Ｍｅｍｏｒｉａｓ ｄｅ ｕｎ ｉｄｉｏｔａ 2 «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»

문제

Se había hecho amigo de HoSeok. Tal vez para él no era gran cosa, tan solo hablaban en los recreos y se escribían mensajes de vez en cuando para quedar e ir a alguna fiesta para beber de vez en cuando.

Quizás para HoSeok solo era un amigo más, pero era el primero de YoonGi.

Aparte de JiMin, nunca había podido llegar a conectar con nadie. Ni siquiera había intercambiado un par de palabras con sus compañeros de clase o sus profesores, por eso era importante para él.

De hecho, lo consideraba un logro.

Sin embargo, cuando llegó a casa con una sonrisa, de la mano de JiMin y con la noticia de que había logrado hacer un amigo, su padre volvió a joderlo todo.

- ¡Tú, imbécil! – apenas había cerrado la puerta y su padre ya había roto una botella muy cerca de su cabeza contra la pared, no entendía cómo eso podía seguir sorprendiéndole cuando no conocía otro estilo de vida que no fuera ese – He encontrado esto en tu jaula...

Quizás la botella era de alcohol pero... Esa voz no era la que tenía cuando bebía.

Tragando en seco se giró sobre sus talones y elevó la mirada, maldiciendo en su interior al ver un paquete de tabaco en sus manos y su ceño fruncido.

- ¿De dónde has sacado esto, ah? – sabía que no había una respuesta correcta, así que solo bajó la cabeza y esperó a que todo ocurriese, cerrando los ojos a la espera de que un golpe resonase contra su cuerpo una vez más – ¿Acaso fumas? ¿Es eso lo que haces?

Era algo evidente, pero al parecer esa era la primera vez desde que su padre estaba en sus cinco sentidos frente a él en... En años. Antes llevaba mucho cuidado para que no se notase, pero al ver que a él no le importaba dejó de preocuparse dentro de casa y comenzó a fingir solo para la Park, para no decepcionarles por hacer algo que no debería.

- Solo tomas esta mierda ¿Verdad?

En una sucia mentira, asintió, pero por suerte su padre no puso más objeciones y le mandó que recogiera los cristales rotos, tirándole el paquete de vuelta contra el pecho.

- Por cierto, usa lentillas para tapar esa cosa y, por Dios, haz algo de deporte... Pareces una foca.

Suspirando y decaído una vez más, se agachó para recoger los pedazos rotos y asintió a sus palabras.

Por una vez estaban de acuerdo en algo.

Una vez recogió los cristales, entró al baño y comenzó a desnudarse, listo para darse una ducha antes de ir a trabajar una vez más.

Una vez el agua comenzó a caer sobre su cuerpo, sus labios comenzaron a temblar, su nariz a picar y sus ojos se cristalizaron.

Tenía la mirada baja, pero no iba dirigida a su cuerpo porque le provocaba náuseas, sino que miraba la pared, más concretamente la marca de sangre y un golpe incrustado que había dejado su espalda hace tan solo unos días, cuando su padre entró sin avisar y le acorraló en la ducha, gritándole y pegándole hasta que vio la sangre caer de su labio y su espalda.

Se había clavado tantas veces el regulador de agua que acabó por hacerse una herida bastante grande, pero lo cierto es que la deformación la hizo su mano cuando, cerrada en un puño, dió un fuerte golpe sobre las lejas poco después, cuando buscaba alguna clase de desahogo que no fuese el suicidio ni la droga porque, siendo sinceros, no le quedaba mucho material y su estabilidad mental comenzaba a depender seriamente de ello.

Era consciente de que tenía un problema, pero no pensó que fuese tan grave hasta apenas un par de días después, cuando fue a buscar algo con lo que mantenerse alejado de la realidad tras un largo día de trabajo y se encontró con la caja completamente vacía.