Hyung, tú... eres mi serendipia

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Jimin se quedó pegado a la entrada del estudio de su hyung, estando expectante a lo que estaba buscando en una de las repisas de la pared. Ladeó la cabeza cuando este mismo le extendió un disco con portada de material transparente.

—Uh... —Cuando su mano estuvo libre, Yoongi se la llevó a su sien—. Es la canción... tu canción. —La risita avergonzada que soltó después, hizo que el pelirosa se centrara en él otra vez.

Lo que resultó en una brillante sonrisa que alunaba el rasgado de sus ojos marrones, sin evitar que estos se cristalizaran, pero esta vez de pura felicidad, atrayendo el disco a su pecho.

—¡Gracias, gracias, gracias!

—No-no es nada. —Tomando en cuenta que Yoongi no supo qué poner para adornar la portada; sí, de hecho, no había sido nada para él. Carraspeó para lograr disipar sus nervios—. Con respecto al título...

Jimin detuvo sus movimientos, sosteniendo el disco al ir de lado a lado solo con el peso de su cuerpo.

—Oh, no tiene uno, aunque... —Este torció su boca, transportando su mente al pasado en segundos—. Mamá siempre siempre se refería a esta como Serendipia.

—¿Serendipia?

Yoongi preguntó ahora que su curiosidad al fin había desplazado a su intranquilidad.

—Ya sabes, hyung —dijo el menor con persistente ánimo—. Cuando encuentras lo valioso de una forma... —Sus ojos marrones dieron directo hacia él—. Inesperada.

Jimin frunció el ceño, mientras comprimía sus labios. Su mente se estaba concentrando en las pocas frases que su mamá le había confiado de la creación de esa canción.

«Quién diría que el descuido de tu papá me haría conocerlo al confundirse no solo de salón, sino también de facultad en nuestro primer día de clases.»

«... y llegó con un montón de pastillas, sin saber que su sola presencia, ya me estaba bajando la fiebre.»

«Tu papá siempre será como un ángel para mí. Ni mi madre me decía tanto: ¡Kang Seulgi, abrígate que afuera está haciendo mucho frío!»

Aunque la suave risa que soltaba después de aquellos relatos, seguía grabada en su memoria cada vez que la recordaba, asemejándose a la melodía de una caja de música al abrirla.

Y con todas esas emociones a flor de piel, Jimin lo contempló con un característico resplandor en su mirada.

—Hyung, tú... eres mi serendipia.

Yoongi se quedó congelado en su posición, encontrando solo sinceridad en esos bonitos ojos que lo hacían caer directo a un precipicio lleno de rosa, el cual no parecía querer acabarse nunca.

—Qu-qué cosas dices. —Despeinó su cabello negro, casi tropezándose cuando dio contra su silla giratoria.

Jimin sonrió complacido, pese a su timidez, tras notar un tenue rubor en las pálidas mejillas del contrario, aproximándose a su escritorio y sentándose en este, a la derecha de su frente, para mejor deleite de tan hermosa imagen.

Yoongi se sintió aún más vulnerable bajo la atenta mirada del menor. Sin embargo, eso no lo detuvo en mover su teclado hasta que estuviera en su mando. Estiró sus largos dedos sobre las teclas monocromas, sintiéndose nervioso de pies a cabeza.

La melodía acarició la profundidad del alma de Jimin. Definitivamente, en ese preciso momento, estaba en sus manos, sosteniendo cada sentimiento que no estuviera en su lugar; sintiéndose cuidado en cada nota que lo envolvía.

Cerró los ojos, dejándose conducir por la ruta de una armonía que su sentido ya conocía, por lo que su canto fue predecible, volviéndose competencia directa de la delicadeza de tales sonidos donde el único premio era la perdición absoluta del compositor.

Enamorado del mejor amigo de mi hermano [EMAH] | yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora