La semana pasó tan rápido, que cuando me quise dar cuenta, ya era viernes por la tarde y nos estábamos dirigiendo de nuevo a aquel extraño pero interesante lugar en mitad del monte: La hermana.
—¿Falta mucho para llegar? —Nelly preguntó con una mano en la cabeza y los ojos cerrados.
—No tengo ni idea... —contestó Ian, mientras conducía—. Jamás había pasado antes por aquí.
Él simplemente se estaba dedicando a seguir el coche de Eric, que iba delante de nosotros.
—Creo que me estoy mareando... —murmuró Nelly, extrañándome, porque ella no es de las que se mareaban en viajes en coche, ni en viajes en general. Así que, tal vez se debía a la cantidad de baches por los que tuvimos que pasar.
—Puedes abrir la ventana para que te de el aire —le dijo Ian.
—Ya sabes que hacer si te dan ganas de vomitar... —avisé, con cara de asco.
—Cállate, ni lo menciones —respondió ella, sacando la cabeza por la ventana.
Pasó un rato en el que todos estuvimos en silencio.
Ian estaba concentrado en no despistarse y acabar desviándose por otro camino que no fuera el que seguía Eric. Nelly aún tenía la cabeza fuera de la ventana y Liam estaba melancólico, echando de menos a Bell y viendo en su teléfono las mil fotos que le hizo esos días.
El día anterior a ese, no fue muy diferente al resto de la semana.
Sky jugando por toda la casa y mordiéndole los tobillos a Nelly cuando la veía bajar corriendo las escaleras, Ian volviendo a darme «clases de introducción a la conducción» y estudiando para sus exámenes...
La noche pasada, incluso fuimos a dar una vuelta en su coche por la ciudad, mientras él me explicaba cada movimiento que hacía al conducir. Hasta que los dos nos dimos cuenta de lo cansados que estábamos de aquel día y acabamos charlando sentados en un parque, disfrutando del frescor de la noche.
—Creo que estamos llegando —dijo Liam—. Esta parte me suena de cuando vinimos el otro día.
Yo miré por la ventana, pero aunque me sonaba haber pasado por allí, no estaba segura de si quedaba poco para llegar.
—Ni idea, mi memoria es defectuosa a veces, y más para recordar caminos largos...
El coche de Eric giró en una curva, momento en el que Ian se puso nervioso al perderlo de vista, pero en cuanto el giró también, nos encontramos de frente con aquel lugar.
—Creo que hemos llegado —dijo Ian, riendo por la sorpresa—. Al final el enano tenía razón.
Cuando entramos allí, Vanessa, la chica de la última vez, nos recibió sonriente y de forma alegre. Al parecer ya nos estaba esperando.
Bueno tal vez, no a todos nosotros.
—¡Que alegría teneros aquí de nuevo! —dijo ella, sonriente, mirando a Eric, quien le devolvió la sonrisa—. Vamos dentro, os apunto y os doy las llaves de las habitaciones.
Entramos a través del restaurante, donde estuvimos merendando y cenando la última vez. Aquella vez había más gente y el sitio estaba mucho más animado. Vanessa se colocó detrás del mostrador y se acercó a un libreta grande llena de escrituras.
—Como me dijisteis que serían cuatro habitaciones, os he podido reservar la uno, la dos, la siete y la once. Ahora solo tengo que anotar quien irá en cada una. Para eso necesito nombres y registros de identidad.
—Yo quiero la primera —contestó Eric—. Me gusta el número uno —dijo, de forma seductora y puso su carnet sobre el mostrador.
Vanessa sonrió y lo tomó para ir anotando en la libreta.
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HOPEFULLY [COMPLETA Y EDITADA] ✓
RomanceSamantha Watson siempre tuvo muy claro lo que quería. Estudiar psicología en la Universidad de Atlanta, tener a sus amigos de siempre y mantener su vida tranquila. ¿Pero, que pasará, cuando toda esa tranquilidad desaparezca? Antes de comenzar su pr...