63- Alan Mozo

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Narra Alan

Estaba en la cocina preparando un antojo de mi novia embarazada, tortillas de harina con nutella, mantequilla y azúcar, era raramente delicioso.

Escuché detrás de mi unos leves quejidos, volteé rápidamente y vi que era Sophia.

-¿Que haces levantada? Te dije que yo te llevaba esto.- dije rápidamente.

-¡No puedo estar acostada! No puedo estar sentada, no puedo estar de pie, no puedo hacer nada, por esto.- señalo su MUY abultado vientre de nueve meses.

-"Esto" es nuestro hijo mi amor.- dije sonriente, las últimas semanas eran un caos en la casa.

-Pues tu hijo, no deja de aplastarme la vejiga y me hace hacer pipí cada diez minutos.- se recargo en la isla de la cocina.- Ve mis pies, están muy hinchados ¡tienes que verlos! Porque yo ni siquiera me los puedo ver.- señaló sus pies, era cierto, sus pies estaban demasiados hinchados.

Llevábamos tres años de novios, cuando recibimos la sorpresa, de que Sophia estaba embarazada, decidimos mudarnos juntos, había sido bastante difícil, era cierto lo de "nunca terminas de conocer a una persona", a pesar de que nos habíamos quedado aveces juntos, salíamos de vacaciones juntos, el vivir con esa persona todos los días y gran parte del día, era diferente, pero estaba formando una familia con ella, era el amor de mi vida, era muy feliz de estar iniciando varias etapas de mi vida con ella.

Sin embargo, el embarazo había sido difícil, para ambos, al principio tuvo amenazas de aborto, bastantes "achaques" los primeros meses, después llegaron las semanas bonitas del embarazo, se veía aún más hermosa de lo que era, las primeras patadas del bebecito, ir comprando las cosas de ml cuarto, todo bien, también sin contar las veces que teníamos sexo, ya que sus hormonas estaban al tope, disfrute esa parte. Pero las últimas semanas, cuando estamos a cualquier hora de que nazca el bebé, está irritable, con contracciones, antojos raros, asco, mareos, con calor extremo, después frío, triste, enojada, pero bastante, bastante hinchada.

Todo esto el doctor nos había dicho que sería normal, que yo tenía que tener mucha paciencia y estar con ella en todo momento, darle la razón... ya que "mamá Sophi" estaba creando a un ser humano.

Maldito doctor, creo que no era papá.

-Ahorita voy y te pongo gel frío en tus pies.- dije sonriendo.

Ella murmuró algo y se fue, a pesar de cómo estaba de humor, amaba verla con su barriga, tenía un vestido de tirantes, más abajo de la rodilla, un chongo mal hecho y sus pies descalzos, su outfit los últimos días.

Llegue a la habitación y estaba recostada en un sillón, le entregue el plato con las tortillas.

-Gracias amor.- estiró los labios para que le diera un beso.

Me estire hacia ella y la bese, después tomé el gel y me agaché hasta la altura de sus piernas para comenzar a untárselo, debería de estarla matando sus piernas así, todo para que en quince años diga "no me digas nada, es mi vida"

Sonreí al pensar eso.

A las horas, salí de bañarme y vi como Sophia desenredaba su cabello húmedo, tenía un rato de haberse salido de bañar.

-¿Que tanto me ves? Niño raro.- dijo sin dejar de verse en el espejo.

-Que estás hermosa y que te amo.- la abrace por la espalda y le di un beso en la mejilla.

-Lo sé.- dijo sonriente.

Me fui a acostar, a los minutos vi como ella se levantó.

-Ahh.- se quejó levemente tocando su vientre bajo.

Imaginas- One Shots SELECCIÓN MEXICANA.®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora