DAVID
La ansiedad quiso darme tregua durante los siguientes días al comprobar que, efectivamente, mi padre seguía sin enterarse de mi reconciliación con el piano. Las suposiciones de Scarlett se cumplían, algo que no dejaba de sorprenderme debido a la popularidad que el vídeo seguía adquiriendo. El Pianista Silencioso se había convertido en uno de los temas más comentados de las redes sociales y eso, lejos de asustarme, me motivaba a acudir a la sala de música con frecuencia para revivir el momento sobre las teclas, una y otra vez.
Tino y Román sí lograron reconocerme y no dudaron en venir a buscarme para salir juntos a celebrarlo. Los amigos de verdad son aquellos que celebran tus victorias tanto (o más) que las suyas propias, y ver el orgullo brillando en sus pupilas era un claro indicador de que no podía haber elegido unos compañeros de vida mejores.
Apenas una semana después, sentados en el banco del vestuario esperando a que Quique nos avisase para salir a calentar, Tino me propuso sacar su vieja guitarra del desván para tocar algo juntos.
- Podemos quedar un día e improvisar algo, como cuando éramos pequeños –comentó pasándome un brazo por encima de los hombros-. Nos sentamos en la plaza del pueblo y que Román pase un sombrero. Con la cara de niño que tiene, igual la gente se apiada y le echan un par de monedas.
El aludido le habría dado una colleja si nuestro entrenador no hubiese entrado en ese mismo momento, avisando de que se hacía tarde.
La actitud de mis amigos cambió nada más saltamos al terreno de juego. A simple vista podía parecer un calentamiento normal, pero el equipo tenía un partido muy importante entre manos. Estábamos a punto de disputar la semifinal de la Copa Regional contra uno de los grandes favoritos de la competición. No teníamos opción alguna de ganar la liga, así que teníamos que aferrarnos a la copa si no queríamos terminar la temporada sin ningún título.
Para mí, además, era también un partido importante en el ámbito personal. María iba a venir a verme por primera vez. Sabía al ciento diez por cien que no iba a jugar, pero no podía evitar sentir pequeñas punzadas de nervios acribillándome el estómago. Me moría de ilusión y, al mismo tiempo, de miedo a defraudarla, así que me esforcé por darlo todo durante el calentamiento para, dentro de lo que cabía, poder poner mi granito de arena para que todo saliese a la perfección.
No fue un partido sencillo. Nuestros contrincantes se habían ganado el sobrenombre de favoritos por algo y no parecían dispuestos a hacer excepción alguna con nosotros. Su juego únicamente quedaba ensombrecido por la falta de puntería que parecían tener ese día, dándonos un agridulce respiro al conseguir llegar al descanso con el marcador a ceros.
Quique, que no había dejado de pegar voces desde el pitido inicial, nos dio unos segundos de descanso antes de entrar al vestuario hecho una furia.
- ¿Me podéis explicar qué os está pasando? –rugió-. ¡Nuestro porcentaje de posesión es ridículo, no somos capaces de ganar un triste duelo y estáis aquí, tan tranquilos, como si no estuviesen a punto de meternos el baño de nuestra vida! ¡Espabilad, hostia! No hagáis que me avergüence de llevar en el pecho el mismo escudo que nosotros.
Las caras de todos fueron un poema, pero, al menos, la bronca surtió efecto. Después de un par de cambios, el equipo recuperó competitividad y la dominancia que ellos habían mantenido durante toda la primera parte fue haciéndose cada vez más pequeña.
Con todo, pese a la ligera remontada en cuanto a rendimiento, el partido seguía sin gol. Su portero se había ganado la buena fama a base de hechos y eso no ponía las cosas demasiado fáciles, por lo que debíamos empezar a espabilar si no queríamos que nos sorprendiesen en cualquier momento.
![](https://img.wattpad.com/cover/328747034-288-k730548.jpg)
ESTÁS LEYENDO
El momento perfecto
RomanceDavid Palacios ve tambalear de nuevo su mundo cuando, dos años después de su marcha, se ve obligado a regresar al lugar al que juró que nunca volvería. ... María Gayoso ha nacido para escribir. Sin embargo, una mudanza obligada la capultará a una s...