5. Primer día oficial.

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Era lunes por la mañana y oficialmente empezaba mi primera semana de trabajo en HOPEFULLY. Pero media hora antes de entrar a trabajar, Nelly y yo nos sentamos a desayunar en una cafetería situada a unos pocos pasos de la tienda.

—¡Que asqueroso está esto! —Nelly puso cara de asco, después de probar el café que acababan de servirle.

—Lo que yo no entiendo —dije riendo— es como puedes seguir pidiendo café, si no te gusta.

Yo le di un sorbo a mi batido.

—Es que, si no lo tomo, no soy capaz de mantenerme del todo despierta. Además, si mamá se acostumbró a tomarlo y ahora no puede vivir sin él, yo también seré capaz de acostumbrarme.

—Mamá es mamá. Tú eres tú. Y no tiene por qué pasarte lo mismo. A lo mejor de tanto tomarlo incluso lo acabas aborreciendo más aún.

Es un hecho que, forzar las cosas nunca es algo que acabe saliendo bien.

—Claro, como tú te mantienes despierta (a pesar de haber dormido poco) no me entiendes. Pero, eso no es lo importante ahora... ¿Sabes? Me he fijado en algunas cosas este fin de semana de las que no me has hablado. —Ella me miraba fijamente, con una sonrisa perversa en su rostro y la pequeña taza de café en su mano.

—¿Qué tipo de cosas? —Me hice la loca. Por alguna extraña razón, estaba tratando de evitar aquella conversación. Puede que me diera vergüenza reconocer que me costaba creer que fuera cierto que yo le gustaba a Eric—. No sé a qué te refieres.

—Vamos, no soy estúpida. Vi como Eric se sentó ayer a tu lado en la colchoneta, mientras Axel y yo cantábamos My heart will go on. —Ella estaba realmente intrigada y su tono de voz no lo disimulaba—. ¿Habéis hablado de algo?

Me mordí el labio, mientras pensaba que contestar. Pero al final, opté por no ocultarle nada. Nelly y yo no teníamos secretos.

—Digamos que sí.

—¿Qué? ¿De qué? ¿Por qué no me lo has contado? —Nelly dio una palmada con sus manos sobre la mesa, mirándome fijamente y esperando una respuesta. Pero antes de que yo pudiera darle una, Eric apareció a nuestro lado.

—Que aproveche el desayuno, princesas.

Eric nos guiñó un ojo y se paró al lado de nuestra mesa.

—Ojalá ser una princesa, pero no es el caso, querido —sonrió Nelly.

—¿Cómo qué no? Con ese pelo rojo, podrías ser perfectamente la princesa Ariel —añadió él.

—Al parecer tengo a Ariel y Eric delante de mí... ¡Menuda casualidad! —dije, riendo—. ¿Cómo no me había fijado antes? —pregunté, bebiendo de mi batido.

Me fijé en que Eric tenía sus ojos sobre mí. Y eso de algún modo consiguió ponerme nerviosa, por lo que aparte la mirada de él con rapidez.

Menos mal que Nelly habló, desviando su atención hacia ella.

—¿Dónde vas? ¿No se supone que empezamos a trabajar en un rato?

—Voy a comprar unos medicamentos en la farmacia. —Señaló la farmacia que había a unos pocos metros de la cafetería—. Erin está fatal del estómago. Anoche bebió demasiado y se ha quedado en casa, descansando. Pero mi padre no sabe el verdadero motivo por el que está enferma. Le hemos dicho que comió demasiada empanada.

—Vaya, pobre Erin —murmuré—. Espero que luego se encuentre mejor.

—En fin, tal vez cuando descanse se sienta como una rosa —bromeó y se encogió de hombros—. Voy a la farmacia. Ahora nos vemos.

HOPEFULLY  [COMPLETA Y EDITADA] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora