41. Besos de película.

54 13 0
                                    

SAM.

Bostecé, llevándome una mano a la boca. Tenía los ojos entrecerrados y mis brazos apoyados sobre la mesa, con la cabeza apoyada sobre un puño. Ian estaba delante de mí, de pie frente a la encimera de la cocina, echándole cubitos de hielo al chocolate caliente para después cubrir los vasos con nata y decorarlos con nubes.

—¿Ian? —llamó una voz suave, desde fuera de la cocina—. ¿Sam? ¿Estáis ahí?

—¡Mierda! —exclamé en un susurro—. Tu hermano está aquí y yo ando en bragas. —Rodé los ojos y metí las piernas aún más debajo de la mesa.

Ian se rió. 

—Tranquila, Liam no es ningún pervertido.

—¿Y eso que tendrá que ver? —No pude evitar reír también.

En ese momento la vergüenza se apoderó de mí y me arrepentí de no haberme vuelto a poner mi vestido, porque era obvio que tanto Liam como sus padres tendrían que acabar volviendo en algún momento y yo andaba así como si estuviera en mi propia casa. Pero en mi defensa, diré que Ian quería que me quedara a dormir y para eso, con una camiseta suya era suficiente. Y no contaba con que rato después cargaría conmigo escaleras abajo.

—Estáis aquí. —Liam asomó su cabeza por la puerta de la cocina para después entrar.

—¿Dónde sino? —preguntó Ian, mirando a su hermano—. ¿Cuándo has llegado? 

—Hace unos cinco minutos —contestó, pensativo—. Al ver apagada la luz de tu habitación, he dado por hecho que no estabais aquí y he ido a cambiarme. He bajado ahora, al escucharos hablar.

—Oye, pero, ¿qué hora se supone que es? —pregunté, para después mirar la hora del reloj de la cocina—. Creo que he perdido totalmente la noción del tiempo —dije, al darme cuenta de la hora que señalaba el reloj. Las 5:35.

—No, no es tan tarde —dijo Liam, sentándose a mi lado en la mesa de la cocina—. A penas son las 3:20 de la madrugada. 

—Ese reloj lleva meses parado —explicó Ian—. Aunque ahora que caigo, yo sí que he perdido la noción del tiempo. Le dije a Eric que le avisaría cuando te encontrara y se me olvidó totalmente.

—¿Cuándo me encontraras? —Fruncí el ceño—. ¿En qué momento me he perdido?

—Cuando saliste huyendo de Eric. —aclaró Liam—. Pero no os preocupéis, Eric ha bebido un poco e iba a su bola. Dudo que se acuerde de haberte dicho que le avisaras. De todas formas, cuando no avisaste, dimos por hecho que los dos estabais bien, porque, si hubiera pasado algo malo, sí habrías avisado.

—Creo que no estoy entendiendo nada... ¿Por qué se suponía que iba a pasar algo malo?

—Tu móvil estaba sin batería, ¿no? —preguntó Ian. Yo asentí—. También se me ha olvidado dejarte un cargador —siseó, frustrado.

—¿Pero cómo sabes que me había quedado sin batería?

No recordaba habérselo dicho, pero Ian terminó de aclararlo todo. 

—Eric nos dijo que te quedaste sin batería antes de irte. Luego Nelly empezó a especular que podía pasarte cualquier cosa y andar incomunicada y, la verdad, yo al menos me acojoné muchísimo.

Suponía que eso lo explicaba todo.

Se les había complicado tanto la noche por mi culpa...

—Enano, dos cosas. —Ian llamó la atención de su hermano, después de dejar un chocolate, ahora helado, delante de mí—. Lo primero es preguntarte si quieres uno de estos, antes de que se me quiten las ganas de preparar otro. Y lo segundo es... ¿No se suponía que os quedabais Nelly y tú a dormir en casa de Erin, Eric y Ax?

HOPEFULLY  [COMPLETA Y EDITADA] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora