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Sala luminosa y espaciosa, no estaba solo...se podría decir que era irónico, pero mi padre se encontraba frente a mi. Aquello era lo único que había en común entre las dos situaciones.

-Min...-mi progenitor levantó una ceja y se acercó un par de pasos más a mi, obligándome a mantenerme fuerte en mi lugar.-¿Por qué quieres verme?

Estaba nervioso...eso tenía que admitirlo, pero no iba a dejar que ese imbécil me intimidara, no de nuevo. Y menos ahora que estaba esposado de manos.

-¿No volverás a llamarme "papá"? Siempre has sido tan grosero...-reí irónicamente y rodé los ojos, tomando asiento en una de la de las sillas del lugar.

Sabía de sobra que había gente tras el falso espejo escuchando y mirando, por lo que traté de controlar mi furia para no comenzar a insultarle.

-¿Tú me culpaste? ¿Realmente crees que alguien podría pensar que este pobre anciano sin apenas algo que ofrecer iba a poder hacer algo como eso?

-Fuiste tú...lo sé, y teniendo memoria eidética también sé que todos me creerán.

Mi padre rió nuevamente, solo que esta vez lo hizo de forma mucho más fuerte, casi rozando la locura.

-¿Sabes? He visto que sigues con ese crío... - apreté mi mandíbula con fuerza, escuchando después mis dientes chirriar de furia.- Una lástima que no puedas seguir el legado de tener una familia en plena joventud...

-Yo ya tengo a mi familia, y por mucho que me gustase no permitiría que tu sangre siga reproduciendose.

Él bufó y negó suavemente, mirando por el rabillo de los ojos hacia aquel espejo, como si tratase de hacer que no vieran algo...

-Hacia mucho tiempo que no hablábamos como padre e hijo...¿cierto? - chasqueó la lengua y se sentó frente a mi, como si fuese una persona normal. Pero yo sabía que ese no era el caso.

Su sonrisa de lado me decía que iba a hacer algo...algo que seguramente terminaría por sacarme de mis papeles.

Por desgracia, nunca me equivoco.

-Sí nos hubiésemos visto antes...aigo~quizás podrías haber ido a ver a tu abuela en sus últimos momentos.

Una pequeña espina se clavó en mi pecho, empezó a costarme respirar, de igual forma mis ojos se aguaron al instante, pero siempre cabía la posibilidad de que fuese mentira...

-¿Sabes? No paraba de preguntar por ti. "¿Dónde está mi pequeño Yoonnie?" "¿Mi pequeño vendrá, cierto?"

-Mientes...

-Oh, hijo...ojalá lo estuviese haciendo.

No podía ser cierto...mi hermano me debería haber dicho algo, ¿no? Alguien, quien sea, tendría que haberme contado sobre aquello...tenía que recordarlo.

-Su entierro fue muy triste...pero eso fue antes de que falleciese tu pobre, pobre, abuelo hace dos años.

No lo pude evitar, una gruesa lágrima calló por mi mejilla al escuchar eso...mi abuelo era como mi mejor amigo...yo le amaba, pero me habían prohibido ir a verle hace ya muchos años, y ahora sabía cual era la razón, si descubría lo de mi abuela...y cómo él se fue deteriorándo...creo que no lo soportaría.

A día de hoy seguía teniendo la esperanza de poder encontrarle...pero a lo mejor ya era demasiado tarde.

- ¿Qué pasa, hijo? ¿Te ha comido la lengua el gatito?

La puerta se abrió con fuerza cuando mi padre me cogió por el cuello de la camisa, yo no podía reaccionar, estaba perdido en mi propia mente.

De mis ojos caían cientos de lágrimas, la opresión en mi pecho apenas me dejaba respirar y eso me estaba matando.

-Basta, tiene que alejarse de Min YoonGi, ahora.

¿Cuando había pasado esto?

¿En qué momento había puesto aquel cristal roto en mi cuello?

Una de las personas que entró por la puerta tenía una pistola que señalaba directamente a mi padre, quien sonreía mientras apretaba levemente el filo en mi cuello, sin miedo de matarme en ningún momento.

-¡Min...suelte el cristal ahora, joder!

-Está bien...tranquilos, ya voy...

Pasados los minutos conseguimos que me soltase, sin embargo yo no podía apenas moverme, seguía paralizado, rodeado por gente que me gritaba que debía estar bien, que ya todo había terminado...pero ellos no tenían ni idea.

Ellos no sabían nada.

-Dejadme solo...

-YoonGissi...tenemos que limpiar ese corte en su cuello antes de que se infecte.

Cerré mis ojos llenos de lágrimas y negué levemente, encogiéndome sobre mí mismo en el frío suelo.

-DEJADME SOLO, JODER.

Pasaron los minutos en los que mi vista estaba borrosa, así como mi respiración era agitada, cada vez me era más difícil estar despierto, mi corazón latía demasiado rápido, y sentía que en cualquier momento perdería la consciencia.

Pasada casi media hora noté el típico sonido de los zapatos de mi menor chocar contra el suelo, lo que me hizo levantar levemente la mirada y buscarle casi desesperadamente.

-YoonGi...mi vida, ya estoy aquí.

PyungShon, a quien llevaba días sin ver, se encontraba en la puerta, hablando con uno de los guardias que había visto y oido todo lo ocurrido. Entonces su rostro pareció cambiar a uno preocupante.

Por mi parte; no dejaba que Jimin se acercase a mi, ¿por qué?. Fácil, sabía que después de esto tendría que volver a empezar. Tendría que tomar una nueva medicación, seguramente. Y yo no podía con más...de hecho, quizás fue ese mismo estrés el que hizo que mi dolor aumentase.

-Es un ataque de ansiedad...necesito que todos menos Jiminssi os vayáis, por favor-rechistando, los desconocidos  para mi se fueron del lugar, dejándonos solos a los tres. Yo aún en el suelo y Jimin arrodillado a mi altura. - YoonGi...ya no hay nadie que te pueda hacer daño...encontraremos alguna cosa que nos diga si lo que dijo tu padre es cierto o no, ¿de acuerdo? Ahora solo trata de respirar con tranquilidad.

Negué levemente y tapé mi boca para poder seguir llorando en paz, lo mismo que me hacia ahogarme con mis propias lágrimas.

-Amor...ven aquí- con sumo cuidado mi menor se sentó a mi lado, recostándome después a mi sobre su cadera, con cada una de mis piernas a un lado  y escondiendo mi rostro en su cuello, cosa que me obligó a apartar las manos de mi rostro. - ¿Recuerdas que me dijiste que te gustaba mi aroma...? - asentí suavemente, aún con la respiración entrecortada, incluso cuando sus pequeños dedos comenzaron a acariciar mi espalda con cuidado- ¿Sigo oliendo igual?

En un inicio no lo entendí, pero llegó un momento en el que me concentré tanto en buscar su aroma que acabé respirando de forma más pausada y lenta para poder al fin captarlo.

-Dime...¿A qué huelo, Yoonnie?

Suspiré pesadamente antes de volver a pasar mi nariz por el recorrido de su cuello, momento en el que pude por primera vez en mucho susurra un par de palabras.

-Coco...coco y fresas...

-'Capítulo 290. Vainilla.'

Memorias de un idiota 2 «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora