CAPÍTULO 142 - MI NÚMERO UNO

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—¿Mamá?

Shoto estaba petrificado ante la presencia de la mujer, sus ojos y boca temblaban al mismo tiempo que sus piernas, a tal punto que tuvo que sujetarse en la pared.

—Hola, Shoto.

Rei miró a su hijo con ternura y una gran sonrisa y se dispuso a entrar en la casa. Hawks, que estaba en medio se apartó para que la mujer pudiese pasar, quedándose también estupefacto ante su presencia, ¿no se supone que estaba internada?, pensó el héroe, pero recordó las palabras de Endeavor, que la mujer, desde hacía tiempo estaba en ese hospital por voluntad propia y que podía salir cuando ella quisiese.

Dedicándole una leve sonrisa a Hawks y haciéndole una pequeña reverencia con la cabeza, acabó adentrándose en la casa y fue directa hacia donde estaba su hijo para envolverlo en sus brazos, acto que el chico tomó de improviso y se tensó, pero al sentir el calor de ese abrazó, el mismo lo devolvió, formando una estampa muy tierna.

El héroe número dos cerró la puerta y se quedó en la entrada contemplando a madre e hijo abrazándose, sintiéndose algo incomodo, no supo la razón exacta.

Cuando Rei se separó de Shoto, se volteó para mirar a Hawks.

—Hola, ¿tu debes ser Hawks, no?

—Si...

—Enji me ha hablado mucho de ti —dijo la peliblanca con una sonrisa.

—¿Q-qué...?

El héroe número dos se ruborizó con esas palabras, sin saber bien lo que pensar.

—También te he visto por la televisión. Siento mucho lo que les pasó a tus alas, eran muy hermosas.

—Gracias.

El día fue pasando, cuando Natsuo llegó de la universidad y se encontró a su madre casi llora de la emoción y Fuyumi corrió a sus brazos nada mas la vio al entrar. Así la mujer y sus tres hijos pasaron gran parte de la tarde hablando alrededor de la mesa, mientras Hawks, algo apartado intentaba no molestar, pues en ese momento empezaba a sentirse un intruso.

Aunque era cierto que los mas jóvenes de la familia hacían todo por mantenerlo allí, lo incluían en la conversación, hablaban con él; Rei también lo hacía, pero era incapaz de sentirse plenamente cómodo en ese sitio, por lo que se disculpó y los dejó solos.

Caminó hacia la habitación de invitados, donde se encerró y se sentó en el suelo, agarrando su muñeco de Endeavor, el cual estrechó en sus brazos.




—¿Por qué no puedo?

—Todavía estas convaleciente, Bakugo —le decía de forma sería Aizawa.

—Pero tengo que ir, él sabe donde esta Deku.

—He dicho que no, Bakugo, no volverás a salir en un tiempo y menos solo.

El profesor tras eso, se dispuso a salir de la enfermería, dejando a Bakugo desencajado en la cama. Y al estar al borde de salir, oyó pasos detrás de él y al voltearse pudo contemplar con asombro a Bakugo de rodillas agarrándole de la ropa.

—Por favor... déjeme ir a verlo... haré lo que sea, atenderé más en clase, no molestaré a los demás compañeros, aprobaré todo, pero por favor... déjeme ir —las lágrimas empezaban a resbalar por la mejilla del rubio.

El pelinegro lo miraba algo perplejo y sorprendido, ya que era la primera vez que veía así a Bakugo, tan vulnerable, suplicando como si su vida dependiese de ello. Aizawa se llevó la mano a su ojo ausente, tocando el parche, acordándose de Yamada, Shirakumo... el dolor que produce una perdida, el dolor de querer proteger a alguien y no ser capaz.

Explosión Verde (BakuDeku) (Katsuki Bakugo x Izuku Midoriya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora