Enamorado del mejor amigo de mi hermano [EMAH] | yoonmin

Feliz Navidad, Yoonie

Pocas veces los hermanos Min tuvieron la oportunidad de celebrar alguna festividad con su familia, mucho menos la Navidad, por lo que no dudaron en pasar todo ese día con su mamá. Chaerin estuvo encantada por eso, agradeciéndoles con una hermosa sonrisa y un cariñoso beso.

Aunque claro, Yoongi quizá se hubiese escapado un rato en la noche para recorrer las iluminadas calles de Seúl con un bonito chico de cabello rosa a su costado, si ese mismo chico no le hubiese comentado lo mucho que extrañaba pasar esa fecha con su familia, ya que su madre había adoptado esa costumbre en casa.

Por lo que no tardó en contactar con el Centro Psiquiátrico para que Jimin pudiera pasar ese día, aunque sea, con su padre porque conseguir también a los mellizos era complicado, pero la mirada conmovida que él le brindó cuando lo supo, le decía que con ese gesto estaba haciendo demasiado.

De igual forma, por esa noche, ambas familias parecieron reconstruirse poco a poco.

Jimin sonreía, sintiéndose adormecido por las suaves caricias que su papá hacía en su espalda, mientras que Yoongi se reía de las anécdotas que Jungkook contaba en la mesa con un brillo particular en sus grandes ojos.

Aquella velada prosiguió con normalidad hasta que una inesperada llamada se escuchó dentro de una de las habitaciones Min.

Yoongi resopló, ya estaba listo en su cama para dormir. De todos modos decidió contestar esa llamada, aunque con toda la pereza del mundo.

—¿Qué-

—Feliz Navidad, Yoonie.

La suave voz al otro lado de la línea, llenó por completo cada uno de sus sentidos.

Los nervios lo atacaron de pronto, sentándose con torpeza no sin antes recriminarse no haber visto quien lo estaba llamando porque estuvo a punto de mandarlo al diablo.

—¿Hyung? —preguntó Jimin en voz más alta, pero ahora esta delataba cierta inseguridad—. ¿Te desperté?

La respuesta instantánea de Yoongi fue negar con la cabeza. Hasta que se dio cuenta que claramente él no lo estaba viendo. Suspiró, estaba actuando como un idiota.

—Feliz Navidad, Jiminie.

Se frotó los ojos para que su sueño se fuera más rápido.

—Sí te desperté... —No estaba con él, pero podía jurar que estaba poniendo uno de esos adorables pucheros que se moría por quitar a besos—. S-será mejor que me vaya.

Yoongi abrió la boca para decir algo hasta que se percató bien de lo último que mencionó, frunciendo el ceño al instante.

—¿A qué te refieres con- —Sus ojos se agrandaron de golpe, así como sus piernas se movieron rápido a la ventana—. ¡Mocoso! ¡¿Qué haces ahí?! ¡¿Sabes a qué grado estamos a esta hora?!

Jimin se alejaba de su celular en cada grito que recibía, para luego sonreírle desde donde estaba con la punta de su nariz empezando a enrojecer.

—C-creo que ya me estoy dando una idea.

Yoongi lo regañó con la mirada, aunque su preocupación fue mayor al apurarse en bajar, llevando consigo el grueso cobertor de su cama y un abrigo extra, todavía con su celular en mano.

Y en el preciso momento que comenzó a abrir la puerta de su casa, sintió que unos brazos lo apresaron con fuerza. Pese al frío, el cuerpo de Jimin se mantenía cálido contra el suyo, aunque apenas alcanzó a cerrar la puerta porque ya estaba siendo jalado por él.

Ambos terminaron sentados en el mueble más cercano, lo que el pelirosa utilizó a su favor para poner sus piernas sobre las de su hyung hasta que sus pies tocaron el otro extremo, encogiéndose contra él al sentir que era arropado con suavidad.