Enamorado del mejor amigo de mi hermano [EMAH] | yoonmin

Niño rosa... ¿dónde estás?

Ingresar a un bar de mala muerte después de deambular por horas sin rumbo fijo, parecía un pésimo chiste para alguien que siempre prefirió dormir o encerrarse en su habitación antes de caer en la ridícula creencia de que el alcohol alivia tus penas.

Aunque para ser sinceros, el único motivo de estar pidiendo su tercer vaso de una combinación de alcohol que desconocía, era apagar su mente. Que estuviera tan hundido en la resaca que no habría espacio para otro tipo de dolor.

Yoongi sonrió sin gracia alguna para luego llenarse del abrasador líquido que nublaba tanto a su paladar como a su garganta. Todavía no se acostumbraba, ya que era la primera vez que hacía algo tan inmaduro como eso, mas ello no le impidió proseguir con el cuarto trago.

—Anda más despacio o llegarás muerto a casa, muñeca.

Hizo una mueca de desagrado luego de que se acabara el contenido de su vaso, pero esta vez fue por la persona que se acomodaba a su costado.

—Piérdete, Zico.

—Lo haría si no me hubiese sorprendido verte. —Este arqueó ambas cejas con curiosidad—. ¿A qué se debe tu amargada presencia por aquí?

—En serio no estoy de humor para aguantar tu puta existencia. —Yoongi dejó el vaso en la mesa, dándole una rápida seña al barman—. Sírveme otro de estos, por favor.

—¿Siquiera sabes qué es? —Zico lo miró con burla desde su lugar.

—¿A ti qué carajos te importa si lo sé o no?

El otro vociferó con sus ojos negros echando chispas, causando un gesto de satisfacción en Jiho.

—Ya te va haciendo efecto, eh.

—Aquí tiene. —El barman le deslizó el vaso hacia él.

Yoongi asintió como agradecimiento, tomándolo de golpe ni bien el alcohol dio a parar contra su boca. Frunció un poco su rostro, pero de igual manera entregó su vaso al barman.

—Otro.

Zico ladeó su cabeza, ahora estando pensativo por su actitud.

—Muñeca, eso no terminará bien.

—Ni para ti si sigues aquí, imbécil.

Yoongi quiso añadir más, pero su vaso nuevamente estaba lleno frente a él. Humedeció su labio inferior con la lengua antes de alzarlo, pero este le fue arrebatado de golpe por un pelirrojo que al instante empezó a beberlo.

—¡Qué mierda! —Enseguida, tiró de su vaso para tenerlo de vuelta, sin prever que gran parte de su contenido iría a parar en la camisa del otro. Ahora la mueca burlona le pertenecía a sí mismo—. Te lo merecías.

Jiho se levantó al instante, asqueado por la sensación del alcohol pegándose a su cuerpo.

—Lo que uno se gana por tratar de ser un buen samaritano contigo, ugh.

Yoongi se encogió de hombros con desinterés, pero sintiéndose victorioso de que el vaso saliera ileso para poder acercarlo al barman que solo rodó los ojos de forma sutil como respuesta ante lo presenciado, volviendo a entregárselo lleno sin la necesidad que lo pidiera.

Él estaba complacido mientras el pelirrojo se apartaba con miles de insultos entre dientes.

Aunque dicha actitud no duraría con el pasar de las horas. En las cuales, ya con la camisa medio lavada en los servicios, Zico observaba de vez en cuando el decaimiento de Yoongi. Sin poder aguantar más aquella situación, se disculpó con la chica que bailaba para luego dirigirse a este mismo.