,
y ahora es él quien vive su propia tortura.

Los muertos no cuentan cuentos,
pero sí su realidad.

Puede que por eso todos me tengan miedo."

-JiMin-ah...

Por fin...al fin podría verle. Había pasado toda la noche angustiado por no poder volver a tenerlo cerca, pero ahí estaba, de nuevo frente a mi puerta a aquella hora punta en la que ambos no podíamos conciliar el sueño.

-Hyung, ¿te desperté?

Suspiré con la mirada gacha y comencé a subirla poco a poco.

Sus zapatos no eran de la mejor calidad, de hecho, llevaba unas zapatillas de estar por casa junto a unos calcetines blancos, llevaba unos pantalones de mezclilla no muy pegados a su cuerpo y una camisa blanca aparentemente cómoda y suave. Finalmente me encontré con su rostro, pero no me tomé demasiado tiempo analizándolo, simplemente abrí mis brazos y le abracé, dejando mi cabeza apoyada sobre su hombro.

-En realidad, no he podido dormir.

Leves caricias comenzaron a caer sobre mi espalda, obligándome indirectamente a relajarme entre los brazos del menor, quien besó con cariño mi nuca y mejillas.

-¿Otro recuerdo?

Suspiré una vez más, aferrándome a la cadera del rubio y dejándome llevar por el toque de su mano sobre mi piel.

-Más o menos...-me separé de él por unos segundos solo para coger su mano, cerrar la puerta y dirigirme hasta el sofá. Donde, literalmente, le tiré y abandoné para ir hasta la cocina.

No tenía demasiada hambre, pero si que tenía antojo de algo dulce y las fresas son lo único que me gusta en ese sentido.

Tras coger mi capricho y preparar un bol, volví al salón. Sin pensarlo me hice espacio entre las piernas de Park, quien rió enternecido.

-¿Y está confianza?

Tan pesado...aunque no era una mala pregunta, ¿por qué le había cogido tanta confianza?

-¿Te molesta? - giré mi rostro levemente ya que mi espalda estaba pegada a su pecho, pero para mí suerte él solo negó y comenzó a sonreír, haciendo que sus ojos desaparecieran en dos finas líneas mientas negaba con su cabeza, moviéndose a un lado y a otro.- Entonces no preguntes.

Metí una de las fresas en mi boca y cerré los ojos, deleitandome por completo con su sabor tan especial, creo que incluso dejé salir un pequeño jadeo de gusto al empezar a masticar.

-Holly, ven aquí, bola de pelo. - palmeé el sofá a mi lado y me recosté sobre el menor. Estando, ahora sí, en el paraíso.

Pasamos cerca de una hora en pleno silencio, con el único sonido de la serie que hace tiempo habíamos empezado reproduciendose en la televisión frente a nosotros.
Holly se había ido al mundo de los sueños, JiMin estaba a punto de hacer lo mismo y yo, bueno, yo estaba demasiado enganchado a esa serie española.

Ignoré el tacto en mi pecho y lo hice cuando bajó hasta mi estómago. Aunque una cosa es una caricia y otra es coger la grasa de mi vientre entre sus pequeños dedos.

-¿Esto es lo que pienso que es? - la última fresa se deslizó por mi garganta antes de apartar la mano del menor de mi pobre cuerpo. - Yoonnie, ¿en serio engordaste?

De nuevo aquella mano traviesa...quizá debería cortarsela.

-No toques mis lorzas, Park. - mi voz sonó más bien como un pequeño berrinche, al parecer eso le gustó -Espera, ¡Park, no!

No supe en qué momento pasó, pero al parecer era un mocoso con fuerza, suficiente como para dejarme bajo su cuerpo y para coger mis dos muñecas con su pequeña, adorable y estúpidamente fuerte mano.
Y diréis, ¿qué estaba pasando?

Pues, sincerándome...no tenía ni puta idea.

En algún momento sus labios comenzaron a rozar mi vientre, y por alguna razón mis ojos casi se volvieron blancos al salir un extraño sonido desde lo más profundo de mi garganta.

-¿Qué ha.haces?

Mi estómago dejó de ser "maltratado", pero no fue durante demasiado tiempo, solo el suficiente como para que el otro levantase su mirada y me sonriese de forma extraña.

-No te estoy tocando.- la punta de su dedo índice comenzó a recorrer con cuidado el recorrido de mi torso, bordeando mi pequeño ombligo, haciéndome reír y erizar al mismo tiempo.-Ahora sí lo hago.

Era muy extraño...

-JiMin-ah...-solté un suspiro al sentir mis manos ser liberadas y mi frente ser besada con cuidado- Ayer...hablé con Nam y descubrí lo de...-dudé sobre si decirlo o no, pero, en fin, él ya lo sabía todo- Agust...

La poca fuerza que el menor hacia sobre mi cuerpo segundos antes se fue deshaciendo, desapareciendo hasta quedar en la nada.

-Me han ofrecido una segunda oportunidad y no sé si...

Un pequeño beso sonó por toda la sala, siendo sorprendente para los dos al corresponder yo sin siquiera pensarlo.

-Me gustaba como te quedaba el rubio, Yoonnie. - JiMin sonrió de lado y comenzó a repartir besos por mi mandíbula, mejillas y cuello.- En ese momento yo lo llevaba como tú ahora, pero decías me queda mejor el rubio, así que así lo dejé.

Rei tontamente antes de caer en cuenta de algo, algo bastante extraño.

-¿Y esa cara? - el menor rió sobre mí mejilla y restregó su nariz en aquel lugar, dándome un beso de gnomo cariñoso-Parece que hubieses descubierto un elemento de la tabla periódica.

Tragué en seco y posé mis manos sobre sus mejillas, dejando suaves caricias con mis pulgares sobre su tersa piel.

-Por un momento pensé que eras albino...en mis recuerdos siempre eres rubio, así que... -el menor soltó una pequeña risa y besó brevemente mis labios, haciéndome enrojecer por completo.

¿En qué momento habíamos llegado a esto?

-Puede que verme durante tanto tiempo con un mismo color haya afectado un poco a tu memoria. Eramos muy pequeños cuando nos conocimos...¿Acaso tienes curiosidad?

Bufé y aparté la mirada de la de JIMin hasta mi mascota, que seguía durmiendo totalmente despreocupada.

-Puede...

-'Capítulo 211. Rubio o azabache. '

Memorias de un idiota 2 «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora