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Estaba anocheciendo, por lo que el silencio estaba muy presente en las calles de Seúl, claro que...en uno de los edificios un poco más alejados de la zona urbana, dos personas se encontraban intentado mantenerse en silencio, pero no parecían conseguirlo en lo absoluto.
Pasó más de una hora hasta que las personas de vecindario finalmente dejaron de escuchar como ambos se amaban entre sí por primera vez, aunque habían varias formas de hacerlo después de aquello.

-Wow...eso fue...

-¿Increíble?

Los dos chicos rieron a la vez, sintiendo sus mejillas enrojecidas y sus cuerpos perlados de sudor, lo que no era realmente molesto.

-Minnie...-el nombrado cerró sus ojos aún con una sonrisa en sus labios e hizo un pequeño sonido con su garganta para dar a saber que estaba escuchando a su mayor- Prometo que la próxima vez será del revés, sé que tú no querías que yo... y...esto, ah ~ mierda, que vergüenza. -ambos rieron tontamente por la repentina vergüenza del mayor, pero después de eso todo pareció volver a calmarse- Yo...gracias por confiarme esto.

Los pequeños ojos del pelinegro se cerraron por primera vez en paz mientras que su mano comenzó a sobar su vientre, dándose a si mismo aquellas caricias que le hacían caer ensueño. Para su sorpresa, el hombre a su lado sustituyó su mano y repartió cariñosas caricias por el mismo sitio.

-Has sido tú el que ha dejado ese miedo atrás, Hyung. -un leve beso calló sobre la mejilla contraria, haciendo que así por fin la pareja sonriese al compás.

-Te amo, mi Minnie.

-Hyung... Yoonnie Hyung, despierta. - un quejido salió de lo más profundo de mi garganta, siendo más el sueño que las ganas de volver a la realidad- Min YoonGi, me vas a romper una costilla si no me sueltas.

Suspiré pesadamente antes de abrir levemente mis ojos y relajar mis músculos, fue entonces cuando caí en cuenta de algo.

Mis brazos y piernas estaban rodeando el cuerpo de JiMin como si fuese para salvar mi vida y, por si fuera poco, estaba escondiendo mi rostro en su cuello, disfrutando de su aroma natural a fresas y vainilla.

Mis pestañas parecieron hacerle cosquillas al menor en el cuello, o al menos eso pareció cuando escuché su suave risa y vi como su cuello se movía tratando de evitar el contacto. Aquello me dió una idea y aunque estaba algo cansado y adormilado por acabar de despertar, me subí al regazo de mi menor y comencé a clavar mis dedos en su estómago, axilas y cuello, sacándole fuertes risas que me hicieron sonreír.

-¡Basta! ¡No, Hyung! ¡Pa.para!-una carcajada salió de sus labios, los cuales me quedé mirando por un tiempo, bajando la guardia por completo, quizás demasiado.

No pude hacer nada, para cuando quise darme cuenta JiMin había dado la vuelta a las cosas, ahora era él quién clavaba sus pequeños dedos en mis costillas mientras se sentaba en mis caderas.

Lo admitiré...siempre he sido una persona muy cosquillosa...sobre todo si saben cuáles son mis puntos débiles.

Mi espalda y nuca fueron tocadas y, sí, por si había dudas...esos eran mis puntos sensibles si hablábamos de cosquillas.
Mi risa fue demasiado escandalosa y de igual forma no pude retenerme en mi lugar, mi cuerpo se movía solo en el intento de quitarme al menor de encima, pero me pareció imposible.

Aquella tortura siguió hasta que pasó algo que no tendría que pasar...

Un extraño sonido salió de mis labios al rozar algo con lo que no debí, no tardé ni dos segundos en tapar mi boca y notar como todo mi cuerpo se ponía rojo de vergüenza.

-Lo siento... - JiMin, quien no se había vuelto a mover desde el pequeño incidente, sonrió levemente antes de apartar la mano de mi rostro, tras lo que sonrió de forma más amplia.

Mis mejillas se encendieron como nunca antes, mi vientre se sentía extraño y mi pecho parecía revolotean.
Para ser sincero, me sentía muy pequeño e indefenso bajo él, pero tampoco es que molestase, solo...puede que estuviese nervioso.

Mierda no, estaba tan nervioso que el corazón se me saldría del pecho.

-Ey...tranquilo. - el menor se acercó a mi, cosa que me obligó a cerrar los ojos con fuerza, pero tan solo sentí un pequeño roce en mi frente, uno inocente y tierno.

Mis ojos se acabaron abriendo poco después, todo para poder admirar al que tenía todo ese amor en su mirada.

-No te preocupes, no volverá a pasar.

-Sesenta y dos...

-Ya pasó...

-'Capítulo 193. Accidentes. '

Memorias de un idiota 2 «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora