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Solté un pequeño quejido al comenzar a despertarme de mi perfecto sueño. Una pequeña sonrisa apareció en mis labios al poder oler el maravilloso aroma a fresas que solo una persona puede tener.

Cuando aquel suave aroma entró por mi olfato comencé a despertar realmente.
Sonreí hasta llegar a mostrar mis encías y me aferré al cuerpo del menor, el mismo que ya estaba entre mis brazos desde hace horas.

-Buenos días, minino. - escondí mi rostro en el cuello del rubio y acaricié con mi nariz el largo camino de su cuello, haciéndole reír.

-JiMinnie...- de un momento a otro me di cuenta de algo que consideré importante -¡JiMin! - mis mejillas comenzaron a doler por la sonrisa en mi rostro, por fin podría contarle lo sucedido ayer.

Joder...¡por fin había encontrado a mi familia!

- JiMinnie, JiMin-ah, mi JiMin, yo... -me separé levemente para después mirar a mi menor y besar su pequeña nariz, haciendo que sus avellanados ojos desapareciesen - Lo encontré, le encontré, Minnie.

El nombrado rió y acarició mi mejilla con cuidado.

-¿Qué encontraste?

- A mi hermano, ayer le vi en las noticias. - la mirada de mi menor cambió por completo, aquel brillo tan característico había comenzado a perderse por completo - ¿No...estás feliz? Es...es mi hermano, JiMin, ¿por qué no...?

-Hyung...no recuerdas vuestra pelea, ¿cierto?

La sonrisa que hasta ahora había tenido en mi rostro desapareció tan rápido como sus dedos dejaron de rozar mi piel, tan rápido como dijo aquello, mi mundo se vino abajo.

-¿Qué pelea...?

El rubio a mi lado suspiró pesadamente y cerró sus ojos por unos segundos, seguramente planteándose contarme lo que sucedió. Finalmente pareció decidirse a contármelo, o eso pareció al sentarse sobre la cama y obligarme a sentarme entre sus piernas, con la espalda sobre su torso y la cabeza sobre sus clavículas.

-Yoonnie...hace unos tres años, GeumJae Hyung y tú discutísteis, él quería la custodia de Holly y la tuya incluso si eras mayor de edad, quería que volvieras a vivir con él para compensarte el haberte dejado en casa cuando eras más pequeño. - mis ojos comenzaron a doler al tiempo que mi nariz comenzó a picar.

Puede que lo estuviese comenzando a recordar...

-Para entonces tú y yo ya llevábamos años viviendo juntos, así que le dijiste que no. En realidad, creo que siempre le guardaste rencor por dejarte sólo con tu padre. - bajé mi mirada hasta sus manos sobre las mías, las que dieron un suave apretón en forma de consuelo - Tú querías estar conmigo...aún teníamos muchos planes de futuro y te negaste a irte con él, sobretodo porque ya tenías la mayoría de edad y llevabas años sin hablar con él.

Sequé una pequeña gota que había caído por mi mejillas ante el recuerdo de esa horrible discusión.

-El caso es que...no le volviste a hablar, él te echaba de menos, te echa de menos...pero estabas muy enfadado con él, así que...

-¿Tú...le has visto después de eso? - asintió levemente y acarició con suavidad mis manos, tratando de darme apoyo en un momento así.

-Vino hace unos meses a casa, para hablar sobre lo que te pasó cuando...bueno, ya sabes. - ni siquiera yo quería recordar eso, seguramente sería aquel hombre de media altura, pelinegro y con un tono claro de piel que vi un día en su puerta - ¿Tú...sigues enfadado con él? Enserio, tu hermano te extraña mucho, Hyung.

Suspiré pesadamente y me abracé a mí mismo, llevando las manos de JiMin junto a las mías en el proceso.

-No puedo estar enfadado...yo también le extraño.

Los brazos de mi menor me ayudaron a darme la vuelta, quedando así frente a él, cara a cara.

-Y también te extrañaba a tí...-ambos sonreímos suavemente, y al parecer JiMin no pareció poder evitarlo, simplemente dejó un pequeño beso en mis labios, lo que me hizo sonrojar y recordar cierta cosa de la que también deberíamos hablar.

- Oye...lo del otro día, yo...lo siento, creo que tengo un pequeño - gran- trauma con eso después de lo que me hicieron.

-No te preocupes. - ahora sus labios se posaron sobre mi frente, siendo cálida la sensación en mi pecho - Puedo esperar...te ayudaré con todo lo que pueda, ¿de acuerdo?

Bajé mi mirada nuevamente, solo que esta vez era más por la culpabilidad que por otra cosa.

-Lo lamento...

-Deja de disculparte y vamos a hacer el desayuno, hoy quiero mimos y estoy segurísimo de que mi Gatito también quiere. - una de sus pequeñas manos acogió mis mejillas, apretándolas y dejando mis labios de forma abultada, casi como el pico de un pato - Y solo yo sé que aquí. - acarició mi vientre con su mano sobrante y cerré mis ojos, gustoso- Aquí. - su pequeña mano pasó de mis mejillas a mi espalda, otro punto débil que me hizo casi ronronear- Por aquí. - con una de sus manos acarició la parte trasera de mi oreja y con la otra pasó su dedo meñique desde lo alto del puente de mi nariz hasta la nuez de mi cuello.

-Humng... - Dios...¿cómo sabía hacer eso? ¿Qué clase de magia negra era esa? Me estaba dejando totalmente atontado...y ni siquiera había comenzado a hacerlo repetidas veces.

-Y...en tus hermosos pies. - las caricias pararon y con ello mis suaves ronroneos- Esos son tus puntos débiles, Min YoonGi.

Eso es mentira...mi punto débil siempre fuiste tú, JiMin.

Únicamente tú, mi pequeño ángel caído.

-'Capítulo 220. Mi punto débil.'

Memorias de un idiota 2 «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora