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-¡Feliz Navidad, mamá!

-Cariño...no es feliz para mi.

Superficie pegajosa, pero suave...eso fue lo que me encontré al por fin despertar; eso y un inexplicable calor en la piel, uno demasiado agradable.

Lo que quisiera que hubiese debajo de mi desprendía muchísimo calor, era como si tratase de protegerme del frío, y eso simplemente me encantaba. Me gustaba tanto aquella mierda que, inconscientemente, empecé a restregar mi nariz y mejillas en ella. Cuando hice eso, un fuerte olor a mi aroma y al de Jimin hizo que soltarse un pequeño gémido gustoso.

Amo todos esos aromas, enserio.

Y encontrarlos todos juntos era simplemente magnífico.

-Buenos días a ti también, Gatito.

Entonces...bueno, entonces solo recordé todo lo que había pasado en la noche anterior y...sonreí, simplemente sonreí y me abracé más fuerte con piernas y brazos a Jimin, quien rió con cariño y acarició mis hombros con cuidado.

-¿Con que por esto llevabas el último mes tratando de...? - cómo cada vez que mi menor quería decir aquella estúpida palabra, puse mi mano en su boca, callándole por un rato. Pensé que me había liberado de tener que dar explicaciones, pero cuando Jimin lamió mi mano el muy idiota gritó aquella palabra, haciendo que mis mejillas y orejas quemaran con furia.

-S.sí, ¿vale? - bajé la mirada hasta las sábanas que cubrían nuestros cuerpos y suspiré, tratando de relajar aquella vergüenza. - No deberías preguntarme...simplemente podrías decir algo como "Oh, YoonGi, ¿te duele algo, amor?" o un "extrañaba esto"...

Por estúpido que sonase realmente quería que dijese algo así, porque, para ser sincero, mi espalda baja dolía y me sentía demasiado pegajoso por obvias razones. Yo esperaba que fuese a ser delicado no sólo en el acto, sino también después... Pero claro, de haber dicho eso no sería mi Jimin quien estaría hablando.

Él rió, haciendo que su pecho subiera y bajará junto a mi cabeza, la que se encontraba sobre el mismo.

Rodé los ojos al tiempo que solté mi agarre con él y daba media vuelta sobre mi eje, dándole la espalda. Escuchar su risa siempre me había agradado, pero en ese momento sonaba mucho más molesta de lo normal.

-Yoonnie... - suspiré pesadamente e hice un pequeño sonido con mi garganta, aclarando que le escuchaba- Te amo.

Estuve a punto de ahogarme con el aire tras escuchar eso.

Simplemente no me lo esperaba.

-¿Hablas enserio...? -lentamente volví a darme la vuelta, esta vez para poder mirar directamente a mi menor, el mismo que asintió y sonrió suavemente. - Yo...yo también te...

¡Puto timbre!

-Debe de ser papá con tu hermano - un pequeño beso calló en mi frente antes de que pudiese decir algo.- Dúchate, iré a abrirle.

Mierda...¿ni siquiera podría decirle dos palabras? Maldita vida...

Una vez duchado y vestido, cambié las sábanas de la cama y cogí los regalos envueltos para los chicos, después de eso bajé las escaleras y los puse bajo el árbol, dando ese toque navideño tan familiar y acogedor.

Tiempo después fueron llegando nuestros amigos, esos con los que hablamos y tomamos un buen desayuno, uno que llenó mi estómago vacío al instante. Pasamos horas y horas hablando, lo hicimos hasta que el cielo comenzó a oscurecerse y tuvimos que empezar a prepararnos para la noche.

-Yoon, no quería decir esto para no incomodarte, pero no puedo evitarlo. - levanté mi ceja derecha, totalmente extrañado por lo que mi Hyung estaba diciendo. Las personas a mi alrededor me miraron y sonrieron de una forma...¿pícara? - Esto, tu cuello...

Mierda.

Mis mejillas se llenaron de un intenso y efusivo color rojo cuando caí en cuenta de algo...ayer Jimin se dedicó durante un largo rato a sobar mi cuello...Dios, que vergüenza.

-O te han dado una paliza o te han querido demasiado, YoonGi Hyung. - maldito Taehyung.

-Yo...

-Mocosos, lo que pase o deje de pasar no es cosa vuestra, ahora...¡a abrir los regalos!- el señor Park me abrazó por los hombros de forma paternal y me sonrió suavemente, dándome algo de confianza para hacer lo mismo.

Agradecí el hecho de que me hubiese protegido, pero no pude estar más agradecido cuando sacó de su bolsillo una pequeña caja, la cual me entregó con una sonrisa marcada con dos oyuelos.

Abrir aquella cajita me dejó en shock, simplemente no me lo esperaba.

Dos anillos de plata descansaban en ella, uno de ellos tenía grabado la figura de una huella de un felino y la otra un pequeño y relleno mochi, lo que hizo que algo se removiera dentro de mi. Por no hablar sobre los discretos diamantes blancos que les daban aquel brillante toque...

-Hijo...me entristeció mucho saber que no podríais casaros, pero ahora que volvéis a estar tan unidos quiero que tengas esto.

-Esto es...es demasiado-sonreí hasta mostrar mis encías y me lancé sobre mi mayor, abrazandole con fuerza.-Gracias...enserio, gracias, papá.

Ambos sonreímos y nos separamos al escuchar la voz de TaeHyung gritar con alegría.

-¡Es de Gucci! YoonGi Hyung, ¿te he dicho cuanto te quiero?

Rodé los ojos y negué lentamente. Era demasiado divertido verle tan emocionado.

-¡Dios mío, una switch! ES MIA AL FIN

-Perdona mocoso, tendrás que dejársela a tu querido Hyung un rato, ¿no?

Uno a uno los regalos se fueron abriendo, la emoción hacía que todo brillase, o al menos así lo veía yo.

Yo recibí aquellos preciosos anillos y varios peluches de Kumamon, lo que me hizo demasiada gracia porque todos juntos formaban algo parecido a nuestra pequeña familia. Todos los peluches tenían algo que identificaba a la persona que representaba, como camisas, gorros y gafas.

Para mí sorpresa dos de los peluches del osezno estaban unidos de la mano, supuse que esos éramos Jimin y yo porque uno tenía unas cuantas mechitas rubias mientras el otro tenía un pelaje más grisáceo, diferente del clásico pelaje negro de Kuamamon, pero había algo que no me cuadraba...en sus pequeñas patitas había una especie de anillo, eso era lo que los unía.

-Oye...¿Por qué están...? Oh, santa mierda...

-'Capítulo 280. Marcas en mi piel.'

Memorias de un idiota 2 «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora