Enamorado del mejor amigo de mi hermano [EMAH] | yoonmin

¿Qué me has hecho, Min Yoongi?

El resoplido que soltó Namjoon después de que sus clases en la universidad terminaran, no fue exactamente por eso.

Sí, se sentía exhausto, pero la causa no era el típico estrés universitario estando a finales de semestre. Su malestar tenía nombre y apellido, además de un rostro que parecía haber sido tallado por los mismos ángeles, muy a su pesar.

Y con el cual no planeó encontrarse al cruzar la salida de su facultad, quedando paralizado tras no saber cómo reaccionar al montón de sensaciones que estaba experimentando a la vez, reafirmando lo que una vez pensó con ilusión: "Kim Seokjin siempre será mi debilidad".

Porque, efectivamente, Namjoon sentía que sus piernas flaquearían al tenerlo frente a frente, haciéndolo ceder ante cualquier posible pretexto que saliera de su boca. ¿O por qué otro motivo él se habría tardado en buscarlo para darle explicaciones?

No quería desconfiar de Jin, pero sus sentimientos no debían cegarlo del todo. No cuando sospechaba que Yoongi aún estaba involucrado, de alguna forma, con los Jung.

—Joonie —le habló él con voz suave—. Es tiempo de hablar.

Namjoon apartó sus ojos apenas lo escuchó, reteniendo los deseos que tuvo de reclamarle el que luciera tan determinado mientras que él estaba al borde del desmayo.

Sin embargo, luego de unos segundos de queja interna, asintió en silencio, empezando a caminar hacia la cafetería más cercana a ellos.

Seokjin no tuvo que detenerlo o preguntarle por las indicaciones del lugar, ambos solían ir a esa cafetería en cada oportunidad que tenían de verse en la universidad. Aunque eso no le impide querer romper la incómoda atmósfera que los rodeaba, por lo que fue el primero en tomar la palabra apenas se sientan allí.

—Lo siento por ocultarte de mi papá... y de mi mamá. —Su seguridad quiso decaer, pero se rehusó a bajar la mirada—. Pero esto es más complicado de lo que piensas.

Namjoon frunció levemente el ceño, estando pensativo por varios segundos.

—No entiendo. —Ahora estaba confundido—. Me dijiste que tus padres siempre te apoyaron con tu orientación sexual.

—Y es cierto. —Seokjin se apresuró en contestar ante el visible aturdimiento del otro—. Incluso no dudaron en pelear con su propia familia por mí... y eso incluye a la de Hoseokie. —Carraspeó con ligereza, escondiendo así el efecto de lo que su mente estaba proyectando sobre su pasado—. Mis papás lucharon tanto que se quedaron desconfiando del mundo entero. —Sonrió con tristeza—. En sus cabezas, estoy atrapado en alguna clase de cofre protector. —Empezó a raspar el dorso de sus manos—. No sabes lo que me costó convencerlos para que pudiera vivir solo aquí en Seúl.

Namjoon bajó su mirada, estando atento a su acción nerviosa.

—¿Te refieres a que... hasta ahora no te dejan tener novio? ¿De verdad?

—¡Si lo dices así suena muy absurdo! —El desconcierto de Seokjin empeoró su estado—.N-no es-

—Buenas tardes. —Una tercera y femenina voz apareció de repente frente a ellos—. Bienvenidos a Coffee Land, ¿qué desean ordenar?

Seokjin aprovechó en sacar todo el aire que tenía contenido desde que empezó a hablar, mientras Namjoon pedía dos mocachinos de manera automática, causándole una sonrisa que no pudo evitar por más que mordió su labio inferior.

Los mocachinos se habían convertido en un hábito en su relación.

Aunque en el instante que la mesera se retiró para traer sus pedidos, el ambiente entre ellos volvió a declinar, por lo que Seokjin prefirió intervenir otra vez casi como un impulso.