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Sabía que teníamos que hablar de lo que ocurrió, sabía que era lo mejor que podía hacer pero...no me resultaba nada fácil.

A nadie se le haría fácil olvidar una vida completa y después recordarlo todo de golpe, ¿cierto?

Suspiré mientras dejaba el noveno pañuelo usado del día en la mesilla de noche, me recosté entre las mantas y cerré mis ojos con pesadez.

Había sido realmente estúpido salir así de mi hogar.

-Ey... - la puerta de la habitación se abrió lentamente.

Me obligué a abrir mis ojos y dirigí mi atención hacia el que sabía que era Park, el mismo que tenía una bandeja en sus manos con lo que supuse que sería algo de comida.
Y así era, trajo sopa y una infusión.

Todo para poder cuidarme como yo dije que quería hacerlo con él.

-Gracias... - me senté en mi lugar cuando dejó la bandeja frente a mi, sin embargo, no tenía hambre, del revés, sentía que de seguir con la angustia acabaría soltando lo que había comido el día anterior.

-Oye, Hyung. - la voz de JiMin me obligó a levantar la mirada.

El peso extra en la cama hizo que la sopa casi se callese, pero al parecer JiMin tiene muchos reflejos...

- Sé que esto puede sonar raro, pero- el rubio frente a mí suspiró pesadamente y cogió mi mano entre las suyas después de acomodar el cuenco con mi comida, dando leves caricias con las puntas de sus dedos sobre mí piel- hace unos días...cuando me dijiste que me querías, tú... - mis mejillas cogieron un poco de color al recordar aquello, pero ya lo tenía claro desde hace bastante, le sería completamente sincero ante cualquier cosa que me preguntase. - ¿Realmente lo haces?

Sonreí al ver a mi menor de aquella manera, tan tímido, preocupado y tierno que daba diabetes solo con mirarlo.

-Escúchame, Minnie. - liberé mis manos de la suyas en cuanto tuve oportunidad, tras lo que aparté la bandeja a uno de mis lados y miré directamente al que tenía pequeñas perlas que amenazaban con salir de sus ojos. - Yo te amo...no sé cuántas veces te dije esto pero te lo voy a decir ahora y lo seguiré haciendo en el futuro...por muchas veces que nos olvide.

Solo fue un roce...uno muy significativo.

-Me tienes completamente perdido, cachorro.

A partir de ahí, el cariño con el que nuestros labios se juntaban iba en aumento, hasta el punto de ser adictivo y estúpidamente empalagoso.

-Hyung... - abrí mis ojos al ser consciente denuevo de lo que ocurría cuando el cuarto dedo de mi mano derecha fue rozado con sumo cuidado- ¿Recuerdas esta marquita que hay en tu dedo? - un suave beso en mi mano acabo por sacarme un largo suspiro.

Realmente me podía.

-Hace un par de años fuimos a Italia, allí hicimos una fiesta enorme con los chicos, con tu hermano y con mi padre y... - se notaba la duda con la que el menor hablaba, pero, era evidente lo que iba a decir después, ¿no?

-Íbamos a casarnos... - bajé la mirada hasta nuestras manos unidas e hice una pequeña mueca al recordar. - Cuando fuisteis allí hace unas semanas para terminar de arreglar las cosas...esa iba a ser nuestra boda, ¿verdad?

JiMin asintió lentamente, pareciendo herido por el recuerdo.

-Lo siento...lamento haber fastidiado todo, yo... -sin quererlo un sollozos salió de mi garganta al hacerse un fuerte nudo que comenzaba a doler- Pe.perdón.

-No llores porfavor, ya hemos llorado suficiente. - parecía que un ángel me estaba abrazando con toda la calidez del cielo, con todo el cuidado y suavidad de las alas perdidas de mi menor...sorbí brevemente mi nariz y traté de secar mis lágrimas, pero no podía parar yo...simplemente no podía pensar en otra cosa.

Yo era el único culpable de su sufrimiento, el de todas las personas que me querían, en mi familia, incluso de mi propio sufrimiento.

-Lo siento...

-Mi pobre Gatito... - los dedos rechonchos de Park acariciaron mis mejillas en el intento de detener mi llanto, pero dolía tanto que no podía hacer otra cosa más que llorar en silencio Tú no tienes la culpa de lo que pasó, ¿de acuerdo? Te conozco muy bien y sé que te estás culpando.

Reí dolorosamente ante lo último que dijo antes de volver a mi llanto cada vez menos fuerte.

-Cre.creo que me cono.ces mejor que yo ahora... - me obligué a sonreír levemente, pero tan rápido como la comisura de mis labios se levantaron, nuevas lágrimas se acumularon en mis pequeños ojos.

-No te creas...-sus grandes labios rozaron mis mejillas repetidas veces, como si tratase de limpiar cada una de las gotas caídas - Piénsalo, tú sabes porqué en un inicio eras así, ¿cierto?

Suspiré temblorosamente al pensar en los días en los que JiMin se había mudado a la casa frente a la mía, aquellos en los que no era capaz de salir y mi rutina era preocupante.

-Cuando...cuando me hacían daño, tenían una rutina, una especie de...de orden. - sorbí mi nariz y comencé a relajar mi respiración cuando el menor siguió dejando pequeños besos por mi rostro- Por eso tenía una rutina tan exigente...- cerré mis ojos para poder concentrarme mejor en los toques de quien ahora también acariciaba mi estómago con cuidado- También...me obligaban a contar las personas que entraban a aquel lugar, seguramente por eso tenía TOC. - mis ojos se fueron abriendo lentamente al besar Park la comisura de mis labios. - Y...la ansiedad social, los ataques de ansiedad, los sueños, eso... - pensé durante unos segundos en ello con la mirada perdida en la perfecta piel de mi menor, o al menos hasta que di con mi respuesta- ¿estrés postraumático?

El rubio frente a mi sonrió levemente y besó brevemente mis labios, dejándome algo desconcertado.

-¿Ves? Sabes mucho más de lo que crees, pero tienes que sentirte preparado para recordarlo todo...veintiocho años no se recuerdan como si nada. - cerré mis ojos nuevamente cuando él se acercó a mí lo suficiente como para dejar caer su aliento sobre mis belfos - Te ayudaremos con todo lo que podamos, pero mientras...

Maldita sonrisa endiablada.

-Recupérate de este resfriado. - un pequeño roce en mi frente y de nuevo la bandeja con comida frente a mí, eso fue todo, había quedado como un verdadero idiota estirando mis labios de esa forma...

Venga ya!

-'Capítulo 201. MiniMinz.'

Memorias de un idiota 2 «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora