60. La fiesta de pijamas 3.0

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Bajé del avión mareada y con un poco de dolor de cabeza.

El vuelo no fue como el último, en el que tuve un sueño profundo, hasta que el avión comenzó a hacer movimientos de aterrizaje. En esta ocasión, aunque no lo pasé del todo mal, tampoco se podría decir que dormí de maravilla.

—¿Estás bien? —preguntó Ian, tomando mi mano.

—Estoy bien, solo necesito tomar un poco el aire.

Estaba segura de que, en el momento que pudiera respirar algo de aire fresco, se me pasaría el mareo y el malestar.

Entonces, el sonido de una voz que reconocí al instante, se hizo presente por todo el lugar a la salida del aeropuerto. El pelo rojo de Nelly brillaba delante de nosotros, mientras su mano se movía de un lado a otro en señal de saludo y una sonrisa se extendía en sus labios.

Nos acercamos a donde ella estaba, junto al coche aparcado de nuestros padres, pero ellos no estaban por ninguna parte.

—¿Dónde están mamá y papá? —pregunté, extrañada.

—No están, pero me han dejado a mí venir a recogeros. —Yo alcé una ceja, porque eso era de todo, menos posible. Nelly rodó los ojos—. ¿No me vas a saludar si quiera, después de haber estado una semana sin tener que aguantarme?

Yo me reí. 

—Lo siento. —La abracé y ella me apretó fuerte, levantando un poco mis pies del suelo.

—Ian, cuñado, ¿cómo ha ido el viaje de vuelta? —Ella le puso el puño en señal de saludo e Ian lo chocó con el suyo.

—Un poco cansado, pero bien. —Él sonrió.

—¿Estáis muy cansados? —Nelly preguntó, torciendo los labios, con cara preocupada.

—Sí, supongo que es normal, ¿no? —Me llevé una mano a la boca para bostezar—. Los viajes suelen ser cansados.

Si algo tenía claro, era que tenía unas ganas locas de llegar a casa y meterme en la cama.

—Pues entonces tenemos un problema.

Ian y yo intercambiamos una mirada extrañada.

—¿Qué problema? —preguntó él.

—Esta noche es la fiesta de pijamas que ha organizado Erin.

—¿Cómo? —pregunté, riendo de forma irónica—. ¿Esta noche? ¿Pero no es muy precipitado?

Nelly negó con la cabeza. 

—Precipitado sería hacerlo la semana que viene que empiezan las clases, Sammy. Esto es solo... El broche final del verano.

Yo suspiré, llevándome ambas manos a la cara. Pero ella tenía razón. Erin llevaba unas semanas planificando la fiesta de pijamas de final de verano y a finales de la semana siguiente, comenzaban las clases. Estuviera lo cansada que estuviera, esa noche tenía que ser de celebración.

—Creo que deberíamos tomarnos un par de cafés —comentó Ian.

—Agh, café, que asco —contestó Nelly, poniendo cara de asco.

—¡Nena! —Escuché la voz de mamá detrás de mí y cuando me giré, me encontré con mis padres, saliendo del aeropuerto—. ¿Dónde os habíais metido?

—Te había dicho que iban a salir ya, mamá. —Nelly negó con la cabeza, rodando los ojos, mientras se cruzaba de brazos y apoyaba su espalda en el coche.

—Deberíamos haberle hecho caso a la niña, Megan —dijo papá—. Era lógico que no nos dejarían entrar en la sala de embarque.

—Pues lo hemos hecho —respondió mamá, con tono enfadado.

HOPEFULLY  [COMPLETA Y EDITADA] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora