2. Planes improvisados.

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Al acabar la segunda jornada del día, fuimos a tomar una granizada en la heladería de al lado, tal y como Nick me había comentado que hicieron el día anterior.

En general el día fue mejor de lo que esperaba. Erin y yo estuvimos poniéndonos al día de cómo nos fue la vida los últimos años y aunque a diferencia de mí, que no tenía mucho interesante que contar, ella parecía tener demasiado.

Al salir de la heladería, Nick me dijo que no me preocupara por tener que volver sola a casa a esas horas, ya que ellos no tenían problema en llevarme en coche. Y aunque fue algo que agradecí, al principio me sentí un poco incómoda al pensar que tendría que ir en el coche con Eric y Axel, ya que, en lo que iba de día, no había hablado nada con ellos. Pero saber que estaría Erin, me ayudaba a no darle muchas vueltas.

Mientras tomábamos los helados de camino a los aparcamientos, Erin y yo nos reíamos de Ian, que en un momento que intentó hacer una tontería, se le cayó su helado al suelo y tuvo que volver a comprarse otro. Rato después, por detrás se acercaba un muy disimulado Axel, el cual, aunque sin mala intención, acabó dándome un pequeño susto.

—¡Hola! —exclamó, riendo tímidamente y haciéndome dar un brinco—. ¿Qué tal, Sam? ¡Cuánto tiempo!

«¡Maldita sea, que susto me has dado!», —pensé para mis adentros, pero no lo dije porque él ya lo había notado por mi reacción.

—¡Hey, Axel! —Le devolví una sonrisa un tanto tímida—. Sí, la verdad es que han pasado unos cuantos años.

¿No os pasa que, hay personas con las que cuesta más y personas con la que cuesta menos entablar una conversación? Porque a mí es algo que me pasa siempre. Ya sea por la forma de ser de cada persona, si son más abiertos o no. Aunque también me tengo que basar en si realmente están interesados en hablar conmigo porque quieren o por puro interés, como me pasó con alguna gente en la secundaria.

Aunque por suerte, con ellos no había tenido problema. Fueron tan agradables desde el primer momento que no costó nada entablar conversación con ellos. Al menos, con los que había tenido la oportunidad de hablar hasta ese momento.

—¿Y qué tal? —preguntó—. ¿Dónde has estado metida estos años?

—Todo lo que te pueda contar te va a parecer aburrido, créeme.

—No importa. He escuchado muchas cosas aburridas, en serio. Nada más hace falta escuchar hablar a mi hermana de su vida amorosa. —Axel comenzó a reírse, hasta que notó la mirada fulminante de Erin sobre él.

—Pues a mí me ha parecido bastante interesante —confesé—. Y no lo digo porque tú estés delante —dije, mirando a Erin—. En serio, ojalá yo hubiera tenido tanta vida amorosa como tú.

—Todavía estás a tiempo, querida. Eso sí, ojalá no aparezcan en tu vida tantos idiotas como en la mía... —Se echó una mano a la cara de forma dramática.

—No sé quién querría tener la vida amorosa de Erin —añadió Ian—. Debe ser estresante.

—¡Lo es! Pero bueno, dejemos de hablar de mí.

—Sí, Sam, cuéntanos que hay de ti. —Axel realmente estaba interesado.

—No mucho, en serio. Mi vida es aburrida.

Era la verdad. Ojalá yo hubiera tenido algo interesante que contarles. Realmente me gustaba hablar con ellos.

—Puede que eso sea fácil de solucionar —Erin mencionó, pensativa.

—¿A qué te refieres? —pregunté, intrigada.

—Mañana es sábado. ¿Tienes algo que hacer?

—No, la verdad. —Negué con la cabeza.

HOPEFULLY  [COMPLETA Y EDITADA] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora