¡Mocoso!

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Jimin aún no podía entender por qué continuaba siguiendo a Yoongi. Solo debió ignorar el arranque de inmadurez que tuvo al coger su bolsa ya que le podían dar una del mismo establecimiento cuando fuera a comprar allí. Pero no, él no se detuvo hasta que el cuerpo del estudiante de música se paró frente al Minimarket.

Asimismo, este se arrepintió de lo que hizo cuando dejó de mover sus piernas porque las sintió temblar y su aire pareció querer escaparse totalmente de sus pulmones. Yoongi se cansaba bastante rápido, por lo que su mayor actividad física era en las mañanas cuando se levantaba muy tarde y tenía que hacer todo deprisa para llegar un tiempo a la universidad.

—¡¿Estás loco?! —Jimin lo encaró con brusquedad tras ponerse delante de él.

El agitado pelinegro, que hasta ese punto estaba medio inclinado para así regular su respiración, alzó su rostro, mostrándose enfadado de inmediato. «Caminó a un ritmo más rápido que el mío, pero luce como si solo hubiera dado un par de pasos —pensó con recelo—. ¿Acaso su resistencia física era igual de fuerte que su actitud?».

Pero lo que no sabía Yoongi era que el practicar ballet ni bien aprendiste a andar, te acostumbraba a no darle espacio al cansancio en ti, tanto que el dolor se volvía parte de ti. Tal vez por eso Jimin supo cómo ocultar a la perfección cualquier sentimiento negativo suyo al resto.

—¿Debería pegarme en la frente un papel que diga "Yoongi hyung-nim" para que al fin me trates con respeto, mocoso? —preguntó malhumorado al reincorporarse en su sitio. Le jodía que a veces el menor no supiera cuál era su lugar. 

—Pues compórtate como uno —replicó el otro de manera parecida a hace unos días cuando se quejaba de la ridícula propuesta que le hizo. Aprovechó en quitarle la bolsa de sus manos—. ¿Por qué la agarraste?

Yoongi lo miró con una media sonrisa a cuestas.

—Es claro que no aceptarías mi compañía, así que mejor opté por... obligarte a hacerlo. —Pese a lo dicho, estuvo contrariado cuando hubo un gesto de extrañeza en el pequeño rostro del pelirosa.

—¿Por qué querías eso?

—Vamos a fingir que somos... novios. —Aunque su explicación era bastante obvia, el hacerse la idea de salir con Jimin, pese a que sea una mentira, lo incomodaba cierta manera. Carraspeó—. Tenemos que pasar tiempo juntos, si no nuestra relación no se verá muy creíble.

—Es verdad. —Jimin se sintió todo un ingenuo cuando lo escuchó. Era evidente que Yoongi solo querría saber de él por aquel trato. No había nada más—. Pero hubiera sido mejor si me avisaras antes de hacer que te persigas como un loco, "hyung" —dijo lo último con burla. Un hyung era lo máximo que sacaría de él, no merecía más formalidad.

—Lo haré la próxima vez —Yoongi se encogió de hombros e ingresó a la tienda.

Hace mucho que él no sabía lo que era comprar grandes cantidades de alimento y/o productos de necesidades básicas. Quienes hacían las compras eran los empleados que iban una vez a la semana a limpiar su casa. Las instrucciones se las debía de dar su madre, ya que siempre tienen lo necesario allí. Sin embargo, Yoongi frecuentaba alguna tienda cercana porque el café se le acababa antes de lo establecido y como no podía estar tranquilo sin tomarlo todas las mañanas y noches, iba a cualquiera hora.

Se ubicó al costado del menor y se mantuvo en silencio mientras lo veía hacer cálculos en su mente al tener algún producto en sus manos y cómo lo ponía suavemente en la canasta. Jimin estaba atento a todos los estantes y cuando no podía comprarlo, arrugaba su nariz y labios para después soltar un suspiro. Yoongi conocía la impotencia de no poder comprar lo que uno quería, ya que sus padres eran muy humildes cuando era un niño. No tuvo la "suerte" de Jungkook al tener de inmediato cualquier capricho suyo, pero era irónico cómo añoraba esas épocas donde lo más importante era el amor familiar que el tamaño de una cuenta bancaria.

Enamorado del mejor amigo de mi hermano [EMAH] | yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora