Tienes suerte de ser tú

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Los minutos pasaban, pero los ojos de Yoongi no podían dejar de admirar cada rincón de la esbelta figura sobre él. La tersa piel de Jimin parecía ser de un tono de rosa pálido, y al bajar más su mirada, se pudo encontrar con la firmeza de sus piernas, quedando después maravillado con la curvilínea forma redonda que sobresalía de sus caderas, las cuales se unían en un abdomen bien trabajado.

Yoongi apretó sus labios, apartando su vista con urgencia, y al hacerlo, se cruzó con el brillante rostro dormido del menor. Sus párpados estaban cerrados con delicadeza, mostrando unas finas y cortas pestañas que se mecían cuando su pequeña nariz recogía un consistente aire que aparentaba irse de su atrayente boca ligeramente separada.

Es tan hermoso que parece irreal.

Estaba seguro que aquellas facciones ya estaban grabadas en su mente por la cantidad de veces que lo observó durmiendo a su lado al no lograr conciliar el sueño. Aunque que estuvieran acostados en el angosto sillón, le permitía notar con mayor definición ciertas características que-

«¿¡Estamos en el sillón!?», resonó en la cabeza de Yoongi abruptamente, terminando de golpe con el rumbo de sus pensamientos, al igual que con cualquier acción que incluyera a Jimin.

Con sumo cuidado, empezó a removerse para lograr levantarse sin molestarlo mucho, escabulléndose por la parte lateral del sillón hasta dar de bruces contra el piso de madera.

Mientras se quejaba en silencio por el dolor que le generó el impacto, escuchó un leve balbuceo a su espalda. Suspiró con alivio al notar que solo era el pelirosa acomodándose boca arriba para encontrar más comodidad. Sin embargo, su respiración pareció cortarse cuando reparó que en esa nueva posición, aquel exuberante cuerpo se exponía entero hacia él.

Con un miembro que no lucía tan dormido como a quien le pertenecía. Yoongi se obligó a tragar saliva y buscar torpemente, en el suelo, su propia camisa negra de botones para cubrirlo y girarse con rapidez.

Debía comenzar a arreglar y limpiar el desastre que habían hecho antes de que Jungkook regresara. No sabía por dónde iniciar, pero igual se dispuso a ponerse su camiseta sin mangas y, muy a su pesar por lo pegajoso que se sentía, el calzoncillo mientras se le ocurría cómo seguir con lo demás.

Mas la velocidad de sus actos disminuyeron al sentirse observado.

Al girarse un poco, se encontró con la reluciente sonrisa de Jimin fija en él. Sus blancas mejillas se ruborizaron enseguida.

—Hyung~ —dijo con una voz suave y con sus brillantes ojos marrones, para luego emitir un pequeño bostezo.

Yoongi carraspeó, desviando su atención. Al menos se había alcanzado a poner lo necesario, aunque por la significativa mirada que estaba recibiendo, se atrevía a apostar que él lo había visto cambiarse.

—Puedes seguir descansando en mi cama. —Cogió las prendas del menor para entregárselas a un costado—. Debo ordenar por aquí.

Jimin, estando todavía aturdido por el sueño, las tomó, pero su sonrisa se borró en el instante que cayó en cuenta de que su completa desnudez estaba siendo obstaculizada por una fina tela negra sobre él.

—Usa solo mi camisa s-si quieres cubrirte... y no ensuciar tu ropa.

Yoongi se maldijo a sí mismo por su evidente nerviosismo.

Jimin vaciló, mordiendo su labio inferior al dirigir sus manos hacia la camisa y atraerla más a él con timidez. Solo atinó a asentir a la vez que se levantaba de forma pausada.

El pelinegro, estando seguro que verlo no sería bueno para su cordura actual, fue a la cocina para buscar alguna cosa que le ayudara a quitar la gran mancha que ahora debía tener su apreciado sillón familiar, odiando que no fuera de un material impermeable.

Enamorado del mejor amigo de mi hermano [EMAH] | yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora