17. El día del cumpleaños.

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El sonido de la alarma me despertó de un profundo sueño. Y lo primero que encontré al bajar la barra de notificaciones del teléfono fueron montones de mensaje de felicitación.

«¡Feliz cumpleaños a la mejor amiga que me ha regalado la vida!» —comenzaba diciendo el mensaje de Melody—. «Amiga, compañera y consejera. Te quiero mucho, Sam. Ya sabes que tienes mi regalo junto a mil abrazos esperándote cuando vuelva».

El mensaje de Melody ya me había alegrado el día y todavía ni me había levantado de la cama. Le contesté con una gran sonrisa en mi rostro y una pequeña lágrima de emoción resbalando por la mejilla. Luego pasé a contestar el resto de los mensajes que bombardearon mi teléfono y cuando acabé, comencé a prepararme para bajar a desayunar.

—¡Ahí está la cumpleañera! —Escuché gritar a Nelly—. ¡Felicidades, Sammy!

Vino corriendo y me abrazó tan fuerte que casi caemos a través del respaldo del sofá.

—Gracias, Nelly. —Sonreí, ampliamente.

—Y dime, ¿es extraño estar cada vez más cerca de la edad legal para comprar armas y alcohol?

—Por supuesto. —Me reí—. Oye, ¿vamos a comer algo? Me muero de hambre.

—Claro, va...

—¡Cumpleaños feliz, nena! —Mamá apareció detrás de mí con un pastel de chocolate recubierto con más chocolate y pepitas de chocolate.

Aquí está el motivo por el que adoro que llegue mi cumpleaños.

—¡Feliz cumpleaños a nuestra enana número uno! —exclamó papá apareciendo justo detrás de mamá y escondiendo algo tras su espalda.

—Oh, Patrick, ya no podemos llamarlas así. —Mamá rio.

—Megan, para nosotros siempre serán dos enanas. —respondió él.

—Muchísimas gracias a los dos. —No podía hacer desaparecer la tonta sonrisa de mi cara—. ¿Podemos probar ya el pastel? —Tenía la boca hecha agua. El chocolate es mi perdición y el pastel de mamá se superaba cada año.

—Espera un momento. — Papá nos paró los pies a Nelly y a mí (que ya íbamos directas a la cocina). Y acto seguido sacó el sobre que escondía tras su espalda—. Este es nuestro regalo de cumpleaños, Sam.

Extrañada, agarré el sobre de color rosa y cuando lo abrí, me encontré con algo que aceleró mi corazón por la sorpresa, pero sobre todo, por la emoción.

—¿Dos billetes de avión para viajar a Europa? ¡No me lo puedo creer! ¡Muchísimas gracias! —Los abracé a ambos a la vez.

—Siempre te ha gustado Europa, y sabemos que el viaje que hiciste a Irlanda con el colegio hace unos años no fue tan largo como te hubiera gustado. Por eso aquí tienes dos billetes para viajar a finales de verano al país europeo que más te guste. Puedes ir con quien quieras. Con Nelly, Melody o con tu... —Papá carraspeó con la garganta antes de continuar —. Con tu... novio.

¿Cómo? ¿Desde cuándo saben ellos...?

Nelly...

Tenía que haber sido ella. No podía ser de otra manera. Por lo que no pude evitar dirigirle una mirada de entre enfado y confusión a la que ella me respondió apartando la suya rápidamente, delatándose.

Pero no quería enfadarme en un día como ese, por el contrario, decidí centrarme en lo más importante y es que ¡me iba de viaje a Europa finales de verano! Y tenía que decírselo a Melody cuanto antes.

Tras desayunar todos juntos como una familia en una mañana tranquila de celebración de cumpleaños, llegó la hora de que cada uno tomara rumbo a sus respectivos trabajos. Y cuando Nelly y yo estábamos a punto de llegar a HOPEFULLY, un silbido llamó nuestra atención haciendo que nos giráramos.

HOPEFULLY  [COMPLETA Y EDITADA] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora