존경

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Al despertar de su pesado sueño, el adorable e infantil JiMin bostezó con pereza, restregando sus ojos hinchados con las manos hechas puchos y las mejillas abultadas. Iba a llamar a alguno de sus padres, pero al ver el cuerpo de su Hyung a su lado, sonrió y se tiró sobre él, abrazándole con fuerza y escondiendo la cabeza en su pecho mientras soltaba una risa.

- ¡Hyunie!

La verdad es que hasta a él le pareció raro verle dormir. Daba un poco de miedo considerando que su piel pálida se encontraba teñida en algunas zonas de unos desagradables rojos y morados.

Con un pequeño puchero, dió ligeros golpecitos en su pecho con su dedo índice. Al no verle despertar decidió dejarle dormir un poco más. Para que evitar despertarle y que tuviese la misma actitud de somnoliento y molesto que tenía su padre por las mañanas, simplemente recostó la mejilla sobre su pecho, mirando cómo dormía con los labios entreabiertos.

La verdad es que no era del todo cómodo estar sobre él porque las costillas se le marcaban demasiado, pero aún así decidió abrazarle y quedarse un rato más con la oreja pegada a su pecho. Una vez hizo aquello, pudo darse cuenta de que los latidos de su corazón eran muy lentos, tanto que lograron que el sueño volviera y- como el niño que era - volvió a quedarse dormido sobre él.

YoonGi, a los pocos minutos, se retorció para acomodarse y abrazó el pequeño cuerpo sobre él, acomodando la barbilla sobre el suave pelo negro de otro inconscientemente.

Esa fue la primera foto que la pareja Park hizo de ellos dos, la primera de álbumes completos. Aunque eso era algo que ellos no podían saber.

Una vez YoonGi despertó, se sorprendió al ver a JiMin durmiendo sore él con las manos hechas puchos y la mejilla apoyada en su pecho, haciendo que sus labios se abultasen aún más. Analizó la situación una vez más antes de alterarse porque no estaba en su casa y solo pudo sonreír al notar que se había el pequeño se había quedado dormido de aquella forma y le había utilizado prácticamente como un peluche.

Poco después, cuando se había centrado en ignorar el dolor acariciando su cabello, la puerta de la habitación se abrió.

- Buenos días, Yoon.

Algo avergonzado, le respondió con una mueca, volviendo la mirada a las abultadas mejillas de JiMin una vez más.

- Vaya... Ahora eres su almohada. – con una sonrisa clavada en el rostro se sentó en un borde de la cama, removiendo su pelo desgastado y frágil – Suerte, no creo que vaya a soltarte pronto.

- No me importa... – aún con aquella mueca en los labios, abrazó más fuerte al menor, haciendo reir a YungMin.

- Voy a hacer el desayuno para vosotros. El papi de JiMin ya se ha ido a trabajar y hemos tomado algo juntos, no te preocupes si no lo ves en casa ahora. – al verle dar un breve asentimiento, se volvió a levantar de la cama – ¿Hay algo que te apetezca desayunar?

Le daba vergüenza, pero lo cierto es que estaba muerto de hambre porque llevaba días sin comer más que las sobras de su madre, y a veces eran nulas. Así que, en vez decirle que tenía el estómago vacío, le dijo que cualquier cosa estaría bien.

Despertó a JiMin cuando le avisó de que el desayuno estaba listo, lo hizo con caricias en su rostro y espalda. Sin embargo, tan pronto como se desperezó, volvió a ser el que conocía: una pequeña pila andante que parecía nunca gastar su energía.

- ¿Por qué Yoonnie Hyung ha dormido en casa? – preguntó mientras su padre llevaba una cucharada de cereales a su boca, mirando al mayor antes de dirigir sus grandes ojos hacia el pálido.

- Ha tenido problemas en casa, pero se va a curar porque es muy fuerte ¿Cierto, YoonGi?

Con la mirada baja y sin dejar de comer, asintió.

Lo cierto es que nunca había visto a una persona repetir tres veces el desayuno, pero sabiendo que lo más probable es que no hubiese comido nada en días, le agradaba que pudiese llenar su estómago con algo sano.

- ¿Has dormido bien? – mientras le lavaba los dientes a JiMin, el mayor le preguntó, dirigiéndole una mirada amable que recibió elevando sus comisuras y asintiendo con seguridad – ¿Cómo van esas heridas? – iba a acercarse para revisarlas, pero al ver cómo daba un paso atrás decidió no seguir con sus intenciones.

- Aún duele... Pero estoy bien, gracias.

Estaba claro que no lo estaba, pero solo lo dejó pasar. Le dió un cepillo de dientes nuevo, algo de ropa con la que vestirse a pesar de que le estuviese grande y, más tarde, un táper con algo de comida para que no volviera a pasar hambre. Él le dio las gracias y se disculpó por las molestias, marchándose poco después en completa soledad, cojeando y sufriendo por las heridas que aún permanecían en su cuerpo.

Una vez llegó a casa a las once de la mañana; escondió la comida en su habitación, hizo el desayuno para su familia, puso la mesa, recogió y limpió la casa y - tras mucho esfuerzo - volvió a su habitación, poniéndose de nuevo su ropa y doblando la que le habían prestado para poder devolverla.

No era cómoda ni olía bien como la que los Park tenían, pero estaba acostumbrado a eso y era consciente de que no cambiaría.

Una vez su padre se despertó con resaca, fue directo a por su desayuno, sentándose en la mesa para empezar a comer. Más tarde llegó su hermano y madre, ambos fueron a desayunar. Pero, cuando su hermano le pasó un trozo de pan bajo la mesa, su padre le miró mal.

- No alimentes a esa cosa, tiene que aprender a ganarse las comida.

Iba a decirle que se lo merecía porque se había esforzado mucho preparando el desayuno aún cuando sus manos dolían tanto, pero optó por morder sus labios, dejar el pan sobre la mesa y sentarse en el suelo, no teniendo una silla ni un plato del que alimentarse.

Quizás su padre pensaba que no se lo merecía, pero ni siquiera recordaba la paliza que le dió la noche anterior. Solo le preguntó porqué llevaba las manos vendadas y frunció el ceño cuando le dijo que se había hecho daño, llamándole torpe y descuidado antes de darle una colleja y obligarle a quitarse las vendas, dejando los cortes a la vista de su hermano. Él más tarde volvió a limpiarlas con cuidado y le pidió que le contara cómo se había hecho aquello.

- Te prometo que te sacaré de aquí... Solo espera un poco más ¿De acuerdo?

Asintiendo con un par de lágrimas en los ojos, recibió un abrazo del mayor.

Esa noche se fueron a dormir juntos, pero YoonGi se quedó en vela. Recordando lo que había sucedido, la felicidad y la tranquilidad que sintió en casa de los Park, la forma en la que ellos trataban a su hijo... Después sintió sus heridas, no solo las físicas, sino las que habían cada vez más profundo en su mente.

¿Qué tenía que hacer para que su padre cambiase...?

¿Qué era lo que tenía que hacer para merecer su amor?

ᴳʳᵃᶜⁱᵃˢ ᵖᵒʳ ˡᵉᵉʳ ʸ ᵛᵒᵗᵃʳ

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Memorias de un idiota 2 «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora