NUESTRO HOGAR

116 21 0
                                    

Jazmín

Mi rostro sorprendido, mis ojos buscando encontrar una explicación y una respuesta en los suyos, una sonrisa en sus labios extendió su mano, entregando, llaves y unos documentos, en todo seguro dijo.

- Eres mi esposa, necesitas un lugar para la familia que esperanzaremos a formar- ella tomo las llaves y los documentos.

- No puedo aceptar- la mire, su sonrisa de apareció.

- No, estoy preguntando, esta casa es tuya y de Erato- bese su mejilla, la tome de la mano y continué mostrándole el lugar, sin darle espacio ni tiempo para decir no, recorrimos la casa- ¿Qué espacio te gusto más? - le pregunte mirándola.

- Todo- dije convencida y feliz, ella pregunto.

- Debe haber una parte especial- la abrace por la espalda, ella se giró quedando frente a ella.

- Cualquier lugar, cualquier espacio si es a tu lado es lindo- suspire, ella me abrazaba por la cintura y yo colocaba las manos en su cuello- incluso bajo un puente yo sería feliz, si es contigo.

- Me encanta que seas- sonreí- cursi, cariñosa, eso me enamora cada día.

- A mí me encanta usted, estoy enamorada de ti, todos los días me vuelvo a enamorar- suspiré, me perdí en su mirada.

- Me quiero quedar así- la abrace con fuerza, suspire, sonreí- jamás pensé que yo me sentiría así, tan débil con esa mirada, con esa sonrisa, contigo no puedo mostrarme seria ni fría, contigo quiero ser cariñosa, detallista, cursi- suspire- me haces sonreír- suspirar- me tienes loca por ti.

- Eres correspondida- nos abrazamos- ahora tengo una pregunta ¿por qué cuatro recamaras? - la mire.

- Bueno tengo una hija- sonreí, la imaginé- quiero uno o una más- ella sonrió, sonrojada.

- ¿Segura? -le pregunte ella en algún momento dijo que no quería más hijos y su respuesta, pareció recordar ese momento.

- Si, recuerdo que, al inicio, dije que no quería más hijos- acaricie su rostro- ahora cambie de opinión, deseo un hijo con esa sonrisa, con esos ojos- suspire- me encantaría- me perdí en su mirada- pero si no quieres, está bien.

- Claro que quiero- bese sus labios.

- Podemos practicar- ella soltó una carcajada.

- Encanta- me abrazo- ahora mismo si quieres.

- Me encantaría, pero debemos ir a comprar al menos sabanas para la cama, las noches son frías en esta ciudad- acomode un mechón de su cabello, tras su oreja- recuérdalo mami.

- Cierto- iré cara de puchero- ahora vamos- la tome de la mano.

- Ahora ven- la tome de la mano caminamos bajo la escalera, ahí había una casa para Erato.

- Me gusta- dije mientras sostenía a Erato entre mis brazos, entramos a su espacio.

- Por la noche supongo que va a dormir en la habitación- afirme, ellos son inseparables.

- Claro- abrace con fuerza a Erato.

- Vamos, tenemos poco tiempo- la tome de la mano- ya quiero volver y dormir a tu lado, me gusta sentirte cerca, salimos de la cama, caminamos hacia el auto, el día era frio, ella tenía una falda y mallas negras, botines color café y un suéter color vino, yo unos jeans, tenis, un suéter, tome su mano, subimos al auto, conduje, al llegar a nuestro destino dije- por cierto, este auto es para ti- ella me miro sorprendida.

- Es demasiado- le dije mirándola, me sentía apenada- amor- tome aire- no puedo aceptarlo- ella me miro, directo a los ojos.

- Yo, quiero regalarte- mis ojos se clavaron en los suyos- es mi regalo de bodas- tome sus manos- necesitamos un espacio, compre la casa, necesitas tener en que mover en la ciudad, te compre el auto.

- Pero yo tengo mi auto- la mire.

- Si, pero, ya es hora de un cambio no digas más- la tome de la mano y entramos al centro comercial, compramos algunas cosas para la casa, la cama de Erato, ella camino y yo deje de verla, hasta que mi celular sonó.

- Estoy a unos estantes de ti, ven por favor, quiero mostrarte algo- sonreí.

- Estoy caminando hacia ti- colgué al estar a lado suyo.

- Mira, amor, me gustaron - le mostré unos juegos de pijama, batas de baño y unas pantuflas.

- Excelente idea- bese su mejilla.

Laura

A lo lejos la vi, con una chica de perfil, Flor besaba su mejilla, el cabello de la chica no me permitía ver su rostro, solo vi que es delgada, caminé hacia salida, de prisa, sin espera a Andrea.

FLORESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora