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Hoseok siempre fue algo ingenuo.

Comenzando al pensar que podría ser él mismo con unos padres como los suyos, quienes desde un inicio le inculcaron valores que no admitían la inmoralidad ni el libertinaje. Lo que según ellos, era todo lo que te sacaba de la norma impuesta por esta sociedad.

Y para un niño que solo deseaba ser querido y aceptado, no tuvo más remedio que esconder lo que iba descubriendo, con horror, que sentía con el pasar del tiempo. Porque no, no podía ser real, él no era eso que su familia tanto repudia.

Sin embargo, cuando vio el rostro adormilado de un muchacho de tez demasiado pálida y de características que eran parecidas a la de un gato desde la parte delantera de lo que sería su salón de clases en esa secundaria, por primera vez en su vida pensó que no era tan malo sentir diferente.

Y por más que se lo negara, su pecho revoloteaba cada vez que compartía una sonrisa con él.

Fue peor cuando se volvieron amigos, siendo demasiado evidente para algunos en la escuela que su acercamiento no era el mismo que mantenía con Namjoon, quien completaba el trío que habían formado de manera inconsciente al ir juntos de un lado a otro.

Hoseok intentaba retenerlo, claro que lo hacía ante las risas e inocentes abrazos que se daban, pero había algo ahí, una chispa que parecía ser incentivada por el otro cuando estaban a solas y sus sentimientos hablaban por ellos mismos.

Estallando por completo en una llama de fuego cuando se declaró y fue correspondido.

Min Yoongi rápidamente se convirtió en todo lo que siempre había anhelado, permitiéndose soñar en cómo sería su futura boda al cumplir 2 años juntos.

Hoseok estaba en su burbuja, lo sabía porque sus padres ni el país entero lo aceptaría. Pero mientras permaneciera en los brazos de su novio, transmitiéndole una felicidad y comprensión que alguna vez creyó extinta, él estaría bien.

Y lo siguió pensando incluso al ser atrapado por su madre y recibir una tremenda golpiza de su parte cuando ella amablemente había retirado a Yoongi de su casa. Porque la señora Jung no era estúpida, estaba al tanto de las andanzas de su hijo, pero debía ser cauta o esto llegaría a oídos de su esposo y eso sí que sería un problema.

Sin embargo, la lección no parecía llegar a Hoseok, aprendiendo solo a ocultar mejor las marcas de los golpes cuando hacía el amor con Yoongi y entre lágrimas que soltaba en plena madrugada, prometía que su futuro sería distinto y hermoso.

Ahí fue donde su ingenuidad empezó a decaer.

Porque jamás olvidaría que en un violento noviembre su felicidad sería arrancada de raíz, apartándolo de su lado antes de que fuera espectador de la masacre que su propio padre haría contra él, acabando hospitalizado de emergencia en una clínica de Estados Unidos.

Aun así, su esperanza no disminuyó.

Se recuperaría, ahorraría lo suficiente a espaldas de sus padres y viajaría de nuevo hacia Yoongi, a recuperar «las estrellas de su noche y el sol de sus días».

Al contemplarlo en el presente desde la lejana banca del parque que había sido el lugar que había visto nacer su relación, Hoseok quiere llorar por lo ingenuo que todavía sería si no se hubiera enterado que ese mes no solo lo había marcado a él.

Y de una manera imperdonable.

—Yoongi... —dice en un hilo de voz al estar frente suyo, reprimiendo las ganas que tuvo de arrodillarse y pedirle perdón hasta quedarse sin nada dentro.

—Hoseok. —Yoongi se centró en él con una mirada carente de expresión—. Ya era tiempo de hablar, ¿no?

Hoseok tensa sus labios, teniendo la misma sensación en su estómago que cuando su primo le avisó del pedido que había hecho el mismo Yoongi a través de Namjoon.

Enamorado del mejor amigo de mi hermano [EMAH] | yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora