27. Excursión a la biblioteca.

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IAN.

Una semana tranquila, era lo único que pedía; sin dramas, ni tragedias. Y gracias al cielo, que me la había concedido.

Después de lo de Esther, ya había tenido suficiente...

Maldita la hora en la que se cruzó en mi camino.

Un año después y con una maldita aparición de tan solo cinco minutos, había conseguido volver a hacerme daño pero, esta vez, a través de Sam.

Mi madre solía decir que «agua pasada no mueve molinos» y que razón tenía. 

Así que, dejando de lado el pasado... Estábamos a viernes. Después de una semana de trabajo intenso, por fin había llegado el fin de semana y no era un fin de semana cualquiera. La lluvia de estrellas estaba básicamente sobre nuestras cabezas desde hacía un par de semanas y estábamos empezando a preparar algunas cosas para irnos el domingo a la casa del monte. Los días once, doce y trece de agosto, (domingo, lunes y martes), era cuando las Perseidas tendrían su mayor foco de actividad y nuestra familia ya estaba preparada para ello. Eran tres días familiares, de relajación absoluta, sin el típico estrés que suelen traer la ciudad, el trabajo y los problemas generales del día a día.

Además, Sam y Liam habían tenido un «plan genial» (o al menos así lo llamaban ellos), para que nuestros padres volvieran. O, por menos, para que volvieran a llevarse bien.

Su plan era simple, consistía en prepararles una cena romántica y conseguir liar a todos los demás para que salieran esa noche de la casa del monte a una hora específica. Así, mamá y papá se quedarían los dos solos, mientras los demás disfrutaban del cielo nocturno, o lo que sea que les diera la gana de hacer en el monte por la noche.


—¿Ese es vuestro plan? —pregunté, entre risas.

—¡Plan genial! —Me corrigió Sam.

—¿Qué esperabas? —contestó Liam, rebatiendo mi pregunta con otra—. Esto es la vida real, no una película.

—A ver, no es que yo crea que no va a funcionar. —Quería confiar, pero en el fondo no las tenía todas conmigo, porque sabía que no es nada fácil que dos personas recuperaren la confianza perdida—. Es que, no sé si será fácil que en uno de los tres o cuatro días que estemos allí, de la casualidad de que absolutamente todos estén fuera una noche.

—No necesitamos la noche entera, solo el momento de la encerrona.

—Exacto. —Sam le dio la razón a mi hermano. Había veces que me daba miedo que esos dos se llevaran tan bien y estuvieran tan de acuerdo—. Nosotros preparamos la cena, convencemos a Erin, Eric y Axel para que salgan y nos las ingeniamos para que vuestros tíos se vayan también, para que así vuestros padres se queden a solas.

—Oído así, no suena tan fácil... —Liam dudó—. ¿No es demasiada gente a la que manipular?

—Somos tres, podemos dividirnos. —pensé.

—Y con vuestros primos, no creo que haya problema. Ellos nos pueden ayudar.

—Vale, vale. —Liam volvió a hablar—. Ya lo veo todo claro de nuevo. Retomamos misión.

—Chicos, no os preocupéis, al final nos las ingeniaremos para que salga todo bien. Confiad en el proceso.

—Eso espero. —Suspiré.

—Ya somos dos. —Liam levantó la mano y Sam lo secundó.

—Tres. 

HOPEFULLY  [COMPLETA Y EDITADA] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora