➳ 𝐄𝐱𝐭𝐫𝐚 𝟐. 𝐍𝐚𝐯𝐢𝐝𝐚𝐝. ❅

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-24 de diciembre de 2019.

Navidad, Navidad, dulce navidad...

Esa melodía que sonaba a mi alrededor, sumada al olor de las galletas de jengibre y tarta de manzana recién preparados en la tienda de la esquina y la brisa suave que pasaba por mi lado, obligándome a cubrir mejor mi cuello con mi bufanda, eran las cosas que me hacían sentir realmente bien.

Todos los escaparates de las tiendas, así como las fachadas de las casas y los centros comerciales por los que pasaba, se encontraban repletos de luces y decoraciones navideñas. Y no fui consciente de la sonrisa en mi rostro, hasta que estaba parada en medio de la calle, esperando delante de un gran árbol navideño que solía adornar anualmente la entrada de una de las casas de la ciudad hasta hacía unos pocos años atrás.

—¿Tanto lo has echado de menos? —preguntó la voz proveniente de la persona que apareció a mi lado.

—Nah, solo se me hace raro verlo aquí de nuevo —respondí, sonriendo.

—Si íbamos a pasar la Navidad aquí, no podía faltar. —Berny se encogió de hombros y me abrazó de lado, pasando su brazo por detrás de mis hombros, mientras los dos obsevabamos las luces de colores parpadeantes, que adornaban el árbol.

—Veo que ni si quiera me habéis esperado para el momento nostalgia. ¡Que poca vergüenza, de verdad! —Melody vaciló, cuando apareció a mi otro lado. Berny y yo nos reímos.

—Deja de quejarte, Mel. Ya hemos vivido demasiados momentos nostálgicos estos días. —Berny le reprochó.

Lo cierto es que Berny llevaba unas dos semanas en la ciudad.

Sus abuelos echaban de menos pasar las fiestas con toda su familia y eso los incluía a ellos. Y al parecer, después de pasar unas cuantas navidades —según él mismo nos dijo— un tanto solitarias, en un estado diferente, sus padres y él habían decidido que lo mejor ese año, (así como los siguientes en venir) sería pasar Navidad de nuevo en Atlanta, con toda su familia.

Así como con los amigos, por supuesto.

—¡Tú el que más! —Melody se quejó—. Y no estoy hablando de momentos nostálgicos nuestros del pasado. Más bien de lo pesado que has sido estos días, repitiendo una y otra vez lo mucho que echas de menos a tu perfecta novia arkansina, licenciada en matemáticas en la universidad de Santa Mónica.

Yo no pude evitar reír, porque a riesgo de empezar una pelea entre estos dos, Melody llevaba toda la razón. Un poco más y Berny casi nos cuenta toda la biografía de la chica, a la que por cierto, nos presentó por vídeo-llamada, el segundo día después de llegar.

—¡Melody Kells, tú no eres la más indicada para hablar! Lo que me extraña es que estés aquí con nosotros, en lugar de con tu querido Kevin en una iglesia, rezando por vuestros pecados. —Berny atacó y yo volví a reír.

—¡Oh vamos, Sam! ¿Vas a permitir que se ría de mi de esa manera? —Melody se giró para preguntar, cuando se encontró con que ni si quiera yo misma había sido capaz de aguantar la risa, pero ellos habían estado tan absortos peleándose, que no lo había notado antes.

—Déjalo, es inútil, Melody. Sam nunca se posicionará del lado de uno de los dos.

—En eso tienes razón. —Asentí, señalándole con mi índice—. Además, para que dejéis de pelearos, creo que lo mejor será ponernos en marcha. Hoy es Nochebuena y mañana Navidad, y que yo sepa, todavía nos quedan unos cuantos regalos por comprar.

—Toda la razón —dijo Melody—. Deberíamos acabar con eso cuanto antes.

Los tres comenzamos a caminar por la cera, con las manos en los bolsillos de nuestros chaquetones, cuando Berny no tardó mucho en volver ha hablar.

HOPEFULLY  [COMPLETA Y EDITADA] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora