MARÍA
Querido David:
Hace una semana que te marchaste y sé que prometimos mantenernos en el eje del contacto cero, pero no he podido evitar caer en la tentación de escribirte. Me conoces lo suficientemente bien como para saber cómo funciona mi mente en estas circunstancias: la necesidad de desenredar mi nudo de pensamientos a base de palabras me posee de vez en cuando y me vuelvo esclava de su voluntad. Por eso no he podido controlarme. Por eso y porque tengo algo que decirte.
Ayer terminé de escribir mi novela, esa que empecé siguiendo tu consejo. Me encantaría decirte cómo me siento al respecto, pero la realidad es que no lo sé. Ha sido intenso. Durante toda mi vida, siempre he dicho que no hay lugar donde me sienta más auténtica que sobre la página en blanco y creo que esta historia ha sido la prueba de ello. Siento que, después de este viaje, me conozco a mí misma mucho mejor de lo que creía. Cada reflexión, cada diálogo..., todo está escrito desde los rincones más profundos de mi corazón, porque me he visto obligada a bucear en él para encontrar ese chispazo que da sentido a todo el proceso creativo.
No sé qué hacer con esta parte de mí ahora que se ha materializado en forma de palabras. Mis amigos y mi familia me han animado mucho durante los últimos días para que envíe el manuscrito a alguna editorial. Publicar no me obsesiona. Escribo para mí, porque es lo que más me llena en el mundo y porque no soy capaz de concebir una vida en la que no tenga la posibilidad de vivir tantas otras a través de mis palabras. Sin embargo, sí que es cierto que el simple hecho de imaginar un libro con mi nombre en la estantería de alguna librería me invade de ilusión. He decidido probar suerte y, aunque no llevo expectativa alguna, me gustaría explicarte algunas cosas por si en algún momento el destino decide que vea la luz.
La decisión de ir a buscarte al aeropuerto no fue premeditada. Apenas unas horas antes, acababa de encontrar tu regalo de cumpleaños en el buzón. Es el detalle más bonito que me han hecho en la vida. Cada una de esas canciones tenía ya de por sí un significado especial, pero juntas... éramos nosotros. Era nuestra historia. Supe reconocerla al instante porque yo también había tratado de plasmarla a mi manera, en las páginas de esta novela que con tanto mimo he escrito y cuyo primer borrador te envío en este paquete para que puedas leerlo de primera mano.
Me emociona pensar que ambos hemos tenido la necesidad de dejar grabado lo que hemos vivido a través de lo que más nos apasiona. Por eso he querido combinar nuestras versiones en una única pieza. Cada capítulo de esta historia lleva por título una de tus canciones.
El camino de cada persona es único e independiente, pero nosotros hemos tenido la suerte de poder cruzarnos y compartir un dulce e intenso tramo de viaje. Hemos crecido juntos a cada paso, sosteniéndonos y haciendo de refugio para el otro cuando era necesario.
Mira hasta dónde hemos llegado. Tú has plantado cara a lo que más te atormentaba y vas a entregarte en cuerpo y alma a lo que amas. Yo he aprendido qué es lo que realmente quiero y voy a empezar un nuevo viaje a través del arte de contar historias. Quién nos lo hubiera dicho aquella noche, cuando la casualidad nos hizo chocarnos (literalmente) en nuestro portal.
Te echaré de menos cada día. Confío en que los hilos de la vida vuelvan a entretejer nuestros destinos en algún punto, pero, si no es así, espero que esta novela te sirva como recuerdo de todo lo que una vez logramos construir juntos.
Te quiero, David. De aquí a los rincones más profundos de tu añorada gran ciudad.
Miles de besos picantes de parte de tu eterna amiga guindilla.
M.
ESTÁS LEYENDO
El momento perfecto
RomanceDavid Palacios ve tambalear de nuevo su mundo cuando, dos años después de su marcha, se ve obligado a regresar al lugar al que juró que nunca volvería. ... María Gayoso ha nacido para escribir. Sin embargo, una mudanza obligada la capultará a una s...